En las bodas, puede ocurrir que algunos invitados que no confirmaron su asistencia se presenten allí de todos modos. También es probable que otros que sí confirmaron que irían, al final no vayan por el motivo que sea, con las molestias y los costes que eso implica.
No todo el mundo se lo toma bien. La semana pasada comenzó a circular la controvertida historia de Jessica Baker, una mujer de Estados Unidos, que recibió una factura de 75 dólares (unos 70 euros) por no haber asistido a una boda.
Según el canal de televisión KARE 11, su madre se iba a hacer cargo de sus hijos la noche de la boda, pero en el último momento no pudo quedarse con ellos. Los niños no eran bienvenidos en la boda, así que ella y su marido no pudieron ir.
Días después, Baker recibió una factura de 75,90 dólares para cubrir los gastos que les habían ocasionado a los recién casados al no asistir a su boda. La factura incluía los conceptos de banquete e impuestos:
En el recibo se especificaba lo siguiente: “Este precio refleja la cantidad que los novios han pagado por la comida de los que confirmaron su asistencia. Se agradecerían reembolsos, explicaciones por no asistir, tarjetas, llamadas o mensajes”.
La experta en protocolo de bodas Anna Post aclara a la versión estadounidense de The Huffington Post que cobrar a un invitado por no haber asistido “no es correcto” y “es de mala educación”.
“La pareja le da más importancia al dinero implicado que al hecho de no ver a esos invitados en su boda, y eso nunca queda bien”, afirma. “No importa lo frustrado que estés, no es excusa para responder así”.
Los invitados que han confirmado asistencia deberían hacer todos los esfuerzos razonables posibles por acudir, según esta experta, que recuerda que en ocasiones surgen imprevistos y emergencias.
“Los invitados nunca deberían llevar niños a una boda si no se espera que vayan, así que estos invitados no tenían otra opción con tan poca antelación”, asegura Post. “Es una decepción para todos, y los invitados deberían llamar a los novios para avisarles cuanto antes. Pero, después de esto, los novios tienen que sonreír y decir: ‘Sentimos mucho que no podáis venir, pero lo entendemos’ y seguir adelante”.
Dicho esto, Post opina que compartir la factura públicamente en las redes sociales “no es algo recomendable”.
“La pareja no debería haber enviado la factura pero, si había posibilidad de recuperar la relación, humillar públicamente solo es echar más leña al fuego”, declaró.
Este artículo fue originalmente publicado en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.
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