Siete fases que atravesarás cada vez que hagas una mudanza (GIFS)
Así que, valiente, has decidido que ya es hora de cambiar de casa. Muy bien. Nos gustaría darte la enhorabuena; es decir, nos alegramos por ti y todo eso pero hoy venimos a recordarte que lo que te espera no es precisamente un camino de rosas. Lo llaman mudanza, aunque deberían llamarlo marronazo y es un drama de dimensiones tan inmensas que le ha servido hasta a Pixar para sacarse de la manga su mejor película de los últimos años. Sí, hablamos de Del Revés.
Los que nunca se han enfrentado a ello pensarán: "Vaya, qué exagerados, cuatro cajas y un colchón no pueden dar tantos problemas", pero los que ya han vivido un cambio de domicilio sienten un escalofrío recorriendo su espalda. Y no es para menos. Lo quieras o no, atravesarás las siguientes fases:
1. BUSCARÁS CAJAS
"Uy, esto tiene ser fácil", piensas… hasta que te pones a ello. Como siempre que te encuentras ante una encrucijada, bajas a preguntar al chino de la esquina. Y tener, tiene, pero te cobra doce euros por tres cajas medianas en las que no te entra ni tu colección de calcetines desparejados.
Puedes mendigar por panaderías y tiendas de ropa preguntando si les sobra alguna, poniendo carita de pena para que alguien (que seguramente haya pasado por lo mismo) se apiade de ti. El problema es que necesitas MUCHAS cajas. Porque quizá mires a tu alrededor y pienses: "Bah, no tengo tantas cosas. Esto con cuatro cajas lo apaño". Bueno. Mentirse a uno mismo puede ser un mecanismo de defensa, pero no te ayudará con la mudanza. Como queremos ayudar te avisamos de que da igual el número de cajas que tengas, siempre necesitarás una docena más.
2. LE DARÁS LA RAZÓN A TU MADRE
La mudanza te ha abierto los ojos. Cada fin de semana repitiendo: "Es que no tengo nada que ponerme" y, de repente, te has dado cuenta de que en realidad lo que no tienes es vergüenza por haber dicho siquiera una sola vez esas palabras. Por dios, lo que pasa es que tienes tantísimos trapos que se tapan y camuflan entre ellos. ¿Cómo es posible que tengas tres camisas vaqueras diferentes?
3. HARÁS LIMPIEZA
Tu intención de meter todo en cajas, a lo loco, y hacer selección cuando llegues a tu nuevo hogar, es una intención nefasta de la que te vas a arrepentir cuando tengas que colocar todo en tus nuevos muebles. Hazlo ahora y evita el disgusto más tarde.
4. OFRECERÁS COMIDA Y BEBIDA GRATIS
Es la única manera de conseguir que un alma caritativa se apiade de ti y te ayude a llevar las 300 cajas que finalmente han salido. Que tengan coche puntúa doble, así que a esos les invitas a coctelazos y tal vez una mariscada. Las cosas buenas hay que saber apreciarlas.
5. APRENDERÁS A VIVIR SIN MUEBLES
Si la casa los trae incorporados, pasarás dos días sin usarlos hasta que se vaya el olor a la lejía a granel que has usado para desinfectarlos. Si la casa está vacía, esperarás de una semana a tres meses hasta que aparezcan los que compraste para que llegaran a la vez que tú.
6. Y SIN INTERNET
Cuarenta y cinco minutos pegada al móvil intentando conseguir que instalen una línea de teléfono e internet en tu casa te harán dudar de si estás llamando a la compañía telefónica o a un grupo de espías soviéticos a los que tienes que encargar una misión de alto riesgo, pero sin saber comunicarte en su idioma. Eso sí, cuando por fin consigas establecer un principio de acuerdo, recuerda que eso significará que tienes mes y medio por delante para que un operario venga a tu casa a hacer las instalaciones oportunas. Paciencia.
7. PERO AL FINAL, TU CASA NUEVA HARÁ QUE VALGA LA PENA
¡POR FIN!, te dices mientras respiras con alivio en tu sofá nuevo. Ya tienes todo lo que necesitas y no hay ni rastro de cajas en tu nueva morada. Ahora sí, enhorabuena. Puedes descansar y no volver a escuchar hablar de mudanzas.
Hasta que tu casero te informe de que en tres semanas necesita la casa libre…