El futuro de Cataluña pasa por L'Hospitalet
En la década de los sesenta miles de andaluces y extremeños hicieron las maletas y se subieron a un tren en busca de una vida más próspera en Cataluña. Muchos eligieron como nuevo hogar L’Hospitalet de Llobregat, un municipio a las espaldas de Barcelona. Aquella urbe se convirtió a partir de entonces en el símbolo de la lucha y el trabajo de unos vecinos que veían cómo cuando llovía las calles se volvían un fangal.
Ahora en 2015 L’Hopitalet es la segunda ciudad más grande de Cataluña, con algo más de 257.000 habitantes. Y estos días todos vuelven a mirar al futuro. Este enclave y el área metropolitana de Barcelona tendrán la llave del 27-S. Aquí es donde PSC, PP y Ciudadanos tienen más apoyo y donde le resulta más difícil al independentismo infiltrarse.
Los vecinos se han acostumbrado estos días a recibir la visita de todos los políticos. Han paseado, han mitineado, han prometido en las calles de esta localidad. Todos a la caza de los indecisos, ya que una parte importante del electorado mantiene las dudas y elegirá el mismo domingo su papeleta. Este feudo del PSC se ha convertido en una joya deseada por los jefes de campaña.
"NOS HAN METIDO EN ESTE EMBOLADO"
Es viernes, último día de la campaña electoral. Muchos de esos indecisos hacen recados en la Rambla de Just Oliveras, mientras otros atienden sus comercios, van a recoger a los niños al colegio o se sientan al sol en los bancos. Por allí pasa Juan con su bicicleta. Este empleado de una empresa química llegó con cuatro años de Badajoz y se define como “catalán y español”. “Mi mujer y mi hija son de aquí. Esperemos que el 27-S se decida aquí y sea en contra de la independencia”, comenta.
“Los políticos han conseguido que la gente se esté enfrentado”, se queja, a la vez que mira al frente diciendo que “hay capacidad todavía para el entendimiento”. “Para tapar sus trapos sucios nos han metido en este embolado”, dice enfadado. El centro de sus críticas es CDC: “Claro que quiero que nos den más dinero, pero se tiene que pedir bien y hablar. Lo que no puede ser es que hayan estado apoyando tantos años a los gobiernos del PP y del PSOE y no pidan dinero. No los apoyes en la investidura…” Lo que está pasando, a su juicio, es que Mas “ha tirado por ahí para tapar la gestión tan mala”. Y mientras sigue su camino se muestra convencido de que los únicos que defienden la permanencia en España son los populares y Ciudadanos.
"SE ESTÁN LLEVANDO EL DINERO"
A pocos metros, José da las últimas caladas a un puro mientras espera a su mujer. Sus padres llegaron desde Almería por la Guerra Civil y él nació ya en esta tierra. “Soy de Hospitalet de toda la vida, de la avenida Fabregada”. ¿Y qué va a hacer el domingo” “Yo defiendo la independencia y que estemos al margen de todos porque se están llevando el dinero y no hacen nada por nosotros. No nos quieren dar, ¿por qué?”.
“Mi voto es para Artur Mas y Raül Romeva. Esos son los que quiero”, confiesa este soldador ya jubilado, que se muestra convencido de que por primera vez ganarán los independentistas en esta ciudad. Una de las inquietudes que sobrevuela por la hipotética secesión es la situación de las pensiones. “Está un poco en el aire, pero yo creo que sí podremos pagarlas, tenemos muchos ingresos y turismo”, reflexiona. Si se le pregunta cómo tiene esta postura siendo hijo de almerienses, contesta: “Siempre nos están criticando”.
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En esta zona compiten los carteles de Junts pel Sí con las banderolas de Catalunya Sí que Es Pot y la caras de Inés Arrimadas y Albert Rivera en las paredes. Flora ha quedado con una amiga para desayunar y conversan entre el bullicio. “No lo veo claro”, comenta, a la vez que explica que el independentismo ha evolucionado mucho en los “últimos años”. “En Madrid han hecho muchas cosas mal, la gente está un poco cabreada”, resume.
Ella no apuesta por la independencia, pero dice que algunas veces escuchando algunas tertulias y el dibujo que hacen de Cataluña dan ganas de votar por esta opción. Pero aboga por “otras soluciones, hay que apurarlas al máximo”, y se muestra contrariada porque ninguna de las opciones “ha explicado” lo que va a pasar. “No lo tengo claro, no sé lo que más conviene”, señala.
“Si hay independencia, perderemos todos”, dice, pero se pregunta por qué “si nos quieren tanto, no lo han arreglado. Nos quieren porque aquí hay mucho dinero”. A sus 71 años no revela a quién le dará su confianza el próximo domingo. Lo que sí que sabe es que todos tienen que ir a las urnas para votar “una cosa u otra”.
"LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA"
Cada uno en la ciudad tiene en mente su plan de futuro. Patricia y Juanma, de 31 y 33 años respectivamente, pasean con su hija pequeña por el centro. La idea de esta empleada de Ferrocarrils de la Generalitat es conseguir la “independencia económica”. “De momento la independencia no va a ser posible”, indica.
En su opinión, lo que ha fallado hasta ahora es que el “resto de España piensa que Cataluña simplemente tiene que seguir pagando. Tenemos familia fuera de Cataluña y se creen que estamos todo el día con las esteladas y quemando banderas”, apostilla.
“Cuando viene gente de fuera, te dicen luego que se llevan otra imagen diferente a la preconcebida”, explica Patricia. Ellos irán el domingo a votar en una jornada que puede batir el récord de participación. Estas zonas suelen acudir más a votar en las elecciones generales, en las que consiguen mejores resultados los partidos unionistas. En cambio, la participación es más baja en las autonómicas, donde CiU siempre ha dominado en el conjunto catalán.
Los estrategas de los partidos tienen también como prioridad el voto de los jóvenes, entre los que el independentismo está calando. Marina y Jaume deambulan por la calle de l’Església. “Hay muchos independentistas, pero no son suficientes, ahora hay muchos votos en contra, hay mucha gente de la de España una, grande y libre”, declaran.
Ellos estudian Psicología y quieren ver a una Cataluña independiente. Sus razones son la “economía, que los impuestos se los lleva Madrid” y la jubilación. Ya están preocupados por las pensiones a sus 20 y 19 años. Jaume comenta con angustia: “Mi padre está a punto de jubilarse, tenemos el miedo de que si nos quedamos en España, qué vamos a hacer, nos asusta mucho esto, con una Cataluña independiente se pagarán”.
"QUIEREN HACER SU CORTIJO"
Muy cerca, va camino del metro Alberto, un licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas de 24 años, que cree que todo se va a mantener igual y “probablemente no salga la independencia”, pero que “va a seguir el debate y la tensión”. Se crió y vive en el centro de L’Hospitalet y cree que vencerá el “no” el domingo. “Lleva gobernada desde la transición por el PSC y el ayuntamiento no se ha prestado mucho a las tensiones y a la seducción independentista”, reconoce.
No tiene problema en decir que está en contra de la separación y que cree que muchos jóvenes optan por la independencia porque “lo han sabido hacer como una cuestión identitaria-sentimental. Lo que hay detrás, por parte de los que la instigan, son razones de poder y economía, la gente de la calle no lo ve y lo que quieren es hacer un cortijo”. Y en este punto agrega: “Si tienes conocimientos de derecho internacional, te das cuenta de que no se sostiene”. Su papeleta llevará inscrita el nombre de Miquel Iceta y las siglas del PSC.
También hay vecinos que van a cambiar su voto. Carmen, que acaba de cumplir 61 años, llegó de Badajoz cuando tenía 13 años. Lo pasó “mal”, no sabía catalán y se puso a trabajar de carnicera siendo adolescente. Hoy se siente “catalana y española”. Durante toda la vida confiesa, ha votado a CiU. Pero, en esta ocasión, tiene dudas entre “Albert Rivera y el grande del PP”.
Habla con su hijo mayor en catalán, con el mediano en las dos lenguas y con la pequeña, “solo riñe”, dice entre carcajadas. “Yo la independencia no la quiero”, indica acto seguido, y afirma que si sale Mas, “las cosas irán muy mal”. Además, advierte que ya ha hablado con su marido de que se irán a Extremadura si algún día se separa Cataluña. “Lo malo son mis hijos, que los tengo divididos”, subraya.
Así habla la gente de L’Hospitalet. El 27-S veremos lo que votan.