Qué ver y dónde comer en Riga, una de las capitales del 'low cost' en Europa
Foto: Bryan Ledgard (Flickr)
Riga, la capital letona, es todavía una gran desconocida y, quizás sea eso, lo que la vuelve tremendamente atractiva a los ojos de los viajeros. Para Planeta LowCost, su encanto pasa por descubrir la grandeza que tuvo la ciudad, a través del estilo arquitectónico conocido como Art Nouveau, que a pesar del latente deterioro de los edificios, todavía nos traslada a mediados del siglo XIX cuando la ciudad vivió su mayor esplendor económico.
La globalización tampoco ha conseguido penetrar de lleno en el país letón, por lo que el comercio local resulta muy activo. Prueba de ello, es el gran Mercado Central de la ciudad. En general, los precios están por debajo del nivel de vida de cualquiera de las grandes ciudades españolas. Así que disfrutar de una buena pinta de cerveza en una de las plazas de su casco antiguo no resulta demasiado caro (siempre que no elijamos una cerveza de importación).
Estos son sólo dos tips para los que disfrutar de Riga, pero hay muchos más a tener en cuenta. La ciudad está llena de secretos y aquí tienes una serie de recomendaciones para conocerla a fondo y disfrutar del lugar como un letón de pro.
El castillo de Cesis | Foto: Planeta Low Cost
1. Pasear por el parque Bastejkalns, especialmente si se va en pareja.
2. Mirar hacia arriba al pasar por Smilšu iela, donde se encuentra uno de los grandes tesoros de Art Nouveau de la ciudad.
3. Pasar al menos una vez por la Puerta Sueca, último vestigio de la muralla que rodeaba la ciudad. Por ella salieron los soldados tras fracasar en su intento de detener la invasión de Pedro El Grande.
4. Visitar la Ciudadela, la ciudad fortificada tuvo que ser reconstruida prácticamente en su totalidad, tras desaparecer devorada por las llamas.
5. Perderse una y otra vez por las enrevesadas calles del centro que van a parar a un sinfín de plazas en las que siempre encontrarás una terraza o bar en los que descansar degustando una buena cerveza letona arropado con una mantita.
6. Perder una mañana en el Mercado Central situado en las naves donde antiguamente fabricaban los zepelín. Se puede comprar el pescado fresco, directamente de la pecera.
7. Escaparse, si la agenda lo permite, a los alrededores. En Sigulda es visita casi obligatorio el parque Tarzán, y en Cesis se vuelve a la época medieval al visitar su castillo, donde el viajero es provisto de un farolillo sin el cual sería imposible ascender hacia la cumbre de sus torres. ¡No hay luz eléctrica!
COMER EN RIGA
El restaurante Lido | Foto: Leon Brocard (Flickr)
Pero para conocer Rigahace falta más que pasear. Una buena forma de descubrir las costumbres locales es a través de su gastronomía. La comida letona es tan variada como exquisita. Uno de los aperitivos más habituales es el pan de ajo. Los platos son abundantes y, en general, baratos aún en los sitios más turísticos, con excepciones como el Fridays, que muestra precios desorbitados en su carta.
Planeta Low Cost recomienda descubrir los locales que gozan de mayor éxito en la capital como el Lido, donde las carnes a la brasa cuestan entre 2 y 3 euros. Aunque hay muchos por toda la ciudad el más popular es el que está alejado del centro y se llega en tranvía.
Si se busca algo más barato, Pelmeni es la respuesta. Un restaurante de comida rápida, es self service y se paga según el peso del bol que previamente se ha cargado a gusto del consumidor. Otras opciones son restaurantes tipo Citi Laiki, por 3 euros comeremos un menú con primer y segundo plato, la bebida va aparte, pero entra un vaso de agua aderezada con alguna fruta o cítrico. Importante: la palabra cena significa oferta y sirve tanto para descubrir el plato del día como para comprar los productos rebajados en el supermercado.
Riga es una ciudad lo bastante manejable como para moverse a pie. Las distancias no son largas. Cruzar el casco antiguo no lleva más de 20 minutos, pero si se quiere visitar algo en las afueras como el Museo Etnográfico la red de autobuses, trolebuses y tranvías es bastante amplia. Conviene sacar el billete en los kioskos, donde cuesta 1,15 euros, ya que si esperamos a pagárselo al conductor el precio se incrementará hasta los 2 euros.