Cinco cosas que no sabías que pasaban al perder peso
Hay pocas cosas tan inspiradoras como un cambio drástico en los hábitos alimentarios y de estilo de vida (con sus consiguientes consecuencias). Pero en la narrativa típica que envuelve el asunto de la pérdida de peso, normalmente nos centramos en lo que es obvio, como los beneficios para la salud, esa buena dosis de autoestima que aporta o una mayor calidad de sueño.
Aunque es verdad que perder unos cuantos kilos tiene gran cantidad de beneficios (huesos más fuertes, menos propensión a la diabetes y a los infartos y una vida más larga, por mencionar sólo algunos), también se presentan algunos retos de los que no siempre escuchamos hablar.
Y porque sabemos que no es sencillo, aquí presentamos algunos de esos desafíos que nadie suele mencionar.
1. Tu percepción sobre tu cuerpo no cambiará de la noche a la mañana.
Una transformación radical debería hacerte sentir estupendamente, ¿pero qué pasa si no ocurre así?
"Sigo teniendo problemas para poder ver lo que he conseguido en los últimos dos años", confesó Kristin Griffin a The Huffington Post en 2014, después de haber perdido 38 kilos. "Perder el peso fue la parte fácil; darme cuenta de los cambios y poder percibir a la nueva yo, eso ha sido una lucha diaria".
"Muchas personas echan la culpa de sus decepciones vitales a su sobrepeso y piensan que, si perdieran esos kilos extra, todo mejorará de forma milagrosa", explica a The Huffington Post el doctor en psicología clínica Ed Abramson, autor de Emotional Eating [Comida emocional]. "Pero en realidad, tú sigues siendo tú”.
"Al principio, pensé que descubriría una confianza que nunca tuve", declaraba a la CNN en 2014 Shannon Britton, que perdió unos 122 kilos después de someterse a un bypass gástrico. "Pensaba que estaría más delgada y que querría correr por ahí desnuda. Bueno, igual no en pelotas, pero sí tenía esa fantasía en mi cabeza, la de que un día me despertaría con el cuerpo que siempre había querido tener y que me sentiría cómoda llevando un bikini; que nunca volvería a sentir ningún tipo de vergüenza por mi cuerpo".
De hecho, afirma Abramson, la imagen corporal puede que sea el último aspecto que cambie durante el proceso de transformación; al igual que las personas que han perdido alguna extremidad pueden sentir dolor o cosquilleos donde una vez hubo un brazo o una pierna, las personas que solían tener sobrepeso tienden a seguir creyendo que ocupan más espacio del que en realidad necesitan.
Aunque esto no significa que les resulte imposible alcanzar su objetivo, algún día. "Durante los primeros dos años de mi odisea, aún tenía dificultades para poder ver a la nueva yo", explicaba Maia Sutton al HuffPost en 2013, tras haber perdido 41 kilos. "No fue hasta hace muy poco cuando tuve una especie de epifanía inexplicable y me di cuenta de que, ¡caramba, estoy bastante bien! ¡De verdad merezco sentirme mejor! Por primera vez en toda mi vida, me miro al espejo y puedo decir que me veo fantástica. Soy capaz de ver cualidades que piropear en vez de menospreciar. Tengo una seguridad en mí misma que no he tenido en toda mi vida".
2. Probablemente haya exceso de piel.
Si has perdido una determinada cantidad de peso, es probable que tengas que vértelas con un
visible recordatorio de esta desaparición: piel flácida y con estrías. Por desgracia, en realidad no hay ningún tipo de medida que puedas tomar en tu estilo de vida para prevenir el exceso de piel. "La medida en que tu piel se vuelva más o menos flácida al perder peso depende de varios factores: cuánto peso hayas perdido, la edad que tengas cuando lo pierdes, cuántas veces hayas perdido y vuelto a ganar cierto peso, y cómo de rápido lo hayas perdido (cuanto más rápido lo pierdas, menos tiempo tendrá tu piel para ponerse tersa de forma natural)", informaba la revista Women’s Health.
Algunos optan por la cirugía. Brian Beck, que perdió más de 136 kilos, afirmó al HuffPost en 2013 que tuvo que someterse a una operación para eliminar un exceso de 10 kilos exclusivamente de piel. Por supuesto, cualquier tipo de cirugía puede tener graves consecuencias para la salud y la cirugía para eliminar el exceso de piel no suele estar cubierta por los seguros. "Soy más feliz, pero tengo que convivir con un recuerdo constante de mi pasado... un grave tejido cicatricial en mi mente", confesaba Robbie Siron al HuffPost en 2014, después de perder 70 kilos. "En mi caso, también me ha quedado un exceso de piel. Me frustra que mi compañía de seguros me pague los costes de un bypass triple, pero no los de la operación para eliminar el exceso de piel".
Sin embargo, la imagen corporal es también un elemento en juego, según constata Abramson, que anima a las personas frustradas por el exceso de piel a tomar una actitud escéptica con respecto al reflejo que tienen de sí mismos. "Algunas veces, cuando te miras en el espejo, tu cerebro te juega una mala pasada", afirma. "Es posible que la representación mental de tu cuerpo no sea enteramente precisa".
3. Algunas relaciones pueden cambiar.
Tal vez tu nuevo entrenamiento militar favorito entre en conflicto con ese viejo programa de la tele que veías religiosamente con tu colega, acompañados de unas chucherías. Tal vez debido a tu cenas radicalmente vegetarianas, tu pareja sienta que lo estás atosigando para que también cambie. A medida que tus hábitos se vuelvan más saludables, es posible que notes que tienes menos (¡aunque también más!) en común con ciertas personas en tu entorno.
Mientras que las relaciones que han sido forjadas en el gimnasio o en el grupo de perder peso de la oficina pueden ser inspiradoras y darte fuerzas, las investigaciones indican que las relaciones más antiguas, en particular las amorosas, pueden verse afectadas si una de las personas pierde peso y la otra no. Un estudio incluso descubrió un mayor índice de divorcio entre las personas que se someten a cirugía para adelgazar. El peso puede servir como una especie de equilibrio en una relación, explica Abramson. Por ejemplo, según sus teorías, podrías sentirte más fuerte después de haber perdido peso para criticar a tu pareja o tu pareja podría sentirse más estresada por temor a una ruptura de la relación después de que hayas adelgazado. Entre hermanos, incluso puede despertar más rivalidad el hecho de que uno adelgace. "Al alterar el equilibrio", afirma, "a veces puede emerger un conflicto".
4. Tu nuevo armario puede costarte un ojo de la cara.
Una vez alcanzado el objetivo, es probable que te veas en la necesidad de buscar un par de cosas nuevas que ponerte. Si la transformación es más radical, es incluso más probable que necesites algunas prendaspara ese tiempo intermedio durante la larga odisea de adelgazamiento, así que seguramente tengas que ir de compras varias veces a medida que vayas haciendo progresos.
"Aunque resulte caro, me da un chute de alegría ir a comprar ropas de tallas cada vez menores una vez al mes o algo así", comentaba Brad Bishop, que perdió 65 kilos, al HuffPost en 2014. "Mi cintura se ha reducido cerca de 18 centímetros. He tenido que ir varias veces a una tienda de cuero para que me recorten los cinturones y me perforen más agujeros. He tenido incluso que quitar algunos eslabones de mi reloj".
Comprar en tiendas de segunda mano e intercambiar rompa con tus amigos puede ayudarte a alimentar tu nuevo armario sin arrasar por completo tu cartera. Si puedes aguantar, mejor posponer la compra de ropa nueva hasta que la necesites de verdad y así podrás permitirte una recompensa en forma de algo que dependa menos de las tallas, como un nuevo corte de pelo o alguna joya, comenta Abramson.
5. Algunos pueden creer que están sirviendo de apoyo...
Probablemente vas a encontrarte a algunas personas que se darán cuenta de que estás pasando por una serie de cambios. La mayoría serán comprensivos y te mostrarán apoyo y ánimo. Otros no tanto. Desde consejos no pedidos hasta invitaciones a comidas que derivarán en sentimientos de culpa; no todas las formas de atención serán bienvenidas.
De hecho, a veces un sencillo "¡Estás genial!" puede sonar incómodo. En ocasiones, para los que están comenzando, les puede hacer dudar sobre qué solían pensar esas personas que ahora les comentan lo estupendas que están. Centrarse únicamente en lo físico puede desencadenar, para personas con relaciones más complejas, en dificultades añadidas en la alimentación, en la pérdida de peso o en el ejercicio. Para otros, comentarios de este tipo serán sólo una cuestión de pocos modales. "No estoy gordo, no estoy delgado, me encuentro razonablemente bien proporcionado, y la gente no para de preguntarme que si he perdido peso", comenta Abramson a modo de ejemplo. "[Y yo lo que quiero es contestarles:] '¡Meted las narices en vuestros asuntos!' Para casos así, recomiendo simplemente cambiar de tema".
Intenta hacerte con unas cuantas réplicas ingeniosas (como "No estoy a dieta, es que he descubierto las bondades de comer alpiste") u otras como las que sugiere Health.com y ten en cuenta que lo que el personal en realidad intenta transmitir, aunque algunos lo hagan con escasa delicadeza, es que debes sentir orgullo simplemente por quién eres.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Diego Jurado Moruno