Emmanuel Macron: "El euro ha sido una morfina formidable, pero la medicina se convirtió en veneno"

Emmanuel Macron: "El euro ha sido una morfina formidable, pero la medicina se convirtió en veneno"

EFE

El ministro de Economía francés no se corta en plantear cuestiones que muchos intentan esquivar en relación a Europa. Emmanuel Macron, el miembro más joven del Ejecutivo de François Hollande con 37 años, cree que ha llegado el momento de debatir abierta y democráticamente si la zona euro debe dar un paso más en la unión monetaria o si hay que desmantelarla organizadamente. "El euro, durante los primeros 10 años, ha sido una morfina formidable. Nos acostumbramos a la droga, y la medicina se convirtió en veneno", opinó este viernes en un encuentro en Madrid con varios periodistas. Tal y como está el enfermo, si no se interviene ahora le da un plazo de vida de diez años y le augura una muerte dolorosa.

Para el ministro, en 13 años la zona euro ha sido el marco de diferencias crecientes. "Al principio pensábamos que como teníamos la misma moneda, la misma tasa de interés, podíamos vivir igual". Los que estaban endeudados se endeudaron más y los que eran más competitivos, aumentaron los salarios. Llegó entonces la crisis, y los años 2010 y 2011. "Nos despertamos, y los que habían aumentado los salarios ya no eran competitivos".

"Desde 2011, hemos intentado corregir esas diferencias con políticas reales. Clásicamente, hacíamos devaluaciones con las monedas nacionales. En la zona euro, se hizo bajando los salarios, despidiendo gente, y con medidas de austeridad, para intentar converger", resume. Macron pone como ejemplo de que estas medidas han sido eficaces a España: "Las empresas automovilísticas vuelven, el déficit ha bajado". Pero añade que no es suficiente para volver al crecimiento. "¿Por qué? Porque cuando emprendes medidas estructurales, hace falta tiempo antes de que haya resultados".

"Ahora mismo hay que seguir con las reformas estructurales para tratar la divergencias, y coordinar estas acciones para evitar hacerlas todos al mismo tiempo y que eso debilite nuestras economías", por ejemplo, paralizando de nuevo la demanda interna. Y a la vez, apunta, hacen falta políticas de transferencia y solidaridad. Y reglas. "La idea es que los países que no hacen reformas -que no son fáciles-, no se beneficien de la solidaridad".

LAS TRES SALIDAS DEL EURO

El ministro tiene muy claro lo que hay que hacer para salvar el euro. Él ve tres opciones. La primera la ha propuesto junto a Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía y Energía de Alemania, y anda de gira europea para impulsarla. Se trata de ir más allá de las reglas, y crear instituciones que garanticen y gestionen una unión monetaria con más responsabilidad y solidaridad. Habría que dotarla de un presupuesto, que se alimentase de parte de la convergencia fiscal y tuviese capacidad para hacer préstamos. Al frente, estaría un eurocomisario que ejercería el poder económico, y un Parlamento -podría ser un spin off de la Eurocámara-, que tendría responsabilidad democrática.

La segunda opción, la que más le preocupa y que rechaza, es no hacer nada y mantener el status quo, que para él significa ver desaparecer la zona euro en diez años. "Seguirán las divergencias. Veremos crecer los populismos y los extremismos. Llegarán al poder los que prometen las cosas más extravagantes para ignorar las reglas, y tendremos problemas democráticos en todos los países. Y de facto, desmontaremos la zona euro, porque tendremos otras Grecias".

"Y hay una tercera posibilidad, voluntarista: el desmantelamiento por elección propia". Consiste en decirse que la zona euro ha sido una mala experiencia, una mala idea. En rechazar la convergencia económica y la solidaridad financiera. Y en organizar el desmontaje. "Yo prefiero la opción tres a la opción dos", asegura Macron.

En todo caso, el ministro insiste en que ha llegado el momento de plantear ese debate democráticamente. "Ahora vivimos en las ambigüedades del Tratado de Maastrich, y con el postraumatismo del voto de 2005. Nos hemos prohibido reflexionar democráticamente sobre Europa, incluido en mi país". Pero ya basta, sostiene. "Hay que ir hasta el final. Quizás hacia lo peor, pero al menos, lo habremos elegido democráticamente".

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