Pedro Sánchez es proclamado aspirante socialista a La Moncloa
Pedro Sánchez ya es el candidato oficial del PSOE a la Presidencia del Gobierno de España. Ha sido proclamado -"lo acepto con humildad y emoción"-en un acto multitudinario en el Circo Price de Madrid, rodeado de todos los grandes barones del partido, en un discurso sin guión en el que ha pedido a los españoles confianza para unirse y lograr el país "de convivencia, igualdad y paz, valiente" que comparten por objetivo.
"Ese y no otro es el cambio que une. No es fácil, pero haremos una alianza con lo mejor de España para hacer una España mejor". Su auditorio lo ha recibido, directamente, al grito de: "'¡Presidente, presidente!". "El cambio que une" es el lema con el que tratarán de ganar.
Con sus predecesores en primera fila -José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba-, ha empezado mostrándoles su admiración. Sánchez ha ahondado largamente en la "deuda" que tiene con el PSOE, que es "impagable" incluso si llega a La Moncloa. "Es una deuda eterna de gratitud", ha dicho, antes de que la voz se le tocase al recordar los valores que sus padres le han dado, el apoyo de su hermano, el pilar que es su esposa Begoña, y sus hijas, "porque cada noche su sonrisa borra mi cansancio".
"Aún no doy crédito", reconoce, de que en un mundo de desconfianza se avale su candidatura, sin competencia, y por eso ha prometido cumplir con "el partido más importante de la historia de España", que trajo "el restablecimiento de las libertades, los herederos de generaciones de españoles por la causa de la igualdad y la libertad", 136 años de veteranía que, dice, usará para hacer un mejor "cambio". "Hoy reivindico todo esa vida, por la barbarie y el terrorismo, por la causa que ahora estamos representando, lo que con millones de españoles hemos hecho por nuestro país", ha dicho.
"EL CAMBIO QUE UNE A TODOS"
El líder socialista ha hecho del cambio el eje de su discurso. "Un cambio que una a todos", repite. "Tenemos la tarea urgente de recuperar la convivencia en el país, porque la sociedad está crispada", ha insistido, con ejemplos como el paro, la falta de crédito, "crispada por élites que necesitan también ser revisadas, por quienes confunden patria con patrimonio" y por el "discurso del miedo". "Necesitamos desterrar insulto, la descalificación y el miedo de la vida pública, por un diálogo fructífero", ha abundado. Citando a histórico socialista Fernando de los Ríos ha manifestado que "la única revolución que hace falta en ESpaña es la revolución del respeto". Ha arrancado el primer gran aplauso de la mañana.
Su discurso, marcadamente social, ha pedido a los socialistas que jueguen un papel "de vanguardia" para atender a los parados, las maltratadas, los jubilados, los autónomos, los sanitarios y los maestros... "Me comprometo a que haya un buen gobierno, con ejemplaridad, que sea alternativa constructiva frente a un gobierno que gobierna solo y frente a todos" y que, entre otras cosa, denuncia, "amnistía al gran defraudador".
El suyo, promete, será un gobierno "desde la moderación, con alternativas valientes y constructivas, que abrirá la participación a los ciudadanos", velando por sus derechos pero también exigiendo que cumplan con sus deberes. El consejo era, en este caso, del escritor José Saramago. De nuevo aplauso. Las citas gustan al auditorio.
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DOS DESAFÍOS: PARO Y CORRUPCIÓN
"Dos problemas y desafíos" será en los que emplee su fuerza especialmente: el paro y la corrupción. Sánchez ha contado el rosario de 5,5 millones de españoles que buscan empleo y no encuentran, los jóvenes que se van, los parados de más de 45 años con la carrera partida... "Nuestra tarea no debe ser echarle la culpa al gobierno anterior o al de ahora", ha avisado a sus compañeros de partido. El plan, añade, debe ser otro: mejorar la competitividad y acudir a la diversificación. "Pero lo tenemos que hacer todos. Ha habido demasiados sacrificios y siempre se sacrifican los mismos", lamenta. Enfadado casi, ha recordado que "la bandera de austeridad siempre la enarbolan los que no han tenido que serlo por necesidad".
Así que recortes, no, venía a decir, porque entiende que no hay que elegir entre "derechos e ingresos", entre "crecimiento y educación", porque su plan es aunar "mercado y democracia, crecimiento y cohesión social", con salarios "dignos e iguales", con la "reindustrialización" de España, una fiscalidad "suficiente y justa" frente fiscalidad de los que "confunden patria con patrimonio y se la llevan a paraísos fiscales". Gran aplauso. "La política puede si la política quiere", avisa, echando mano de su propia formación de economista como aval de que no estaba contando sueños.
"La crisis no nos ha quebrado", ha dicho como cierre, y lo que toca ahora es "trabajar" con las prestaciones sociales como objetivo.
"NO ME TEMBLARÁ EL PULSO CON LA CORRUPCIÓN"
La corrupción, su otra pesadilla, es un mal que, dice, "daña los pilares y toda la vida pública". Reconoce que ha caído en el "error" de pensar que eso es cosa de otras fuerzas, pero se ha dado cuenta de que también estaba en sus filas. No ha dado nombres. Cuando eso pasa, señala Sánchez, no basta con sentirse "asqueado" o "pedir perdón y responsabilidades". Hay que repensarlo todo. Defiende que hay mucho militante "honesto" y que lo que hay son personas "que se corrompen y personas que corrompen", pero no una estructura política carcomida. De ahí que defienda que se reaccione en bloque y sin duda, porque "la democracia tiene un enemigo común que es la corrupción" que a todos afecta. "Soy un político limpio y pelearé contra ello, nunca me tembló ni me va a temblar el pulso en el combate contra la corrupción", ha prometido.
A POR LA ESPAÑA FEDERAL
Sánchez dice que el PSOE debe trabajar con "ética", porque sin ella "no hay convivencia". Así podrá resolverse cualquier problema, con "diálogo reforzado" en la sociedad y la política nacionales, como la que, ha ejemplificado, "ha faltado en las relaciones entre el Gobierno central y el de Cataluña", "calculando los réditos del conflicto sin comprender la ruina a que nos llevan sus cálculos". Frente a eso, defiende los lazos entre la autonomía y el resto del Estado. "Nos une la historia, la vida, mestiza, y nos separa la miope ambición de quien piensa que todo se puede romper un día con una votación", ha denunciado. Su modelo, el que instaurará si gana las elecciones generales, es "una España federal en la que cada cual pueda sentirse español o catalán en el orden que desee". Durante el inicio y el final del acto, Sánchez tuvo a su espalda, en un televisor de plasma, una enorme bandera de España presidiendo el acto.
CAMBIO COMO IMPERATIVO MORAL Y NECESIDAD FUNCIONAL
En esa "obligación al diálogo" que detecta en España, dice que hay no sólo un "imperativo moral" sino una "necesidad funcional". Pensando en los Ayuntamientos y los comicios del 24M, reconoce que se han sustituido las mayorías absolutas por "gobiernos fuertes, estables", pero con alianzas, "desde diálogo y respeto del otro". Asume el cambio y defiende que hay que "escuchar al otro", por más que incluso exista el riesgo de "ser convencido" por el adversario.
"Necesitamos nuevas formas de valentía, que requieren de más inteligencia que declarar inelegible al contrario", ha lanzado al auditorio. A renglón seguido, matiza: "No soy ingenuo, hay muchos interesados en que nadie cambie pero las cosas están cambiando y más deprisa. Hay quien piensa que esto es un desnudo juego de poder pero ser patriota es exigente, es querer que discurra todo por la senda del progreso". Por eso garantiza que será "exigente" con sus valores al negociar. "Exigimos decencia y valentía, somos pragmáticamente utópicos y por eso vamos a devolver con creces la confianza que depositen en nosotros". Eso sí, con "moderación", ha dicho machaconamente, ante las alarmas del PP del supuesto radicalismo creciente del PSOE.