El curso que menos desafina

El curso que menos desafina

COLEGIO ANTONIO HERNÁNDEZ

Recesvinto, Recaredo y Teodorico fueron reyes visigodos. El Tiétar es un afluente del río Tajo. La bisectriz es la recta que parte del vértice del ángulo y lo divide en dos partes iguales… Memorizar, recitar. Y memorizar y volver a recitar, haciendo buena la máxima que defiende aquello de que, la letra, con sangre entra.

La educación en España, marcada por un cambio constante en los planes de estudios que desconcierta a tutores y afecta a alumnos, se ha acomodado en las últimas décadas a dar prevalencia a la teoría sobre la práctica. El objetivo primero (y último) se basa en completar un temario que, en muchas ocasiones, se olvida a los pocos días de que el alumno haya hecho el correspondiente examen.

Con un afán de mejora en la calidad de la enseñanza, varios centros españoles han comenzando a aplicar el Proyecto educativo Lóva, acrónimo de La Ópera, un Vehículo de Aprendizaje. Una iniciativa de origen estadounidense “que abre el aula a las emociones, a la imaginación, al esfuerzo compartido y al descubrimiento y aceptación de todas las capacidades”.

DE PRINCIPIO A FIN

La idea es sencilla y, al menos en España, distinta: además de las clases habituales, los alumnos de sexto de educación primaria transforman su clase en una compañía de ópera. Ellos son los responsables, desde la idea inicial hasta la representación final, de dar forma a una pieza operística que puedan representar ante el público. Con todo lo que ello implica: escritura del libreto, diseño de decorados, composición de la música, vestuario, marketing, relaciones públicas, recaudación de fondos, iluminación, representación, ensayos... Todo bajo la mirada y el asesoramiento de los tutores.

Este año unos 80 colegios españoles de 13 Comunidades Autónomas estrenarán obras en las que los alumnos han dedicado nueve meses de trabajo. Casi 300 días en los que chicos de 11 años han conocido de primera mano lo que supone ser un adulto y enfrentarse a los problemas cotidianos: discrepancias con los compañeros, dificultades de última hora, falta de fondos para comprar una determinada parte del vestuario…

“El objetivo de Lóva no es estrenar una ópera, sino todo el proceso que empieza con una simple propuesta y culmina con el estreno de la ópera”, señala María José Arellano, profesora del colegio público Antonio Hernández de Móstoles (Madrid), un centro aplica esté método desde hace dos años. “Los protagonistas absolutos son los niños”, recalca mientras expresa sus dudas a la hora de ser citada en este artículo. “Es que los profesores somos muy conscientes desde el primer momento de que nos debemos mantenernos al margen”, subraya.

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Victor Domingo tiene 11 años y es uno de los responsables de gestionar las relaciones con los medios de comunicación. Su tarea consiste en 'vender' las virtudes de la ópera Una visita inesperada, compuesta de principio a fin por los alumnos del colegio Antonio Hernández. Desde el primer momento Víctor ha sabido desempeñar su función con perseverancia: ha llamado a televisiones, radios, periódicos y medios online para dar a conocer la creación de su clase. Y vuelve a llamar. Y llama de nuevo. Y al final consigue lo que quiere.

Su labor y la de sus compañeros queda registrada puntualmente en un blog, cuya actualización corresponde en exclusiva a los alumnos, y que en el caso del sexto curso del Antonio Hernández se titula como la compañía: Sin límites: juntos nada nos detiene.

CAMISETAS, PRESUPUESTOS, CRÉDITOS

Es la parte más visible pero, por debajo, hay muchas horas de dedicación. Las que requiere un ópera tradicional. En estos nueve meses han tenido que contactar, por ejemplo, con una empresa de serigrafiados para confeccionar unas camisetas, han elaborado un presupuesto e, incluso, han pedido una línea de crédito al Consejo Escolar del centro. Todo mientras los actores ensayan, los escenógrafos rematan todos los detalles yy el director… dirige.

El propio Víctor reconoce que ha aprendido en estos nueve meses a “trabajar en equipo” aunque, en algunos momentos puntuales se hayan producido encontronazos entre los compañeros por disparidad de criterios. También de eso se trata el proyecto Lóva: de saber gestionar dificultades, incluso las personales. “Al final siempre hemos resuelto todos los problemas”, ríe.

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Una de las funciones clave de la compañía ha sido la gestión del teatro en el que van a representar la obra. Víctor señala que contactaron con el Teatro Real pero fue imposible. Sí lo consiguieron en el Centro Norte-Universidad de Móstoles, donde este miércoles realizarán el preestreno y, el jueves, la representación ante el público.

Será el punto y final a nueve meses de esfuerzo en el que el centro ha sustituido la memorización de los contenidos por el fomento del trabajo en equipo. Para ello han dedicado horas de las clases de Matemáticas y Lengua y se han quitado de muchos recreos. “Para realizar un proyecto de este tipo debes integrar Matemáticas y Lengua, no se dejan de estudiar estas materias. Los alumnos, por ejemplo, deben medir el escenario, hacer una maqueta utilizando escalas y proporciones o preparar unos presupuestos. Eso son matemáticas”, puntualiza Arellano. Del mismo modo la coherencia del texto, sus estructura, la búsqueda del adjetivo perfecto, estimula a aplicar de una forma práctica todos los conocimientos lingüísticos adquiridos a lo largo del curso.

Este jueves bajará el telón de una “Una visita inesperada” y los alumnos —los protagonistas— recibirán un diploma por el trabajo llevado a cabo durante todo el año. La verdadera recompensa, sin embargo, será más intangible: su primer paso hacia la madurez.