Europa, de faro en faro (FOTOS)
Cuando eras pequeño, ¿te gustaba dormir con una luz encendida que vigilara tu sueño? Ese típico miedo infantil que los adultos muchas veces no consiguen entender se ha convertido —en su versión más elaborada— en una de las propuestas más originales e innovadoras para disfrutar de unas vacaciones por todo lo alto: dormir en un faro.
Esos edificios de piedra plantados en la inmensidad de un mar azul y emplazados en paisajes de inigualable belleza son uno de los destinos más codiciados del verano. Una opción es recorrer Europa alojándose en algunos de ellos, como éstos seleccionados por la web de viajes Travelzoo.
FARO DE SVINØY EN ÅLESUND, NORUEGA
La extensa costa noruega está salpicada de gran cantidad de faros y es posible dormir, en al menos, 50 de ellos. Sin embargo, si hay uno que destaca entre todos, ese es el Faro de Svinøy. Su particularidad, además de haber sido reconvertido en un lujoso hotel, es su ubicación: una islita escarpada de 900 metros de largo de naturaleza salvaje y situada en pleno mar abierto, tan abierto que aquí solo podrás llegar en helicóptero —el vuelo va incluido en el precio—. Es el lugar ideal para los amantes de la soledad y, seguramente, para todos aquellos que estén buscando reencontrarse con ellos mismos.
FARO DE VELI RAT EN DUGI OTOK, CROACIA
Cuenta la leyenda que en este faro construido en 1849 las paredes exteriores se recubrieron con más de 100.000 yemas de huevos para protegerlas del mar y del viento. Es uno de los más románticos de la costa croata por su situación en la isla de Dugi Otok entre bosques de pinos, preciosas bahías y playas de gravilla. Lo mejor es que, a diferencia de muchos otros faros, este es muy accesible, pues la isla está conectada por ferry desde Zadar (el trayecto dura una hora y media) y, una vez en la isla, solo hay que recorrer nueve kilómetros en coche hasta el faro. Otros atractivos de la zona son una laguna a sólo diez minutos andando y los restos de un barco varado hundido, ideal para los amantes del buceo. ¿Qué más se puede pedir?
FARO DE KERBEL EN RIANTEC, FRANCIA
Atención, románticos: este es el faro indicado. Asomado a la costa de la Bretaña francesa, aquí se puede disfrutar de unas vistas al mar únicas mientras desde una coqueta habitación con cocina y baño privados a 25 metros de altura. Eso sí, una estampa tan romántica tiene su precio: entre 400 y 600 euros la noche.
START POINT LIGHTHOUSE EN DEVON, REINO UNIDO
Imagen: Flickr Steve p2008
Hasta hace relativamente poco sólo las familias de los fareros podían disfrutar de este rinconcito privilegiado de la costa inglesa. Hoy en día, las cosas han cambiado y cualquiera alojarse en uno de los dos cottages situados a ambos lados del faro, dos apartamentos muy british con una pequeña terraza desde donde contemplar los pueblos de pescadores y las playas de Start Bay. Y, por si fuera poco, la llamada Costa Jurásica, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, queda a sólo unos minutos.
O SEMAFORO EN FINISTERRE, ESPAÑA
Aunque actualmente se encuentra cerrado por reformas, alojarse en este faro reconvertido en hotel puede llegar a ser sobrecogedor. No en vano es el punto donde los antiguos creían que terminaba el mundo. Aquí huele a mar, a un mar encrespado que hipnotiza a todo aquel que lo contempla o al menos a los pocos huéspedes que tengan la suerte de alojarse en una de sus cinco habitaciones y sentirse como si estuvieran navegando en pleno Océano Atlántico. Y para poner la guinda al pastel, nada mejor que acompañar esta inolvidable experiencia con el delicioso marisco de la zona.
ROTER SAND LIGHTHOUSE EN BREMERHAVEN, ALEMANIA
Described by some as the loneliest hotel in Germany, the Roter Sand Lighthouse has been welcoming guests for over 10...
Si lo que apetece es aislarse del mundo, en este faro construido hace 125 años y considerado “el hotel más solitario de Alemania”, se conseguirá. Situado en medio del mar y a 40 kilómetros de la costa más cercana, solo se puede acceder a él en barco y cuando el mar está en calma, es decir, de junio a septiembre. Además, para darle un toque aún más aventurero a esta experiencia, el faro —con capacidad para un total de 6 personas— no dispone ni de calefacción ni de electricidad.
UTTER INN EN VÄSTERAS, SUECIA
Aunque no es exactamente un faro, esta humilde casita inspirada en las cabañas de pescadores de la zona, es otro hotelito singular donde escapar del mundanal ruido. Varado en medio del lago Malaren, a unos 50 kilómetros de Estocolmo, consta de una casita, situada sobre el nivel del agua, y de un dormitorio debajo del agua con ventanas panorámicas para observar el ir y venir de los peces. Según el grado de comodidad que se prefiera, se puede elegir entre una estancia Deluxe que incluye servicio de limpieza y de comida (que traen en una barca) o bien una estancia Bohème que permitirá ahorrarse algunos euros.
HARLINGEN LIGHTHOUSE HOTEL EN HARLINGEN, HOLANDA
A pesar de que este faro, situado a poco más de 100 kilómetros de Ámsterdam, ya no está en funcionamiento, hay una radio donde se pueden escuchar todos los movimientos del tráfico de los barcos. Con espacio para dos personas, actualmente el faro se divide en tres alturas: la primera donde se encuentra el baño, la segunda donde está la suite con cama, una cocina y el salón; y la tercera, en el extremo más alto y, por tanto, con mejores vistas, donde se encuentra el comedor. Un único consejo: si se elige este faro, lo mejor es preparar unas maletas ligeritas, ya que hay que subir unos 80 escalones algo empinados. Eso sí, una vez arriba, el esfuerzo se verá más que recompensado.
Un artículo de Sandra García.