Un desalojo del Patio Maravillas, otra okupación en la calle Divino Pastor
Lo dice el lema: Un desalojo, otra okupación. Así ha ocurrido con el Patio Maravillas, el mítico centro social autogestionado que okupaba un inmueble en la calle Pez, en el madrileño barrio de Malasaña. Era su segunda sede, después del colegio Maravillas de la calle del Acuerdo, donde estuvo entre 2007 y 2010. Una protesta por el desalojo la madrugada pasada del centro, en cumplimiento de una orden judicial que pesaba sobre el inmueble, ha acabado en la tarde del jueves con la okupación de otro edificio del mismo vecindario, en la número 9 de la calle del Divino Pastor.
La protesta, que no había sido comunicada a la Delegación del Gobierno, comenzó en la plaza del Dos de Mayo, donde se concentraron unas quinientas personas, entre ellas los diputados electos de Podemos Isabel Serrano, Miguel Ardanuy, Miguel Ongil y Pablo Padilla.
Cuatro furgones de la Unidad de Intervención Policial (UIP, los antidisturbios) se trasladaron a la plaza del Dos de Mayo para controlar la concentración.
Tras negociar con los agentes el recorrido, los manifestantes emprendieron una marcha por las calles del barrio de Malasaña, sin pasar por la calle del Pez porque la policía lo impidió, y corearon eslóganes como "El patio vive, la lucha sigue" o "un desalojo, otra okupación". Lo estaban avisando...
En un momento dado, los manifestantes empezaron a correr para despistar a la policía y varias decenas de activistas accedieron, por la puerta del garaje, en el número 9 de la calle del Divino Pastor, un inmueble deshabitado de cinco alturas y fachada de ladrillo.
Tras colgar una pancarta de uno de los balcones en la que se puede leer "Estamos construyendo. No especular", una chica que estaba en la calle leyó un manifiesto en el que se instaba al Ayuntamiento a reconocer la "importancia" de Patio Maravillas y se afirmaba que el edificio okupado "ha sido vendido por el Ayuntamiento a fondos buitre".
Según ha explicado El Patio Maravillas en su cuenta de Twitter, la policía, después de intentar sacarles del nuevo edificio, se ha marchado, pero no descartan que vuelvan a intentarlo.