Los hombres de la presidenta
Después de 81 días de negociaciones, la líder del PSOE andaluz, Susana Díaz, ha conseguido el apoyo necesario para ser investida presidenta de la Junta. Más de dos meses de reuniones, negociaciones, ‘noes’, órdagos, documentos, discursos, ruedas de prensa, coqueteos y alejamientos políticos.
No ha sido un camino fácil para Díaz. Y en este proceloso mundo de los pactos, la presidenta se ha rodeado de su núcleo duro, en quienes más confía, aquellos que tienen la capacidad para susurrarle al oído. Todos detrás de la secretaria general del socialismo andaluz en las fotografías. Unos negociando con los partidos, otros tratando con la prensa y algunos revisando sus discursos. Estos son los hombres de la presidenta.
La mano derecha de Díaz en el PSOE andaluz. Cuando Díaz sucedió a José Antonio Griñán al frente de la federación más potente en el congreso extraordinario de Granada de noviembre de 2013, decidió eliminar la todopoderosa Vicesecretaría General que dominaba Mario Jiménez y confiar el poder interno a este veterano político gaditano a través de la Secretaría de Organización.
Cornejo ha pilotado junto a Jiménez las reuniones con las otras delegaciones de los partidos -en el PP han bautizado a esta singular pareja como los ‘hooligans’-. De Medina Sidonia (Cádiz), el secretario de Organización conoce todos los rincones del socialismo andaluz y de la vida institucional. Ha sido a lo largo de su carrera alcalde de su municipio, parlamentario autonómico, senador, director general de la Junta y delegado provincial. Su llegada a esta secretaría del PSOE se produjo precisamente cuando Griñán aupó a Díaz a la Consejería de Presidencia. Lo que dice Cornejo sobre el partido es lo que piensa la presidenta. En Ferraz también lo saben y su relación con César Luena ha sido el puente con San Vicente.
Díaz y Cornejo
Un castellano-manchego que pasea por el Palacio de San Telmo. Es uno de los asesores en los que más confía la presidenta. Este político de La Solana (Ciudad Real) ejerce actualmente como secretario general de Presidencia -cargo que en política se suele conocer como 'fontanero'-. Detrás siempre de la presidenta, ya sea en un plató de televisión como en los pasillos del Hotel Auditorium durante el congreso del PSOE del pasado verano cuando respaldaba a Pedro Sánchez.
Ha ocupado a lo largo de su carrera varias consejerías en Castilla-La Mancha y fue delegado del Gobierno en esta comunidad durante las dos legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero. Su vínculo con Díaz llegó principalmente a raíz del congreso de febrero de 2012 para suceder al expresidente. Díaz-Cano era el jefe de campaña de Carme Chacón, quien disputó sin éxito la corona del PSOE a Alfredo Pérez Rubalcaba. En aquella cita, la hoy presidenta de la Junta apoyó a la exministra de Defensa y buscó votos a su favor, una postura similar a la del expresidente castellano-manchego José María Barreda, también del círculo de Díaz-Cano.
Díaz-Cano y Díaz
Cuando José Antonio Griñán tomó las riendas del PSOE andaluz y acabó con la bicefalia con Manuel Chaves, dividió el poder: a Díaz le dejó la Junta de Andalucía a través de Presidencia y a Mario Jiménez el partido a través de la Vicesecretaria. Luego todo se precipitó y Díaz consiguió la designación tras la inesperada marcha del presidente arrinconado por el caso de los ERE.
Díaz y Jiménez han progresado en paralelo desde sus años en Juventudes Socialistas. Conocen al milímetro las virtudes y defectos del otro. Una vez ella sucedió a Griñán, lo apartó de la Vicesecretaría General y le planteó dos destinos: la Portavocía en el Parlamento andaluz o el Senado. Al final, se quedó en el primer puesto. Se interpretó como una manera de laminar a alguien que le podía hacer sombra. La presidenta le ha recuperado para la primera línea durante estos meses al confiarle junto a Cornejo las negociaciones con otros partidos y ha sido el encargado de firmar con Ciudadanos el documento para la investidura. Su futuro esta legislatura está en su puesto como portavoz, clave en un Parlamento fragmentado en el que se tendrán que pactar una a una las leyes al no contar con mayoría absoluta.
Díaz y Jiménez
La Consejería de Presidencia en la sala de máquinas de un Gobierno autonómico. Al llegar a lo más alto de la Junta, Díaz mantuvo a Diego Valderas como vicepresidente -la cuota de IU con quien formaba Ejecutivo- y eligió a Jiménez Barrios para el departamento que había ocupado precisamente ella durante la etapa de José Antonio Griñán.
Díaz se rodeó en la anterior legislatura de un Gobierno experimentado y en el que no había estrellas emergentes que enturbiaran su ascenso. Jiménez Barrios es vital en ese Ejecutivo y fue el encargado de anunciar ante la prensa, por parte de los socialistas, el pacto alcanzado en la reunión del martes por la secretaria general del PSOE-A y el presidente del grupo parlamentario andaluz de Ciudadanos, Juan Marín. Tras las crisis con IU, Díaz lo ascendió a vicepresidente y figura esencial ante la posibilidad de tener que ejercer el máximo cargo si ella tenía que apartarse temporalmente por su embarazo. Sentado en la bancada junto a la líder andaluza, ha sido el único que le susurraba al oído durante los debates de investidura.
La administración -a todos los niveles- no tiene secretos para Jiménez Barrios. El que fuera alcalde de Chiclana de la Frontera (Cádiz) entre 1994 y 2004 ha trabajado en distintos niveles en la Junta y en la Diputación de su provincia. Es la imagen institucional que acompaña a Díaz.
Díaz y Jiménez Barrios
Cuando todavía no eran grandes estrellas políticas, Vázquez y Díaz tomaban café en el Senado con la prensa durante la Conferencia de Presidentes mientras José Antonio Griñán negociaba con Mariano Rajoy. Ahora se pone delante de las cámaras y es el encargado como portavoz de la Junta de dar cuenta de los acuerdos del Consejo de Gobierno ante los periodistas todos los martes.
Vázquez es un periodista sevillano que trabajó en El Correo de Andalucía, Diario 16 y Canal Sur, además de haber colaborado durante un tiempo con la agencia de noticias France Press. Es un experto en comunicación política e institucional y publicó el libro Noticias a la Carta. Periodismo de declaraciones o la imposición de la agenda. La presidenta confió especialmente en él durante los debates televisados en la campaña y tampoco se separa cuando atiende a los medios. La última vez que Díaz viajó a Madrid antes de la investidura -este martes- acudió a la capilla ardiente de Pedro Zerolo y, posteriormente, fue entrevistada por Wyoming en El Intermedio. Sus fieles escuderos: Vázquez y Díaz-Cano.
Todos ellos son los hombres de la presidenta (versión andaluza).
Díaz y Vázquez