El precio de ser celíaco: su cesta de la compra es un 265% más cara
¿Qué es ser celíaco? Ser celíaco es tener una intolerancia permanente al gluten del trigo, cebada, centeno y probablemente también de avena. Ser celíaco es tener que leer al detalle las etiquetas de los alimentos cada vez que se hace la compra. Ser celíaco es también tener dos días marcados en rojo en tu calendario: el 5 de mayo (Día Internacional del Celíaco) y el 27 de mayo (Día Nacional de los celíacos). Y ser celíaco es tener que pagar un 265% más cada vez que se hace la compra.
Gráfica de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE)
Este dato lo recoge la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) en su Informe de precios sobre productos sin gluten 2015 y se hace evidente en cualquier supermercado de España. La cantidad de productos para celíacos es mucho menor y sus precios son mucho más elevados que el resto.
Para comprobarlo de primera mano hemos hecho una lista de la compra, con alimentos básicos que cualquiera puede tener en su despensa, y hemos ido a una gran superficie comercial. Aquí los productos de dietas especiales se concentran en un solo pasillo frente a los tres que ocupan los alimentos como pan, galletas o cereales con gluten. Pero esa no es la cuestión, la cuestión es: ¿qué diferencia hay entre los productos con o sin gluten? Según la información recogida, un celíaco debería pagar casi el doble por productos como pan, galletas, pasta o pavo cocido, y eso sin tener en cuenta que su compra se agotaría antes ya que prácticamente TODOS los alimentos se presentan en cantidades mucho menores.
Si se igualan las cantidades (euros/kilo), las diferencias son todavía más llamativas. Productos como la base de pizza incrementan un 434% su precio y las magdalenas, un 406%, aunque mejor verlo en el informe de precios de la FACE.
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La citada guía precios apunta que una familia con un celíaco en su seno paga 1.468,72 euros más en la cesta de la compra anual. El incremento del gasto es de 30,60 euros a la semana y de unos 122,39 euros al mes. Esto sería un aumento medio del 265%.
DÓNDE ESTÁ EL GLUTEN
La diferencia de precios es la última de las complicaciones que se generan en torno a esta enfermedad —sí, es una enfermedad, no una intolerancia—. El problema es que la celiaquía no se puede curar y su único tratamiento es llevar una dieta sin gluten, lo que complica exponecialmente la tarea de hacer la compra. Las estanterías de los supermercados están llenas de alimentos que contienen gluten aunque aparentemente nadie se lo imaginaría, como patatas fritas, congelados o embutidos.
Para saber cuáles sí son aptos para celíacos, hay que fijarse en que aparezcan términos como SIN GLUTEN, GLUTEN FREE o una espiga tachada, certificación europea para indicar que un alimento es apto para su consumo. Esta información es una forma de facilitar la compra a los celíacos ya que la legislación vigente sólo establece que la identificación de los alérgenos debe ir incluida en el etiquetado. Esto mejorará a partir de julio de 2016 cuando entre en vigor una nueva normativa, que regula las menciones "sin gluten" y "muy bajo en gluten". "Esta última sólo podrá utilizarse cuando alimentos que contengan trigo, centeno, cebada, avena o sus variedades híbridas, o que contengan uno o más ingredientes hechos a partir de estos cereales, que se hayan procesado específicamente para reducir su contenido de gluten, no contengan más de 100 mg/kg de gluten en el alimento tal como se vende al consumidor final", explican desde Ainia Centro Tecnológico.
A pesar de todas estas diferencias, desde la Federación de Asociaciones Celíacas de España aseguran que cada vez hay más conciencia de la enfermedad y cada vez más marcas facilitan la información al consumidor incluyendo en sus envases las palabras SIN GLUTEN o la espiga tachada. "En los últimos tres años se ha notado un incremento de empresas que solicitan este distintivo, desde empresas de catering a hoteles, restaurantes o productores desde alimentos", añaden en FACE.
SER O NO SER CELÍACO
La enfermedad celíaca (EC) afecta a un 1% por ciento de la población española, esto sería alrededor de 500.000 personas, aunque sólo un 25% de estos (125.000) están diagnosticados, según datos de laFACE. Esto se debe principalmente a que no existe una prueba diagnóstica para detectarla, como ocurre en el caso de la intolerancia a la lactosa.
Para detectarla se debe hacer "un estudio endoscópico y una biopsia para confirmar los resultados" previo análisis de sangre, contaba hace unos meses la doctora Belén de la Hoz, coordinadora del Comité de Alergia a Alimentos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), a El Huffington Post. La prueba se hace en pacientes con unos síntomas previos muy claros. Estos son "pérdida de peso, pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, dolores abdominales y anemia producida por déficit de hierro", explican desde FACE, en cuya web se recoge el listado de estos síntomas según la edad del individuo.
Todas estas complicaciones mejoran a los pocos días de empezar una dieta sin gluten, siendo precisas unas cuantas semanas para que remitan los síntomas tales como diarrea, náuseas, distención abdominal, pérdida de peso y de apetito, como señala la guía 100 preguntas y respuestas sobre la enfermedad celíaca.
¿Y qué pasa si no se corta con el gluten de raíz? Esa es quizás la cuestión que muchos se plantean, ya que no hay una consecuencia directa al consumo de gluten. Una celiaquía no detectada se traduce en que estos síntomas se perdurarían y podrían aparecer enfermedades asociadas tales como dermatitis herpetiforme, diabetes mellitus tipo I, problemas de tiroides o enfermedades hepáticas.