Llevan a la justicia el asesinato de las 17 rosas de Guillena en 1937
Las 17 rosas de Guillena (Sevilla) no son, quizá, tan conocidas como sus camaradas, las 13 rosas de Madrid. Y, sin embargo, poco diferencia las tragedias de unas y otras. Idéntica persecución, idéntico dolor. Las andaluzas fueron encarceladas, torturadas humilladas y rapadas. Luego, les dieron el paseíllo por las calles de su pueblo. Una lección en público para sus convecinos. El ejemplo de lo que no se debía hacer. El paseo acabó con las mujeres cargadas como ganado en un camión, que las trasladó a Gerena, un pueblo vecino, aún en Sevilla. Una a una fueron cayendo ante los disparos del pelotón de fusilamiento local. Tenían entre 24 y 70 años. Sus cuerpos, sin respeto alguno, fueron lanzados a una fosa común. Todo ocurrió entre el 6 y el 8 de noviembre de 1937.
Ahora, 78 años después de aquel asesinato múltiple, las familias de aquellas mujeres han llevado su caso ante un juzgado de Sevilla. Aunque sus huesos se recuperaron, el capítulo no está cerrado: su muerte no se ha investigado propiamente, no se ha buscado a los culpables y no se ha catalogado su ajusticiamiento como asesinato. En el Registro Civil, aún hoy, sólo consta que están "desaparecidas".
Según informa la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica 19 Mujeres de Guillena -que recuerda a las 17 rosas y a dos mujeres más, detenidas con ellas y finalmente indultadas-, su denuncia se fundamenta en la recogida de testimonios y pruebas durante décadas, una investigación que ya había cuajado en una denuncia previa, incluida en la querella interpuesta ante la Justicia argentina contra crímenes del franquismo.
Es una pelea vieja, con la que quieren cerrar el círculo de memoria recobrada y justicia. Entre enero y febrero de 2012, los 13 cuerpos fueron exhumados del cementerio de su pueblo. Todo el mundo sabía dónde estaban, pero nadie se había atrevido a buscarlos. En diciembre de ese mismo año, tras un serio análisis de ADN en Bollullos de la Mitación, se pudo poner nombre y apellido a cada hueso. 75 años después de su asesinato, las 17 rosas de Guillena regresaron a su pueblo, a descansar en paz. O casi. A la espera de los jueces. "Verdad, justicia y reparación", se lee en la placa que marca su enterramiento, juntas, identificadas, reparadas.
José Domínguez Núñez fue el hombre clave para dar con ellas. De niño, subido a un olivo, pudo ver cómo mataban a las 13 mujeres. Señaló entonces un punto en el cementerio de Gerena. También señaló a los culpables, un grupo de falangistas y guardias civiles locales. Un testimonio que ahora se refleja en la denuncia recién interpuesta esta semana.
FAMILIAS DE REPUBLICANOS
El delito de estas mujeres era el de ser mujeres, madres, hermanas... de republicanos, muchos de ellos exiliados del pueblo. Y no taparlo ni avergonzarse de ello. Las tropas fascistas arrasaron la zona sin mucha oposición, así que, recuerda la Asociación, muchos de los hombres se marcharon a Extremadura o Madrid, a luchar con el ejército republicano, escaparon a la montaña cercana fusil en mano o acabaron, directamente, fusilados.
Miembros de la asociación guillenera, con su recurso interpuesto ante un juzgado de Sevilla.
Entran dentro de la política de razias de la época, las que el historiador José María García Márquez llama "operaciones de limpieza", "matanzas de mujeres exclusivamente para cortar de raíz las ayudas que los huidos en las sierras estaban recibiendo de los pueblos", escribe. El Ronquillo, Guillena o Martín de la Nara fueron otros municipios de la zona donde se dieron casos similares, abunda.
Estos son los datos que existen de las 13 mujeres para las que ahora se busca justicia, según la ARMH 19 Rosas: