Ciencia y arte unidos: el IED presenta la performance de danza y voz 'The Insider'
Las nuevas tecnologías siguen revolucionando el mundo del arte. IED Visual quiere explorar las nuevas formas artísticas en su versión más puntera con Conectable, un espacio que se sitúa entre el diseño y la tecnología y busca acercar las artes escénicas a las nuevas posibilidades que ofrecen los avances tecnológicos.
Para articular esta confluencia entre ciencia y arte está Ernesto Estrella, poeta y músico granadino afincado en Berlín, obsesionado con la voz, que explora desde todos los ángulos imaginables. El artista presenta The Insider, una propuesta audiovisual y performativa de voz y danza , intervenida por creativos del IED Madrid para una experiencia más interactiva.
- Es difícil hacerse a la idea de qué es The Insider… ¿cómo lo definirías?
The Insider es una visita guiada por el archivo emocional, físico, intelectual de nuestra identidad móvil contemporánea. El formato inicial es un espectáculo de unos 40 minutos, cuyos elementos básicos son la voz y el cuerpo, como ocurre en un monólogo. The Insider está concebido como una narrativa (una serie) que se desarrolla en seis episodios. Lo que presentamos en el IED este 21 de mayo es el primer episodio, La Danza de lo Ilegible.
Como digo, estamos ante un recorrido por las distintas salas o perspectivas que constituyen la identidad contemporánea, y su frenética y, a veces, desesperada movilidad. Este archivo tiene mucho de infame (las tragedias fronterizas, la violencia identitaria de naciones, géneros, etc..), pero también está lleno de heroísmo, humanidad y descubrimiento. Solemos acceder a estas historias a través de reportajes, documentales, series, obras de teatro, películas o libros que recogen testimonios sobrecogedores o crean ficciones intensas relacionadas con el viaje, interior, externo, voluntario o forzado.
No siempre, pero sí a menudo quedamos, como espectadores, situados en un impasse ético, emocional, intelectual. Ese ámbito de compasión y temor -que Aristóteles ya pedía para la tragedia clásica- hace difícil pensar, percibir o sentir más allá de ciertas pautas preestablecidas. La participación, en el mundo de la información y el entretenimiento, está altamente reglada. Por otro lado, las propuestas más experimentales fallan también a menudo al quererse minoritarias o ajenas a esta codificación de la imagen, el sonido, el sentimiento. Es necesario trabajar con una conciencia clara de esas reglas, que son las del mundo del entretenimiento, pero también las que guían la configuración de la movilidad y del ciudadano hoy día. The Insider parte de esa conciencia, inscribiéndose en la narrativa amplia de una historia de migración, de viaje, que toca elementos claves y habituales dentro del género (hitos históricos y detalles de la historia personal, personajes principales y secundarios, historias de amor y desengaño, etc). Dentro de ese marco, la innovación de la propuesta tiene varias capas, pero quizá el objetivo más claro es el de acercar estas historias y este mundo afectivo a nuestra experiencia diaria, sea cual sea, y hacer sentir al espectador que también en su día, en sus decisiones, en sus movimientos, es parte de esta historia.
The Insider nos cuenta el desarrollo vital de un agente de aduanas quien, al poco tiempo de jubilarse, comienza a ser invadido por los recuerdos y experiencias de las personas que pasaban delante de él mientras estaba de servicio. El archivo de emociones, anécdotas, músicas, que transita de un espacio a otro, cruzando fronteras políticas y culturales de modo silencioso, a menudo, obligado a ese silencio, se desata en la mente de este Insider, ahora capaz de percibir desde múltiples perspectivas el mundo que antes solo reglaba desde una supuesta posición de poder. Y este personaje es precisamente lo que creo que era necesario construir para traer una propuesta innovadora capaz de comunicar historias desde otro lugar. No es fácil contar una historia, menos si es ajena. Por ello, quiero hacerlo desde la cautela, con la conciencia de esa dificultad, que, a veces, durante el espectáculo, emerge en el modo en que la voz y el lenguaje (dudas, interrupciones, etc..) nos acercan una anécdota personal o el recuerdo de una melodía conocida. Sabemos poco, al inicio, de este personaje, el Insider, cuya historia se desplegará a lo largo de los seis episodios de la serie. Estamos ante una identidad abierta, voraz, y deseosa de compartir sentimientos propios y ajenos, acariciar y despertar al espectador. La fragilidad del Insider, de todos modos, no es enfermedad, aunque su hipersensibilidad puede dar, en el inicio de la serie, esa impresión. Salvando las distancias, el paralelo más cercano que se me ocurre es el de El Idiota, de Dostoyevsky, un personaje cuya honestidad diluye las convenciones sociales y hace emerger lo más humano y sensible de los personajes con quien se encuentra. Podría extenderme más con referentes culturales del mundo musical, literario o político actual, pero quedémonos, por ahora, con esta referencia.
- ¿Cómo puede interactuar el público con The Insider?
Esa es precisamente la pregunta que me hago constantemente, cada vez que entro en zona Insider dentro de mi trabajo. Estamos en el primer episodio, dedicado a la danza, donde hay un deseo intenso, por parte del personaje, por acercarse al público, pero este deseo está en gran medida contenido. De todos modos, sí que hay un par de momentos que abren la situación narrativa al público, pero prefiero no desvelarlos de antemano, hay que ver el espectáculo. En los episodios que siguen (2 y 3) el tema es el amor, y la política, respectivamente. Ahí sí vamos a ver aparecer modelos de interacción más claros. Me interesa intervenir, para el caso del episodio de la política (Jump Political!) la lógica de una reunión de un colectivo social, así como de otras situaciones físicas o mediáticas relacionadas con el discurso político, en su banalidad y en su profundidad. En general, me interesa intervenir los formatos habituales de comunicación de información y conocimiento, desde la charla o clase magistral hasta los ejercicios de meditación y relajación. Creo que hay un potencial expresivo en esos formatos aún poco explotado. Pero bueno, esto es más el trabajo que hacemos en Berlín (junto con Mario Asef y Brandon LaBelle) dentro del Voice Observatory, del que luego quizá te hable un poco.
Lo interesante también, y por eso estoy encantado con la invitación del IED, es cómo desarrollar estos modos de interacción con el público más allá del momento del espectáculo en sí. En ese sentido, estoy ahora comenzando a configurar el equipo que se va a encargar de desarrollar las extensiones interactivas y transmedia de la ficción de The Insider. Según trabajo en los próximos episodios, surgen ideas y posibilidades que muy posiblemente desemboquen en una serie-web y en propuestas de juegos de realidad alternativa relacionados con la serie. Tal y como yo lo veo, es una traducción de situaciones que se localizan en el espacio escénico, pero que podrían fácilmente compartirse en otros ámbitos de un modo más directo y amplio . Me interesa el cruce con la vida diaria, con la rutina del día a día (que hoy es tan física como virtual) y, sobre todo, con los modos de descubrimiento, sensibilidad o sorpresa que tenemos siempre a mano, aunque a menudo no tengamos tiempo o ganas de dejarnos cruzar por ellos. Creo que las extensiones de interacción trasnmedia y con el espacio físico son la dirección natural del proyecto. Ya cuento con un buen equipo colaborador y asesor sin el cual sería difícil llevar adelante el viaje personal y profesional que supone The Insider. Y estoy seguro de que en los próximos meses vamos a dar con otros artistas y especialistas capaces de unirse al equipo para desarrollar de un modos más intenso estos aspectos.
- ¿Qué mensaje hay tras The Insider y cómo surgió?
Inicialmente, se trataba de un trabajo centrado en la voz. Luego apareció el movimiento. De ahí surgió el personaje, el marco, el formato de serie, y, ahora, como cuento, su futuro desarrollo hacia otros canales que van más allá del contexto del espectáculo. En relación con lo que preguntas sobre el mensaje, creo que lo comentado más arriba ya lo aclara, pero por ponerlo en pocas palabras: The Insider quiere hacer presente el archivo emocional, físico, intelectual de nuestra identidad móvil contemporánea como lugar de cohabitación, como fábrica de ciudadanía para el siglo XXI. ¿Qué elementos, que condiciones de posibilidad nos hacen iguales, pese a la multiplicidad de voces, historias, situaciones? ¿Cómo crear una zona común afectiva, física donde respirar más a fondo, de un modo más flexible, sin perder nuestras diferencias ni olvidar nuestros orígenes? Esas son las preguntas teóricas, filosóficas que pueden entreoírse cuando uno asoma la oreja o el olfato a la cocina de The Insider.
Como todo proyecto original de amplia envergadura, el periodo de gestación de este concepto tiene varias etapas que quizá en otro momento pueda contar. Pues el hecho es que, más allá de estas capas previas, sí que puedo decir el momento en que literalmente surgió The Insider. Fue el verano pasado en Cabo de Gata, lugar donde he pasado los veranos de mi infancia (soy de Granada, con padre almeriense y madre de Albacete). Bien metidos en el mar, estábamos jugando con mis primos niños y adolescentes a tocar el fondo del mar y desde ahí impulsarse para subir de nuevo. Fue en uno de esos ascensos que me vino la iluminación del personaje y la historia, a la que venía dando vueltas desde hacía unos meses. Todo quedo claro en esos días en conversaciones con mi hermano -Carlos Estrella- que es precisamente experto en especialista en redes sociales y estrategias mediáticas. Desde ahí comencé a recopilar materiales, revisar propuestas que pudieran parecerse a la mía, y, finalmente, elaborar lo que podría ser un primer episodio de presentación del concepto.
- Se inserta en lo más puntero del IED, el uso digital para las artes visuales. ¿Cómo ves este ámbito a nivel mundial y en España? (artistas a seguir, obras más relevantes de los últimos años…)
Así es. Además el IED ocupa un espacio muy especializado, pero al mismo tiempo híbrido y atento a la complejidad de las propuestas y al equilibrio entre el mundo creativo y las necesidades reales del mercado del diseño. El festival Conectable, en cierto modo, hace explícito este interés y conocimiento que promueve y desarrolla el IED en relación con las herramientas digitales dentro del mundo visual. Las posibilidades que ofrecen los medios digitales permiten crear experiencias de comunicación amplificadas, que desbordan la pantalla y que nos hacen partícipes de las mismas. Las Escuelas de Artes Digitales y Comunicación a nivel mundial se hacen eco de ello, y definen que conocimiento pueden aportar a otras disciplinas buscando soluciones transdisciplinares e innovadoras, que dibujan hacia donde va la comunicación del futuro. Colectivos como United Visual Artists o artistas como el español Daniel Canogar llevan trabajando muchos años en este tipo de experiencias colectivas. En Berlín he tenido precisamente la oportunidad de participar en la plataforma educativa, Institute for Spatial Experiments, liderado por Olafur Eliasson. Aquí en Maderid, ahora mismo podemos disfrutar de la exposición de Jim Campbell en la Fundación Telefónica de Madrid, que puede dejarnos entrever hacia dónde va esto que llamamos diseño de experiencias.
- ¿Qué puede hacer la tecnología por el arte?
Está claro que hoy día una intensa rutina de hiper-estimulación sensorial (física/digital) ha convertido, nuestro trabajo, ocio, placer y descanso en un continuum que, a menudo, adormece y satura nuestra capacidad sensible e intelectual. La tecnología está en el centro de este cambio de paradigma, y creo que también contiene muchas de las soluciones futuras. Uno de los resultados más inmediatos de este proceso, creo, es la reducción de los sentidos, de nuestras emociones y de nuestras ideas a una paleta básica -sofisticada, eso sí- de trayectorias y opiniones que domestican nuestro día. ¿Cómo es posible tener una experiencia, crearla o diseñarla, dentro de este contexto?
Creo que si las ideas están bien definidas, la tecnología es la herramienta que puede hacer factible y efectivo hoy día tal relación con la experiencia. Yo realizo un trabajo de voz y cuerpo muy desnudo, muy hacia la raíz del material, como el que me mete las manos en la masa (de la voz) para construir ladrillos o panes sonoros bien definidos. Pero aún así, este trabajo no puede ser pensado sin su extensión tecnológica, que, en mi caso, por ejemplo, tiene como mínimo elemento el micrófono y un equipo de sonido de alta calidad para que se produzca una escucha efectiva. Mi instrumento es el micrófono, tanto como la voz. Desde ahí, las extensiones tecnológicas posibles son infinitas, y aceptables, siempre y cuando sean coherentes para el concepto que se está desarrollando. En ese sentido, va a ser muy interesante ver el trabajo de estos días que los estudiantes del IED están desarrollando asesorados por los artistas Antonio Morales, Kike Ramírez (Vj Spain) y Marta Verde. La idea aquí es precisamente que se propongan ramificaciones y desarrollos audiovisuales e interactivos para The Insider.
- ¿Por qué y cuándo decidiste hacerte poeta y músico? ¿Cómo derivaste hacia un arte tan innovador?
Estas son las preguntas que me son más difíciles de contestar. No se me da bien la auto-arqueología. Y creo que aquí conviene la respuesta convencional de que en realidad uno no elige estos destinos creativos, sino simplemente se le imponen. En mi caso, lo difícil ha sido, quizá, lograr el equilibrio entre esta vena creativa y mi labor académica como teórico de la literatura y de las artes. Y creo que ha sido precisamente el encuentro con esto que llamas arte innovador, centrado en la voz, lo que me ha llevado a realizar de un modo efectivo ese difícil equilibrio. The Insider es un buen ejemplo de ello. Como conclusión lo que diría es que más que el momento de decisión de un destino o profesión lo que percibo en el día a día es la necesidad de persistir en ese camino, la necesidad de levantarme a la escuela de la decisión.
- ¿Cuáles son tus principales influencias?
Musicalmente, vengo tanto del flamenco como del blues, pues en ambos casos la voz tiene un papel de búsqueda intenso que no se ve tan fácil en otros géneros. Billie Holiday, Son House, Robert Johnson, por un lado. Manolo Caracol, la Niña de los Peines, Camarón de la Isla o El Cabrero, por otro. Por dar algunos nombres. Hay claro otras influencias concretas relacionadas con la voz (Mike Patton, Barbara Hannigan) y otras pertenecientes al mundo de la literatura, artes visuales y cine, filosofía, política, etc. Creo que la serie The Insider va a ser precisamente el lugar donde todas esas influencias van a dialogar de un modo coherente.
- Pareces particularmente interesado en los sentidos, especialmente en la voz. ¿A qué se debe?
Como decía más arriba creo que nuestros sentidos están adormecidos y que la tecnología está en el centro tanto del problema como de la solución. Pero claro, debe haber una idea clara y sostenida en el tiempo de lo que se quiere hacer. Para mí esto se traduce en un trabajo intenso de atención y reinvención de los sentidos (que son de cinco). En relación con esta zona de mi trabajo he tenido la suerte de encontrarme durante este último año con especialistas de otros campos que comparten esta convicción. De ahí ha nacido la Nomadic School of the Senses (Escuela Nómada de los Sentidos), una plataforma educativa-académica que parte de un convencimiento sencillo: es en los sentidos donde los individuos y las comunidades pueden encontrar los recursos más ricos, más accesibles y más certeros para la construcción de itinerarios propios y para el descubrimiento de destrezas desconocidas u olvidadas. El trabajo de nuestra escuela ha comenzado en Berlín junto con el chef y antropólogo Pepe Dayaw, y precisamente esta semana hemos tenido varias reuniones en Bilbao con la editora y agitadora cultural Nati (Jaio) de la Puerta, otra de las fundadoras de la plataforma. La semana que viene aterrizamos en la Universidad de Granada para un seminario-taller sobre ciudadanía, identidad y movimiento en el que también participarán el psicólogo y neurofisiólogo Pandelis Perakakis y la bailarina y coreógrafa Anna Petzer. http://nosos.eu
Me preguntas sobre la voz, y ese es el otro proyecto amplio en que estoy ahora mismo metido, The Voice Observatory. Esta plataforma está financiada por el Senado de Berlín (donde vivo) y recién esta semana hemos cerrado un primer tramo del proyecto. Los artistas sonoros, visuales y conceptuales Mario Asef y Brandon LaBelle son los co-fundadores de este laboratorio de investigación dedicado a los fenómenos relacionados con la voz y sus dimensiones acústica, informativa, performativa, y socio-política. El objetivo general de este proyecto es crear un espacio en el que viejas y nuevas hipótesis, obras artísticas y conceptos teóricos relacionados con la voz puedan entrar en un diálogo productivo. El hecho es que hemos creado una plataforma muy activa, y también móvil. En junio vamos a llevar los talleres del Voice Observatory a la Escuela de Diseño del ZKM en Karlsruhe. Durante este otoño, es muy posible, además, que desarrollemos el proyecto en Madrid y a Bilbao.
- ¿Qué te gustaría hacer, a futuro, que aún no hayas hecho?
A esta respondo desde lo físico y personal, pues creo que el panorama que he esbozado sobre mis proyectos actuales (The Insider, The Voice Observatory, Nomadic School of the Senses) marca con bastante claridad los siguientes pasos que voy/vamos a dar en los próximos meses. Me gustan, me interesan las disciplinas físicas. Hace medio año comencé con el boxeo, que es de lo mejor que le ha pasado a mi cuerpo (y no solo) en mucho tiempo. Nada que ver con lo que uno imagina en relación con este deporte. Pero bueno, en eso ya estoy y voy a seguir, también cuando estoy aquí en Madrid (en Vallecas hay un gimnasio estupendo). Lo nuevo, lo que me gustaría hacer en el futuro, es aprender a hacer surf. Uno de mis mejores amigos en Berlín, el filósofo y traductor australiano Steven Corcoran se pasa los inviernos berlineses haciendo surf -entre tiburones- en su tierra. Ya tenía el gusanillo de escuchar, ver fotos, etc. Pero ha sido precisamente esta semana pasada en una cena estupenda con el cocinero Fernando Canales (Etxanobe) que salió el tema otra vez. Fernando amanece a las seis contra las olas en el Cantábrico, y creo que entiendo exactamente la sensación de inaugurar así el día, con lo que tiene de claridad y energía inapelable. Así que lo he decidido, la próxima vez que tenga la oportunidad (que el mar o los amigos me la den), ¡a probar la tabla!