Margallo recuerda a asesinados en Mauthausen y reivindica el deber de memoria
Un día como hoy, hace 70 años, el campo de concentración de Mauthausen era finalmente liberado por tropas estadounidenses. Por eso este domingo, líderes de todo el mundo se han concentrado de nuevo ante sus barracones y sus monumentos de homenaje para impedir que el tiempo borre ni un solo recuerdo de la infamia nazi.
El ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, ha sido quien ha participado en nombre del Gobierno, recordando especialmente a los 7.500 republicanos españoles que estuvieron en este campo, de los que casi 5.000 fueron asesinados. Ha reclamado su memoria desde "una España abierta, democrática e integradora".
El campo de concentración de Mauthausen, y en especial el subcampo de Gussen, fue conocido como "el campo de los españoles", porque allí fueron enviados miles y miles de hombres, mujeres y niños españoles, de los casi 10.000 que fueron a campos nazis.
Previamente al desfile de las delegaciones nacionales dentro del campo de Mauthausen, el ministro asistió al acto conmemorativo en el memorial a los españoles republicanos e hizo una ofrenda floral.
Ante una numerosa delegación del Amical de Mauthausen y otra de la Asociación de los Españoles Republicanos en Austria, García-Margallo quiso recordar a los españoles que pasaron por este campo, a unos 160 kilómetros al oeste de Viena.
Unas 100.000 personas de más de 40 nacionalidades fueron asesinadas durante la II Guerra Mundial (1939-1945) en Mauthausen, la mayoría de ellas debido a inhumanas jornadas de trabajo en las que desfallecer significaba ser rematado a golpes o tiros.
Entre los prisioneros catalogados como "enemigos políticos" del Tercer Reich había unos 7.500 republicanos españoles, de los que dos tercios de ellos perdieron la vida.
LA "ESCALERA DE LA MUERTE"
A esos 7.532 españoles se refirió especialmente el ministro y a los 4.816 de ellos que perdieron la vida en Mauthausen "por el sobreesfuerzo, el hambre, la enfermedad o en la cámara de gas".
Aunque no era propiamente un campo de exterminio, como Auschwitz, sino de trabajo, en él se aplicaba la divisa nazi del "exterminio a través del trabajo", con unas jornadas brutales.
Muchos murieron en las interminables jornadas en la cantera de granito y al cargar las piedras por los 186 escalones de la denominada "escalera de la muerte".
García-Margallo quiso en su intervención honrar y renovar "un deber universal de memoria" y citó al Premio Nobel de la Paz Elie Wiessel, superviviente de Auschwitz y Buchenwald.
"Nunca olvidaré esta noche, la primera noche en el campo. Nunca olvidaré aquel humo. Nunca olvidaré las caras pequeñas de los niños. Nunca olvidaré ese silencio nocturno que me privó, para toda la eternidad, del deseo de vivir. Nunca olvidaré aquellos días en que asesinaron a mi Dios y mi alma y convirtieron mis sueños en polvo", recordó el ministro español citando a Wiessel.
Por eso señaló que es preciso que "la memoria sea un aprendizaje perpetuo" y lo ejemplificó con la frase del filósofo hispano-norteamericano George Santayana: "Los que ignoran la historia están condenados a repetirla".
García-Margallo recordó que el 28 de abril el Congreso instó al Gobierno, mediante una proposición no de ley adoptada por unanimidad, a honrar a los españoles presos en los campos nazis.
El ministro rememoró también a aquellas personas que "en los momentos de mayor oscuridad" abrieron un camino a la bondad y a la esperanza, como Francisco Boix, ayudante de fotografía del campo, que escondió negativos de muchas de las imágenes gracias a las cuales se pudo probar durante los juicios de Nüremberg la presencia de Albert Speer y Ernst Kaltenbrunner en Mauthausen.
ALGUNAS CRÍTICAS POR LA PRESENCIA DE MARGALLO
Ante alguna persona que criticaba su presencia en el acto, García-Margallo citó una frase de Salvador de Madariaga: "Los que antaño perdimos la tierra para conservar la libertad y los que escogieron la tierra perdiendo la libertad, os hemos reunido todos juntos para buscar un camino que nos lleve a todos, a unos y a otros, a la tierra y a la libertad".
Recordó que tuvo el honor de ser diputado constituyente y de firmar la Constitución de 1978 que significaba, dijo, "consagrar la reconciliación nacional y abrir una España para todos".
"Por eso mi sitio sí esta aquí, en cualquier lugar que haya un español que sufra, haya sufrido, esté martirizado o haya sido martirizado. Mi sitio, mi corazón, mi espíritu y mi inteligencia está con todos vosotros. Por eso en contra de lo que se ha dicho, mi sitio está aquí", insistió García-Margallo.
En el homenaje intervino también Enric Garriga, presidente de Amical Mauthausen España, quien lamentó que no se hayan cumplido aún reivindicaciones como el reconocimiento jurídico de los deportados.
Entre gritos de "Viva la República", Garriga señaló la importancia de "reconocer a los culpables" de esta "barbarie" y citó al régimen de Franco y al de Vichy, antes de llamar a renovar el compromiso de seguir luchando siempre contra el fascismo y reclamar a los jóvenes que ayuden en esa batalla.
Juan Ramón Ceballos, concejal de Lérida, y Jordi Palou, representante de la Generalitat, recordaron a los españoles deportados, muchos de ellos catalanes, e insistieron en trabajar por la paz, la libertad y el respeto.
LA VOZ DE CRISTÓBAL
A sus casi 96 años, el barcelonés Cristóbal Soriano Soriano es uno de los pocos republicanos españoles que aún vive y tiene memoria para recordar la violencia, la muerte y el hambre que se vivió en el campo de concentración de Mauthausen, llamado "el campo de los españoles".
Cristóbal, acompañado de uno de sus hijos, acudió a Mauthausen. Tras el acto celebrado en el memorial a los españoles republicanos, este anciano intercambió unas palabras con el ministro de Asuntos Exteriores. "Me alegro de que se preocupen de los españoles que estuvimos aquí", le dijo Cristóbal al ministro, quien aseguró lo difícil que supone recordar ahora "esta maldad absoluta".