Ignacio Aguado (Ciudadanos): "Estamos hartos de que el PP nos engañe"

Ignacio Aguado (Madrid, 1983) no duerme más de cinco horas al día. Ya está en plena precampaña. Su vida ha cambiado radicalmente desde que fue elegido candidato de Ciudadanos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid y trabaja sin descanso para conquistar la Puerta del Sol.

Vecino del barrio de San Blas, ha dejado temporalmente su trabajo en una multinacional energética para centrarse en la carrera política. Defiende que es algo pasajero, pero ha decidido dar este paso al estar “harto de estar harto”. Con tres carreras en su currículum -Derecho, Administración y Dirección de Empresas y Ciencias Políticas-, Aguado vive ahora de lo que tiene ahorrado porque no cobra ni un euro de la formación naranja.

Llega dispuesto a aportar su experiencia en la empresa privada (también estuvo un tiempo en un bufete de abogados en Liverpool) y a regenerar el panorama político madrileño. Es el Albert Rivera de la Villa y Corte y sus vidas se han sucedido en paralelo. Los dos cogieron tablas en las ligas de debates universitarias y pasaban muchas horas en la piscina al jugar a waterpolo. Uno en Barcelona y el otro en Madrid.

Le espanta el bipartidismo, escucha música house y acaba de terminar de leer Principios de un orden social y liberal, de Friedrich August von Hayek. Y en política tiene claros sus referentes: Barack Obama, Manuel Valls y Felipe González. La mezcla de la nueva política.

¿Quién es Ignacio Aguado? ¿Cómo llega a la política?

Soy un ciudadano más. Siempre me ha gustado la política y decidí hace un par de años dar un paso al frente cuando me di cuenta de que si no te mueves tú, los demás no lo van a hacer. Estaba harto de estar harto. Prácticamente no me considero un político, sino un ciudadano de a pie.

¿Por qué Ciudadanos?

Me afilié en 2013 porque me ha gustado desde siempre. Conocía la figura de Albert Rivera de la época de debates universitarios, él jugaba a waterpolo y yo también. No le conocía personalmente, pero sabía de su labor en Cataluña. Cuando me harté, llamé a Barcelona para echar un mano. Me dijeron que había una agrupación en Madrid, que solo contaba con 30 afiliados en toda la comunidad. Ahora somos 3.000.

Empecé a trabajar en la agrupación y se quedaron dos plazas vacantes en la Junta Directiva. Me presenté a las elecciones y salí elegido como miembro de la Junta y luego como portavoz de Ciudadanos en Madrid en enero de 2014.

Hay confusión a la hora de etiquetaros. ¿Cómo se considera personalmente? ¿De derechas, izquierdas, centro-derecha, centro-izquierda?

Entiendo que la gente quiera ubicar a los partidos para fijar las opciones y no tener que pensar demasiado. Es una cosa natural, intentar meter en la cajita a cada partido. No queremos resignarnos a estar en ese eje porque no es la realidad. Tenemos componentes de la derecha tradicional y clásica y también una manera de ver la vida que tiene que ver con la izquierda clásica. Me considero una persona que defiende la libertad individual -el mérito, el compromiso, el libre mercado-, pero también me considero muy comprometido socialmente.

El PP ya ha pasado a atacarles directamente y les ven como un rival en las elecciones. ¿Se irán tantos votos a su partido como dicen las encuestas?

Me fío poco de las encuestas, soy muy prudente. Eso sí, muestran una tendencia al alza de Ciudadanos y hay una ruptura bastante palpable del bipartidismo. Vamos a un panorama de cuatro partidos: dos viejos (PP y PSOE) y dos emergentes (Podemos y Ciudadanos). No creo que vaya a haber grandes mayorías y se tendrán que buscar pactos, coaliciones o acuerdos puntuales, lo que es positivo para la democracia.

El Partido Popular ha elegido a sus candidatos para la Comunidad de Madrid y ya tiene como gran rival a Cristina Cifuentes. ¿Qué le parece?

Sinceramente, no me preocupan tanto los candidatos como la credibilidad de sus partidos. Me parece que cuando tienes un programa ganador como el de Ciudadanos, que no es un brindis al sol y tiene 200 medidas concretas, los candidatos es lo de menos. No me gusta atacar y me voy a dedicar a intentar convencer a los ciudadanos de que son necesarias estas propuestas las lleve quien las lleve. No somos un partido que busque el pedigrí de las propuestas ni queremos descubrir nada nuevo, pero queremos que se hagan unas reformas de manera urgente y sin gritar. Nosotros no somos de gritar ni de subversión, ni de que ‘se van ellos para llegar nosotros’.

Es más, si alguien se comprometiera a hacerlas, no habría dado el paso de meterme en política y me hubiera quedado tan tranquilo en el sector privado.

¿Cree que el ‘efecto Ciudadanos’ ha influido en la elección de Cifuentes como candidata del PP por tener un perfil moderado?

Sinceramente, creo que los que se habían postulado no gustaban a la cúpula. Y los que ellos pretendían no estaban por la labor de asumir este reto. Es un reto muy importante para este partido y tal como está hoy, con casos de corrupción como Gürtel y Púnica y los recortes, ponerte la chaqueta del PP e intentar defenderte es complicado. Pienso en Pablo Casado, que estuvo en las quinielas, y entiendo que no diera el paso. Me parece de locos.

Si no tienes un proyecto creíble, como el del PP, es muy complicado que alguien pueda reflotarlo. Dependerá de ellos y su capacidad de regenerase. Estamos hartos de que nos engañen y, sobre todo, desconfiamos de un partido que nos ha engañado de manera sistemática.

El PSOE ha dado un giro con la sustitución de Tomás Gómez por Ángel Gabilondo. ¿Cómo se ve enfrentándose a este catedrático de Metafísica?

Parte de la población pensaba que el PSOE de Pedro Sánchez iba a regenerarse, pero ha demostrado que no. Con este dedazo ha desmontado la federación madrileña, que había elegido de manera democrática a su candidato. Ha nombrado prácticamente a dedo, porque ha sido un paripé lo de las asambleas. Sobre Gabilondo, total respeto. Pero, sinceramente, si no han sido capaces en 20 años el PSOE y la izquierda de hacer frente al PP, me parece complicado que en tres meses sean capaces de diseñar un programa convincente y aclararse internamente en sus disputas palaciegas.

¿Qué opina de Podemos? ¿Tienen algo en común? ¿En contra?

Era un fenómeno necesario que evidenció una indignación que muchos llevábamos manifestando de manera clara desde hace muchos años. Ciudadanos nace en 2005 como reflejo de la indignación social que había en Cataluña. Es verdad que Podemos ha capitalizado esa indignación de una manera muy rápida, pero las soluciones no tienen nada que ver, son antagónicas prácticamente.

Ellos entienden la política como un duelo entre clases sociales, entre los de arriba y los de abajo y con un discurso que se base en la subversión y la rebelión desde las vísceras, mientras que nosotros entendemos que hay que construir y proponer.

El día después de las elecciones va ser tan importante como el propio 24-M porque previsiblemente van a ser necesarios pactos. ¿Con quién está dispuesto a pactar y con quién no?

Los importante, más que ver con quién pactamos, es para qué pactamos. Es un cambio en el paradigma en política y es lo que me diferencia de la vieja política. No venimos a aspirar al poder por el poder, a que me den una consejería, me preocupa que se cumpla un programa. En la medida que haya partidos políticos que se acerquen a esa hoja de ruta, pactaremos. Y si nadie se acerca, estaremos gobernando o en la oposición en minoría. No es necesario que haya gobiernos de mayorías, se puede hacer en minoría con pactos puntuales.

Hablando de pactos, no consiguieron llegar a un acuerdo con UPyD. ¿Es imposible esa unión ya?

Estuvimos siete años llamando a su puerta, se lo pedimos hasta en cuatro ocasiones. Sistemáticamente nos dijeron que no. La voluntad de Rosa Díez siempre ha sido la de no llegar a un acuerdo. Nosotros creemos que somos partidos primos, compartimos muchas cosas. Ella puso el foco en lo que nos diferenciaba y se negó. Este proyecto es más que un partido y va a salir adelante con o sin UPyD. En la medida que eso sea así, entiendo que los afiliados de UPyD estén viniendo de manera bastante masiva.

¿Les han llamado los otros partidos para conocerles, tantearles?

No, nadie.

¿Y los empresarios? ¿Se están acercando a ustedes?

Sí, es mucho más dinámica la sociedad civil en ese sentido. Hemos tenido reuniones con empresarios de la comunidad, con sindicatos, con representantes de colectivos de empresas. Cada día tenemos tres o cuatro reuniones con colectivos y asociaciones.

¿Qué le parece la legislatura que ha vivido Madrid con el Gobierno de Ignacio González?

Bastante gris. Se encontró de bruces con la Presidencia y no ha habido una hoja de ruta. Se ha caracterizado por tres grandes hitos fracasados: el casino de Adelson, los Juegos Olímpicos y el intento de privatización de la Sanidad. Más allá de eso, sólo ha habido casos de corrupción. Ha sido una legislatura perdida.

¿Cuál es su modelo sanitario?

La mayoría de la ciudadanía está pidiendo garantías de que no se va a privatizar. Eso es lo que hay que hacer y queremos una ley, incluso una modificación del Estatuto de Autonomía, donde se recoja un catálogo de servicios públicos no privatizables.

Toda la oposición ha firmado esta semana un pacto en el que se compromete a derogar el decreto aprobado por el Gobierno por el que se excluye a los inmigrantes irregulares de la sanidad. Estaban todos menos Ciudadanos. ¿Por qué?

Defendemos una sanidad pública, de calidad y universal. Dentro de la universalidad hay que distinguir y establecer distintos catálogos en función de la situación de ese ciudadano en nuestro país. Nosotros pensamos, y está ratificado en los convenios que hemos firmado sobre Derechos Humanos, que hay un catálogo de sanidad pública universal que tiene que prestarse a todas las personas que estén en España independientemente de si tienen papeles o no, que sean turistas, viajeros… Un catálogo de servicios básicos, personas que tengan enfermedades graves, contagiosas, madres embarazadas, niños. Hay una serie de situaciones que debemos atender como sociedad.

Fuera de ese catálogo de servicios básicos universales, está el catálogo de plenos derechos, y eso pasa por tener una situación de regularidad aquí en España. Pensamos que el hecho de tener plenos derechos como ciudadano te tiene que garantizar los plenos derechos a nivel sanitario, es de sentido común. Todo lo que no pase por eso es una incoherencia como Estado. El Ministerio del Interior no puede estar persiguiendo o intentado tramitar órdenes de expulsión a personas que no tienen papeles cuando tu Ministerio de Sanidad le está dando plenos derechos y capacidades de sanidad.

¿Cómo se financian? ¿Qué presupuesto tienen? ¿De dónde llegan las aportaciones? ¿Cómo va a sufragar su campaña?

En Madrid somos 3.000 afiliados, que pagan más o menos diez euros al mes. Si eres parado o estudiante, pagas cinco euros. Luego tenemos las subvenciones por parte del Estado al tener representanción en Cataluña y de la UE por tener dos europarlamentarios.

A día de hoy queremos financiar la campaña con las cuotas de los afiliados y con alguna campaña de crowdfunding. Si tenemos algún problema, nos plantearemos pedir financiación a Barcelona para que nos eche una mano, pero están todas las puertas abiertas.

¿Ha dejado su trabajo? ¿Tiene sueldo del partido?

Sí, he tenido que pedir un permiso, una excedencia de cuatro meses porque era incompatible. No cobro del partido, es un sacrificio económico que acepto y que asumo con normalidad. Tenía ahorrado del trabajo que me da para vivir un par de meses o tres.

¿Cómo es la Comunidad de Madrid que le gustaría presidir?

Un Madrid donde la conexión entre los ciudadanos y los políticos sea real, donde exista un proyecto común y sepamos dónde vamos, con mayor transparencia y un modelo económico claro. Una comunidad con una Educación y una Sanidad de calidad. Una Comunidad de la que nos sentamos orgullosos.

¿Y cuál sería su primera medida?

Como cualquier director general que llega a una empresa, una auditoría para saber cómo están las cosas. A partir de esa foto, empezar a ver cómo somos más eficientes.