A Coruña, la ciudad que vio nacer al Picasso artista, recupera sus primeras obras
© Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2015
“Llegó siendo un niño de casi 10 años que había empezado a dibujar muy rudimentariamente y se fue de A Coruña, tres años y medio después, siendo un pintor hecho y derecho”. Con estas palabras Malén Gual, conservadora del Museo Picasso de Barcelona y comisaria de la exposición El Primer Picasso. A Coruña. 2015, define la intensa y a la vez desconocida estancia del artista malagueño en la ciudad gallega.
Esa etapa y su importancia artística es lo que pretende colocar en el mapa la muestra que este jueves inauguran los reyes Felipe VI y Letizia en el Museo de Bellas Artes de A Coruña y que abre al público un día después, del 20 de febrero hasta el 24 de mayo. La elección de la fecha no es casual: este viernes se cumplen 120 años de la apertura al público de la primera exposición de Pablo Ruiz Picasso.
El número 20 de la céntrica calle Real fue el lugar elegido allá por 1895 para mostrar sus primeros trabajos, que le dieron sus primeros éxitos en la prensa. "No están mal dibujadas, el colorido es acertado y la entonación es bastante buena y todo ello resulta superior si se tiene en cuenta la edad del artista (...) Continúe de esa manera y no dude que alcanzará días de gloria y un porvenir brillante", decía la crítica publicada en La Voz de Galicia un día después en relación a los dos estudios de cabezas pintadas al óleo por el niño de 13 años.
El primer Picasso. A Coruña. 2015 recoge más de 200 obras originales, entre las que se encuentran 81 del artista malagueño. "La mayoría fueron hechas en A Coruña cuando tenía entre 10 y 13 años, pero también se expondrán obras posteriores, cuidadosamente escogidas", continúa Gual. "Vamos a demostrar que la temática que empezó aquí se repetiría a lo largo de la vida de Picasso, pero sobre todo de su vejez, como si se cerrara un círculo". Ejemplo de ello son las palomas que pintaba en compañía de su padre, José Ruiz Blasco, en la galería trasera de su casa de la calle Payo Gómez, hoy Casa Museo Picasso, y a las que regresó en los años cuarenta y cincuenta. "Hay otro caso llamativo que es un fauno de 1946, que ponemos en relación con uno de 1894", añade Malén Gual, quien define el dibujo posterior como "mucho más moderno y mucho más naif".
Los cuadros que llegan a A Coruña provienen en su mayoría del Museo Picasso de Barcelona y de París, y también de la Casa Museo de Málaga, el museo de Antibes y de los propios herederos del malagueño. Destacan La muchacha de los pies descalzos, El hombre de la gorra y cinco paisajes como La Torre de Hércules, a la que llamaba "torre de caramelo", o La playa del Orzán, que muestra las olas rompiendo con las rocas y que dejó intencionadamente a medio hacer. Además, en El primer Picasso se expone por primera vez juntos los dibujos académicos que hacía Picasso con sus modelos, las láminas y las esculturas. Hasta 1900 en las escuelas de Bellas Artes de todo el mundo se trabajaba del mismo modo: los estudiantes aprendían primero a copiar las láminas, cuando las dominaban pasaban al yeso y finalmente al modelo humano. "Esto es fundamental ya que es la primera vez que se puede hacer porque en la escuela de Barcelona [Picasso se matriculó tras llegar allí en 1895] no se conservan los originales. Se han perdido", puntualiza Gual.
Los más de 100 originales restantes engloban documentos como la hoja de matrícula de Picasso en la Escuela de Bellas Artes Da Guarda o sus calificaciones, y también obras de otros artistas contemporáneos. "Creemos que es muy interesante poner a Picasso en contexto, mostrar cómo era A Coruña en ese momento, qué hacían los pintores de la época... Se trata de mostrar cómo iba aprendiendo y cómo superaba lo que veía", añade Gual.
A CORUÑA EN TIEMPOS DE PICASSO
¿Qué pasó en los tres años y medio coruñeses de Picasso? ¿Qué fue lo que ocurrió para que el niño se convirtiese en artista? Muchas cosas. Pablo Ruiz Picasso llegó a A Coruña junto a sus padres —José Ruiz Blasco y María Picasso— y sus dos hermanas —Lola y Conchita— en septiembre de 1891, y vivió en esta ciudad hasta 1895, cuando la trágica muerte de la más pequeña de las niñas motivó el traslado de la familia a Barcelona. Estaba a punto de cumplir los 10 años cuando se establecieron en una ciudad donde el niño Picasso vivió experiencias únicas. Conoció el amor, la niña Ángeles Menéndez Gil; sintió el desgarro de la muerte (la de su hermana Conchita por una angina diftérica el 10 de enero de 1895); y vio por primera vez a una mujer desnuda, en las casetas de la playa del Orzán.
Además, al llegar a esta ciudad, "tuvo la oportunidad de ir a clase de Bellas Artes; su padre fue su profesor pero también tuvo otros maestros que habían estado fuera de España como el compostelano Isidoro Brocos que podrían aportarle cosas nuevas”, explica Malén Gual. En esta época Picasso empezó a callejear solo, pues en Málaga era todavía muy pequeño, y de esos primeros paseos fueron también sus primeros paisajes del natural. "Picasso aquí empezó a desarrollar sus dotes de observación y se convirtió en un caricaturista mordaz como siempre sería. Hace unas caricaturas muy infantiles pero muy sagaces en cuanto a la observación. Y sobre todo Picasso empieza aquí a hacer un tratamiento de la figura humana que le va a caracterizar toda su vida. Aquí se convierte en un maduro y espléndido caricaturista", añade la comisaria en el Museo pocos días antes de la inauguración.
En total, el niño Picasso pintó más de 300 obras en esta ciudad, aunque no todas se podrán ver en El primer Picasso. A Coruña. 2015. "Hay mucho carnés de dibujo que no se pueden prestar pero sí que habrá unas 100 reproducciones a la entrada de la muestra", explica Gual. Todas estas obras contribuyen a ilustrar cómo fue perfeccionando su pintura: "Los primeros dibujos que se exponen son los que podrían hacer muchos niños. No sabía hacer ni composición, ni colorido, y se fue dominando la figura humana, hecha con unas proporciones perfectas".
Aunque sin duda lo que mejor muestra la evolución que Picasso sufrió en esta ciudad es la anécdota que recoge Malén Gual en el catálogo de la exposición. Antes de salir de Málaga, donde Picasso había empezado a dibujar y había pintado su primer cuadro, El picador amarillo, el padre del artista le preguntó a su amigo el pintor Antonio Muñoz Degrain: "¿Tú crees que mi hijo va a ser buen pintor?" Y él le contestó: "Que se dedique a otra cosa". Menos de cuatro años después de aquella rotunda afirmación, la familia Picasso regresó a Málaga a pasar el verano del 95, antes de irse a Barcelona. Entonces Degrain se encontró con los dibujos que había hecho el hijo de su amigo en A Coruña y pudo verlo pintar en directo el cuadro El viejo pescador, expuesto hoy en el Museo de Montserrat (Barcelona). El niño empezaba a ser artista.