Katy Perry en Barcelona: así fue el espectacular comienzo de la gira europea de 'Prismatic'
Fueron dos horas justas, intensas y llenas de música, fuegos artificiales y vestuarios imposibles. Dos horas clavadas de espectáculo. Así fue el concierto de la cantante Katy Perry en Barcelona, el único que ha dado en España y el primero de su gira europea, Prismatic, en el que presenta Prism, su último álbum de estudio. Hasta 21 veces se subirá la cantante al escenario en Europa (y aún le quedarán otras 11 en Asia) para presentar sus 16 nuevas canciones.
Miles de voces se unieron pasadas las nueve de la noche del lunes 16 de febrero en el Palau Sant Jordi para rugir a coro Roar, la primera canción tanto del disco como del concierto de Perry. La californiana se presentó en el escenario junto a dos coristas, diez bailarines y un puñado de músicos que hicieron las delicias del público, formado por jóvenes pero también por muchos niños (de ahí la prohibición de vender y consumir alcohol en la pista y las gradas) acompañados de sus padres. Un público que se volcó y que se fue calentando según avanzó el espectáculo, mostrando sus pelucas a lo Perry, entregándole cartas a su ídolo (que ella recogió y agradeció) y, a falta de anticuados mecheros, encendiendo sus móviles en las baladas.
Tras un par de canciones llegó su esperada presentación. Vestida con una falda y un top plata ribeteados con luces LED, Perry dio las buenas noches "¿o buenas tardes? ¿Noches o tardes? ¿Noches? ¡I love nachos!", gritó con humor la cantante. "Os lo debía", dijo, en inglés, de este concierto, "porque hace mucho que no venía a Barcelona". Tras sus palabras, la locura. Nada faltó en el escenario: Katheryn Elizabeth Hudson (su auténtico nombre) subió a la plataforma en uve a un par de agitados fans. Uno de ellos le enseñó a decir, pues ella así se lo pidió, "Estic feliç d'estar a Barcelona"; sobre el otro se sentó en su regazo para cantarle su canción Birthday montados en una tarta gigante. Katy voló en un par de ocasiones por el Palau (colgada de arneses, sobrevolando nubes de tela, amarrada a un puñado de globos) y aseguró estar en Barcelona "to eat your tapas, drink your sangría, see your picassos" ("comerme vuestras tapas, beberme vuestra sangría, ver vuestros picassos").
La diva de la última Superbowl también presumió de su gato, de sus videoclips (algunos de ellos se proyectaron en la pantalla triangular situada atrás del todo), de puesta en escena y de locos estilismos. Perry puso en escena un colorido letrero con las nueve letras de la palabra Hollywood, un descapotable, un caballo gigante para cantar Dark Horse mariposas gigantes de tela o cintas de correr; de hecho, los laterales del escenario se movían como tales. Una puesta en escena con las referencias absolutamente pop que recorren la carrera de Katy, tanto en sus canciones como en las alfombras rojas y en su faceta de diseñadora: ella misma diseñó, por ejemplo, los pendientes de balones de rugby que llevó para la presentación de la Superbowl, y tiene una colección de accesorios con anillos de cubos de palomitas o fundas de móvil en forma de tarta en llamada Prism Collection junto a la firma Claire's.
Su ropa también fue protagonista: además de ese primer look con LEDS, se vistió de Cleopatra (desmontable, pues luego lució el mono que llevaba debajo ); de gatita rosa con cola incluida; con un vestido blanco y una gran capa de hada (de Valentino); con mallas, falda de smileys y peluca verde (vestida por Jeremy Scott para Moschino); con un vestido rosa y medias de colores que convirtió en un mono con transparencias; con un sujetador de palmeras, falda a juego y medias altas brillantes; y, por último, para cerrar con Firework, con un mono azul y una falda con polisón.
Aquí puedes ver algunas de las imágenes del concierto de Katy Perry en Barcelona.