Be My Eyes: con el móvil presto mis ojos
Be My Eyes, una startup fundada en 2012 por Hans Jorgen Wiberg e impulsada por Thelle Kristensen, nació con la intención de hacer la vida algo más fácil a las personas invidentes.
Su objetivo es combinar las ventajas de los teléfonos inteligentes con el altruismo y las ganas de ayudar de muchos ciudadanos. Su funcionamiento es sencillo, y recuerda bastante al uso que los ciegos hacen del iPhone con la herramienta VoiceOver (que les permite interactuar con la pantalla, aunque no puedan verla, escuchando una voz que les describe todo lo que sucede).
Con Be My Eyes, la persona ciega sólo tiene que contactar con alguno de los voluntarios que se han descargado la aplicación, encender su cámara y enfocar con ella al punto u objeto del que necesite alguna descripción. La cámara se conectará a través de internet con el teléfono del voluntario, que describirá lo que está viendo. De momento la app sólo puede ser descargada por los propietarios de un iPhone (a partir del 4S), los usuarios de Android tendrán que esperar un poco más.
Be My Eyes - helping blind see from Be My Eyes on Vimeo.
La herramienta es muy fácil de utilizar y apenas consume tiempo al voluntario: sólo el que hace falta para elegir el producto adecuado de la estantería de un supermercado, mirar la fecha de caducidad de un alimento, saber lo que hay en la nevera o qué camiseta del armario es azul. Se trata de tareas que apenas requieren esfuerzo para los que no tienen problemas visuales, pero que suponen todo un desafío para los que sí.
SIN ÁNIMO DE LUCRO, CON INTENCIÓN DE AYUDAR
Uno de los principales retos de la app, precisamente, es encontrar voluntarios dispuestos a echar una mano, a prestar sus ojos a los que más los necesitan. De momento, la cosa no está yendo nada mal: se han inscrito alrededor de 13.000 voluntarios y 2.000 personas con discapacidad visual que solicitan su ayuda.
Por supuesto, la aplicación ofrece la garantía de poder bloquear a una persona si hay problemas, indispensable cuando los usuarios que acaban conectados no se conocen y pueden estar separados por cientos de kilómetros.
Por todo esto —porque está pensada para ayudar a los demás, porque quiere cambiar la vida de las personas invidentes y porque fue creada por una persona ciega—, esta iniciativa se define como un proyecto sin ánimo de lucro. No hay intención, al menos por el momento, de cobrar por la descarga de la app, aunque sus fundadores no descartan en un futuro, si se superan las expectativas, pedir una cantidad de dinero determinada para conseguir ayudas más completas (siempre que el servicio básico siga siendo gratis).
Ésta no es la primera iniciativa que pretende ayudar a personas con problemas de visión. De hecho la aplicación VizWiz, que permitía enviar imágenes a un grupo de voluntarios para que éstos las describieran otras personas con cualquier tipo de necesidad, puede considerarse su predecesora más cercana.
Un reportaje de Jaime Novoa publicado originalmente en Mobile World Capital Barcelona.