Así funciona la traducción en tiempo real de Google (VÍDEO)
Ya está disponible tanto en Android como en iOS la nueva actualización del Traductor de Google, que ahora traduce textos directamente desde la cámara del teléfono en tiempo real, gracias a una tecnología que la compañía americana compró el pasado mayo.
Una vez actualizada, basta con acceder a la aplicación Traductor y pinchar en la cámara. A partir de ahí, todos los textos que nuestro móvil vea serán traducidos en tiempo real al idioma elegido (hay siete disponibles pero uno de ellos, el de ida o el de vuelta, siempre tiene que ser inglés). De esa forma, si movemos la cámara o aquello que estamos viendo cambia, también lo hará la traducción. Podemos rotar, acercar o alejar el móvil y se mantendrán los textos traducidos, respetando los colores tanto de letra como de fondo.
Aunque a primera vista se trata de una aplicación espectacular, también tiene sus inconvenientes. Las condiciones de iluminación y el formato de los textos afectan al resultado, que está muy lejos de ser perfecto. Cada palabra se traduce de forma independiente, por lo que es complicado que las oraciones largas mantengan el sentido. Para este tipo de situaciones es más apropiado utilizar la opción de escaneo, que analiza la imagen con calma y ofrece un resultado más meditado. Aumenta la precisión pero se pierde inmediatez.
La traducción de conversaciones en tiempo real utilizando únicamente el móvil es la segunda gran apuesta de esta actualización. Pinchando en la opción micro, el móvil detecta el idioma en el que hablamos y lo traduce de forma instantánea a uno de los siete idiomas disponibles. Además espera la respuesta del interlocutor, que traducirá de nuevo al idioma original.
Tras probar las nuevas opciones de la actualización, queda claro que se trata de un salvavidas lingüístico para el extranjero, especialmente útil en casos en los que interpretar idiomas con otro alfabeto, como el ruso, se convierte en algo inmediato. Pero también demuestra que la traducción automática de textos complejos realizada por ordenadores todavía no es una realidad factible. El contexto, las distintas acepciones o las diferencias sintácticas lo convierten en todo un reto todavía sin solución. Aquí tienes un ejemplo: