Unos 15.000 manifestantes secundan una marcha islamófoba al este de Alemania
Miles de manifestantes secundaron anoche, por novena semana consecutiva, la concentración islamófoba convocada en Dresde, pese a las llamadas del Gobierno de la canciller Angela Merkel a distanciarse de movimientos de signo ultraderechista.
La marcha, organizada por el grupo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), discurrió por el centro de la ciudad sajona con cerca de 15.000 manifestantes, según datos policiales, la más alta cifra alcanzada hasta ahora por estas convocatorias.
En paralelo se formó otra manifestación de signo contrario, con unos 6.500 participantes, bajo el lema "Dresde para todos" y llamando a la solidaridad hacia los inmigrantes y los peticionarios de asilo.
La policía había dispuesto un cordón de seguridad en torno a las dos manifestaciones para impedir que confluyeran y se produjeran incidentes.
NOVENO LUNES
Se trata del noveno lunes consecutivo en que Pegida convoca esa marcha, de acuerdo al esquema de las manifestaciones que organizó la disidencia de la extinta República Democrática Alemana, al grito de "Nosotros somos el pueblo" y conocidas como la revolución pacífica que precipitó la caída del muro de Berlín (1989).
La manifestación de signo contrario, convocada como respuesta al movimiento islamófobo, iba encabezada por los copresidentes del partido Los Verdes, Simone Peter y Cem Özdemir.
La semana pasada, la marcha de Pegida llegó a concentrar a unas 10.000 personas, lo que desató las alertas del espectro parlamentario contra un movimiento que, además, se esta generando en una ciudad como Dresde, con un 3% de población extranjera y un 0,4% de musulmanes, porcentajes muy inferiores a la media del país.
Otra manifestación convocada asimismo por Pegida en Bonn quedó neutralizada por el alto número de contramanifestantes que les salieron al paso.
INCIDENTES ISLAMÓFOBOS
Las marchas de signo islamófobo se suman a los incidentes registrados en distintos puntos del país relacionados con centros de acogida de peticionarios de asilo, en un año en que Alemania ha recibido un muy alto número de refugiados -más de 200.000-.
"En Alemania hay libertad de manifestación. Pero no hay sitio para campañas de difamación y calumnias contra las personas que vienen de otros países. Todo el mundo debe tener cuidado de no ser instrumentalizado por los promotores de esos actos", manifestó Merkel tras un encuentro con su homólogo búlgaro, Boiko Borisov.
Poco antes, su portavoz, Steffen Seibert, había advertido de que en Alemania "no hay sitio para la extrema derecha y la xenofobia", en referencia a las marchas de grupos como Pegida y Hooligans contra Salafistas, aglutinante de neonazis e hinchas violentos. Seibert aseguró que la inmigración y la política de integración son un asunto prioritario para el Gobierno alemán.
El portavoz garantizó que el Ejecutivo entiende que algunos ciudadanos se planteen sus dudas ante la creciente llegada al país de refugiados, pero llamó a diferenciar esta preocupación del rechazo a los extranjeros, al tiempo que subrayaba la contribución de los inmigrantes a Alemania en los últimos años.
"AFINES A LA XENOFOBIA"
En declaraciones a la primera cadena de la televisión pública, el ministro de Economía y líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, consideró que no se puede decir que todos los que salen a la calle sean neonazis, pero estimó que "quienes se manifiestan y no son neonazis deben distanciarse de ellos".
En la misma línea, el ministro de Justicia, Heiko Maas, asimismo del SPD, llamó a "desenmascarar" a Pegida, convencido de que en sus manifestaciones hay personas "claramente afines a la xenofobia".
Frente a esos distanciamientos de las fuerzas del Bundestag (Cámara baja), gubernamentales y opositoras, el partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) ha mostrado sus simpatías por este grupo de nuevo cuño.
El líder de AfD, Bernd Lucke, ha hecho repetidamente hincapié en que "la mayoría de sus reclamaciones son legítimas". A la concentración de Dresde acudió, como en semanas anterior, el jefe de los euroescépticos del vecino Land de Brandeburgo, Alexander Gauland.