Donde los Reyes Magos no llegan... aparece la solidaridad ciudadana
¿Qué pasa cuando los Reyes Magos o Papá Noel no llegan a las casas de acogida o a los hogares de familias en paro? Pues que llegan los elfos para dejar los regalos deseados en los calcetines de esos niños.
Detrás de esos elfos está Lala Dóniz, que durante las pasadas navidades decidió poner en marcha la fundación sin ánimo de lucro Elfos y Calcetines, a imagen y semejanza de Reyes Magos de Verdad, en la que había colaborado anteriormente.
El objetivo de Lala, como la de sus mentoras, era que ningún niño —en su caso de su provincia, Pontevedra— se quedase sin regalos durante las fiestas. Buscó elfos (gente dispuesta a comprar esos regalos) y buscó organizaciones élficas que trabajasen con menores en situaciones desfavorecidas. "Es algo así como una cadena de favores, no hay nada grande detrás", explica. "La idea es que esos niños pasen la Navidad como cualquier otro niño y que su carta de los Reyes Magos obtenga respuesta".
Con esa idea trabaja durante dos meses sin parar. "Le robo tiempo a mi marido y a mi hija para dedicárselo a este proyecto", explica Lala, que no siempre se ha sentido apoyada pero que ha preferido quedarse con la solidaridad de la gente que ha mostrado su apoyo desinteresado. Unos ofrecen sus tiendas (puntos élficos), otros se convierten en elfos para hacer regalos de entre 25 y 30 euros, la Fundación Seur permite hacer envíos gratis a los elfos que viven fuera de Galicia y ella actúa como elfo principal y se hace llamar Aziza. "Mi marido y yo estamos en el paro e intentando poner en marcha un negocio. Mi situación económica no me permite comprar un regalo, pero eso no significa que no se pueda ayudar", explica. "Se pueden hacer muchas cosas sin gastar dinero".
Como Aziza, Lala recibe cartas como éstas escritas por niños que viven en centros de acogida o en cuyas familias se viven situaciones difíciles para luego repartir una por cada elfo. El día 6 de enero podrán abrir sus paquetes.
Este año Elfos y Calcetines llegará a niños de las provincias de Pontevedra, Lugo y Ourense. En total "Hemos recibido 1.421 inscripciones élficas (el plazo se cerró el domingo 23 de noviembre), de las cuales 44 son de gente de fuera de Galicia", explica. A cada uno de ellos les llegará una carta y tendrán que dejar el regalo que vayan a hacer en un punto élfico o mandarlos gratuitamente a través de Seur. Los envíos se acumulan en el almacén élfico ("el garaje de mi marido", explica entre risas), donde comienza la distribución hecha con el coche de su pareja o el de amigos y familiares.
"Lo único que se necesita es un ordenador y muchas ganas". Esto no quiere decir que el proyecto sea relajado. "Acabas agotado pero cuando llega el mes de septiembre vuelve el gusanillo y piensas: yo también puedo hacer algo", añade.
TODAVÍA SE PUEDE COLABORAR
Elfos y Calcetines cerró el plazo de inscripción hace unos días, pero esto no significa que no se pueda colaborar. La organización Reyes Magos de Verdad mantendrá su plazo abierto hasta el 5 de diciembre, lo que permite a cualquier persona de cualquier rincón de España convertirse en Rey Mago por un año.
Este grupo, que sirvió de inspiración a Lala Dóniz, suministra regalos a aquellos niños y ancianos en situaciones desfavorecidas. "El proyecto nació en Madrid en 2007 a partir de una idea de Paloma Lladó, a la que llamamos Reina Maga Fundadora, y a partir de entonces empezó a crecer", explica Cristina Castellanos, quien coordina a las 33 voluntarias que se han unido al proyecto. "Primero fue una, luego creció a siete y ahora somos 33. Todas chicas". Trabajan en diferentes comunidades, aunque no tienen proyectos en todas. "Faltan centros en Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia, Cantabria y País Vasco".
Las 33 les roban minutos al tiempo de ocio y a la familia para organizar las cartas (de niños y ancianos) y contestar a las inscripciones. El viernes 5 de diciembre cierran el plazo y alrededor del 10 estiman que los Reyes Magos voluntarios recibirán en su email la carta que les especifica cómo y para quién va el regalo. En 2013 recibieron más de 5.000 inscripciones y este año estiman llegar a las 6.000. "A veces hay más voluntarios que cartas de centros", lamenta. "Aunque peor sería que nos ocurriese al revés".
Los regalos no superan nunca los 35 euros y deben presentarse en el punto que indica tu coordinadora correspondiente. "Siempre cercano al domicilio o el código postal que marcan en la inscripción", explica Castellanos. Cada voluntaria almacena éstos en su casa, oficina o trastero y después se encarga del reparto. El objetivo es que el día 6 de enero nadie se quede sin un regalo de Oriente.