¿Por qué las croquetas nunca pasan de moda?
Ni estrellas Michelin ni tenedores. Lo que realmente define la categoría de un bar es la cremosidad de sus croquetas (junto a las bravas y la ensaladilla), prueba de fuego para cualquier cocinero. Las croquetas están (buenas) o no están, en cuyo caso vete olvidando de pedirlas.
Prueba de ello es que Chicote, allá donde va en su Pesadilla en la Cocina lo primero que pide son croquetas. Pero como no basta con predicar si no se da ejemplo, el televisivo cocinero ha compartido en Twitter su receta de las croquetas de jamón. ¿El secreto? Un poco de cebolla picada, añadir nata a la leche (de esta manera quedan más cremosas), dejarlas cocer con un poco de jamón para que la pasta quede más gustosa y mucha paciencia para que se cocinen a fuego bajo durante treinta minutos.
La receta prácticamente se convirtió en Trending Topic y puede que sea la más divulgada de la historia. Pero, ¿por qué? Porque las croquetas gustan a todos. "En España nos encantan, pero es que tú le das una a un extranjero y le fascina", comenta Álvaro Castellanos, uno de los socios de La Taberna Arzábal. Hay platos más sujetos a modas —desde la pizza a la hamburguesa— pero las croquetas siempre tienen tirón. "Son sencillas, recuerdan a las recetas de casa de toda la vida. Y se comen con la mano, que es algo que anima mucho una mesa".
Las de Castellanos, nada estrambóticas, de ibérico o de boletus, copan año tras año los puestos de cabeza de las mejores del reino. "Están hechas con una bechamel untuosa a base de leche de oveja. Es más grasa que la de vaca y el sabor es más lácteo. A cambio llevan menos harina". Las otras claves del éxito están en el empanado. "Tiene que ser ligero con huevos ricos, nada de huevina, y freírlas en aceite de oliva bueno, nunca girasol", sentencia.