La re-re-reinvención de Izquierda Unida
La historia de Izquierda Unida es una auténtica noria. Altos y bajos. Y vuelve a estar ante unos meses decisivos para el futuro de un proyecto alternativo que nació en 1986, que llegó a tener 21 diputados en el Congreso en 1996 y que ve cómo su sueño de décadas de romper el bipartidismo es casi una realidad… que ha sido capitalizado por la neófita formación de Podemos.
IU se enfrenta a su enésima reinvención, que se ha acelerado este fin de semana con el anuncio del coordinador federal, Cayo Lara, de que no se presentará a las primarias. Ahora todas las miradas pasan por Alberto Garzón, el mirlo blanco que no ha cumplido los treinta años y que desde las elecciones de 2011 estaba llamado a ser uno de los rostros de la ‘nueva España’.
El actual capítulo de Izquierda Unida tiene su arranque en las pasadas elecciones europeas del 25 de mayo, cuando consiguieron un buen resultado -tercer partido más votado con casi el 10% de los sufragios-, aunque no llegaron a las cotas anheladas. Ese día se quebró prácticamente el bipartidismo en España. Podemos consiguió apenas 200.000 votos y, de repente, se situó como el cuarto partido más votado y tan solo con un escaño menos (5) que la federación de IU en la Eurocámara.
Muchos dirigentes de IU comentan en privado que aquel fue el gran error de la federación, que hasta el momento cruzaba el océano de la crisis con las encuestas a su favor. No hubo convergencia con Pablo Iglesias, que fue precisamente asesor de Cayo Lara en las elecciones generales de 2011 -cuando se pasó de los dos diputados de 2008 hasta los 11 actuales-. Y hoy el debate sigue instalado con más fuerza en todos los niveles sobre qué relación deben tener los dos partidos.
UN AÑO A LA BAJA
Hace un año el Centro de Investigaciones Sociológicas hacía público su barómetro y dejaba una agradable sensación en la federación: tercera fuerza del país con un 11,3% de intención de voto. Esto suponía aumentar en más de 4 puntos el porcentaje de votos obtenidos en las elecciones generales de 2011.
Doce meses más tarde la fotografía se ha teñido de blanco y negro. En el barómetro del 5 de noviembre de este año, la situación de Izquierda Unida pasa por ser la cuarta formación, con una estimación de voto del 4,8%. Esto conlleva haber dejado casi siete puntos desde el mismo mes del pasado año y algo más de tres tan solo desde julio (cuando el CIS les daba un 8,2%). Y, además, deja el dato helador de que el 45,6% de los votantes de IU se pasaría a Podemos.
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“UN ERROR DE CONSERVADURISMO”
“Es cierto que Podemos, inevitablemente desde que nace, nos muerde mucho voto, sobre todo mucho crecimiento. Es decir, todo lo que habíamos crecido desde las generales nos los seca automáticamente”, comenta a El Huffington Postel secretario de Política Electoral de IU, Ramón Luque, que, no obstante, dice que “no ataca a un suelo electoral” propio de Izquierda Unida.
De cara a los próximos meses, Luque señala que Podemos aspira a ser una fuerza “transversal y, en ese sentido, abandona el espacio de la izquierda transformadora como único referente, sin que de momento la gente de la izquierda transformadora les vea ajenos a ellos”. “Eso nos da futuro. Ellos tienen un discurso claramente transversal que comienza a optar de manera muy fuerte ahora por el electorado del PSOE e, incluso, en parte del PP”, apostilla este dirigente, que dice que la formación de Pablo Iglesias le “quita votos” también al BNG, Bildu, ERC y la CUP.
Pablo Iglesias y Alberto Garzón
Luque advierte de que la caída del bipartidismo va a producir un “efecto” que no se había dado desde “la desaparición de UCD” y que hará que se repartan más escaños “entre los pequeños” y se verá un Parlamento “más proporcional” tras los comicios de 2015.
¿Cómo será en ese escenario la relación entre las dos fuerzas? Según el dirigente, existe la “necesidad de trabajar en un proceso de la convergencia social” y de “unidad popular”. “Pero esto va a tener unas formulaciones muy diversas, como en las municipales donde vamos a intentar confluir en las candidaturas ‘Ganemos’, que es nuestra apuesta. Pero es tan diferente el panorama municipal que no puede trasladarse mecánicamente en todos los ayuntamientos”, remacha.
“Y en las autonómicas vamos a un escenario de competir electoralmente en algunas y quizá de algún acuerdo en otras”, asevera.
La situación es “convulsa” en IU, señala Luque, pero avisa de que el estado de salud es bueno. Lo que sí advierte es de que la federación no se puede permitir otro “error” de “conservadurismo” como fueron las elecciones europeas.
“UNA HISTORIA DE ESFUERZO Y FRUSTRACIÓN”
“La sensación es ambivalente”, considera el excoordinador federal Gaspar Llamazares. Por un lado, en IU ven “con alegría que se transforma el panorama político”, pero a la vez se produce “una competencia en el propio espacio”. “Por ahora se ha resuelto por una apuesta clara por la convergencia como la fórmula mejor para aprovechar las sinergias y ya veremos la salida y cómo se concreta porque es complejo, hay dos sujetos políticos fuertes”, agrega.
“La historia de IU es una historia de esfuerzo pero a la vez de frustración. De todas manera, pienso que cometimos un error estratégico en las elecciones europeas, por exceso de confianza”, subraya Llamazares.
Esto les llevó, prosigue, “a no tener una voluntad de encuentro y negociadora y a presentar nuestras listas, como diríamos tradicionales, como si fueran unas elecciones europeas más, pero no eran unas más, eran las de la ruptura y no estuvimos allí en esa clave o, más bien, al frente de la ruptura”, remarca.
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“LOS VATICINIOS YA NO ASUSTAN…”
Llamazares piensa que ahora hay que “aprovechar” las elecciones locales. “IU tiene una fuerza tradicional en clave de elecciones municipales. Por lo tanto, sería el punto fuerte, el tener una organización en todas las localidades, no son unos comicios con desventaja”, añade.
El diputado tuvo que lidiar con una de las épocas más duras de IU, cuando se vio casi arrollada electoralmente por un José Luis Rodríguez Zapatero en plenas facultades en 2008. Entonces achacó los malos resultados electorales al “tsunami bipartidista”.
Ante las voces que hablan del fin de IU, Llamazares reflexiona: “Los vaticinios sobre la desaparición de la izquierda a la izquierda del PSOE ya no me asustan. Lo hemos oído tantas veces que ya... He vivido situaciones de extrema debilidad, pero mientras mantengas una comunidad de valores y una organización que tiene apoyo y sector social, no tengo ninguna desconfianza. Yo creo que no es tiempo de disoluciones, ni de absorciones, es tiempo de mezcla”.
“Sin la memoria, sin la experiencia, sin la capacidad de lucha de los militantes y organizaciones que están en IU, me parece que no va a ser posible el proceso de transformación del país”, subraya.
Gaspar Llamazares y Cayo Lara
LA “OPORTUNIDAD” QUE PASA
IU está en un momento donde se tiene que reposicionar en el juego político. Para Jorge Galindo, investigador en el Departamento de Sociología de la Universidad de Ginebra y miembro del colectivo Politikon, parece que IU “está dejando pasar una oportunidad que raramente se le iba a presentar en ningún otro contexto”.
“Aún hay mucho en juego, pero de momento no está siendo capaz de ponerse a la altura de este gran oportunidad”, sostiene Galindo, a la vez que comenta que IU “se está quedando en la izquierda, mientras Podemos es quien está consiguiendo el centro izquierda”, es decir, los votantes decepcionados del PSOE.
Dice que se ha llegado a esta situación porque “fuera” parece que IU “no está siendo capaz de renovar sus élites”. Precisamente, la “renovación es algo que está importando mucho últimamente a los votantes, es lo que se llama el eje nuevo-viejo”. “IU está en la parte vieja, a pesar de que las responsabilidades que ha tenido han sido más limitadas que PP y PSOE, pero parece que los votantes los están colocando, si no en el mismo caso, no tan lejos”, indica este experto.
Izquierda Unida se ha visto envuelta en algunos episodios que han minado su credibilidad en los últimos meses como los consejeros de IU que utilizaron las tarjetas 'black' de Caja Madrid,la dimisión de Willy Meyer tras las europeas al revelarse su fondo de pensiones gestionado en Luxemburgo y las discrepancias internas de la dirección con federaciones como la de Madrid.
Galindo explica que el votante de IU es “mucho más joven que el del PSOE”, por lo que no se puede decir que no esté siendo capaz de atraer a los nuevos votantes. “Pero es cierto que Podemos está ganando bastante en la franja de los 18 a los 25 años”, avisa.
“Decisivos”. Esta es la definición que da Galindo sobre los próximos meses en la federación de izquierdas. “Su problema es la diferencia entre donde está -intención de voto- y donde debería estar. Es un problema de expectativas. Ahora lo que va a pasar es impredecible”, argumenta.
Cayo Lara y Willy Meyer
¿Y AHORA?
Este fin de semana Cayo Lara ha puesto el acelerador en la renovación de IU precisamente. El coordinador no se presentará, según ha confesado, para dar un mensaje “de cambio” ante la sociedad y reforzar así el proyecto.
De esta manera, despeja el camino a otros candidatos para las primarias de Izquierda Unida. Por el momento, Lara tiene previsto mantenerse al frente del partido hasta la próximo asamblea que está prevista para 2016.
El nombre que más suena en la federación para ser el ‘número uno’ en las elecciones del próximo año es Alberto Garzón, el joven diputado malagueño con tirón y que ofrece una imagen de renovación. Por ahora no ha dado el salto oficialmente ante las cámaras, pero ha reconocido que reflexionará esta semana sobre su decisión y que mantendrá conversaciones con compañeros de partido y personas ajenas a la federación.
El siguiente paso en este camino se dará este fin de semana con la celebración de un encuentro en el que se sentarán las bases programáticas de cara a las próximas citas electorales. Es hora de ideas y de nombres. Y en Izquierda Unida saben que no tienen tiempo que perder.