Díaz Ferrán pide que le rebajen la pena
Sí, sí, lo que vas a leer es cierto. El expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán ha admitido que incurrió en un delito de alzamiento de bienes al cometer el "grave error" de "confiar" en el empresario Ángel de Cabo para reflotar Marsans, por lo que ha pedido que se le aplique una atenuante que rebaje su condena por estos hechos.
En el escrito de defensa que ha presentado ante el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, al que ha tenido acceso Efe, asegura "lamentar la situación" a la que De Cabo llevó al Grupo Marsans, y del que, según reconoce, recibió "sucesivas" entregas de dinero.
No obstante, no llega a cuantificar la cantidad percibida, aunque el instructor ya desveló que ascendía a 1,06 millones.
En todo caso, asegura que son menores que las que apuntaba la Fiscalía, que acusaba a De Cabo de haberse comprometido a pagar a Díaz Ferrán y su socio fallecido Gonzalo Pascual ocho millones de euros en tandas de 100.000 euros al mes por el traspaso del grupo turístico.
PROBLEMAS EN LA EMPRESA
Durante 2009 y principios de 2010, relata el escrito, sus empresas comenzaron a tener problemas tras la nacionalización de Aerolíneas Argentinas, pero ambos socios "hicieron todos los esfuerzos posibles para mantener los negocios en funcionamiento y los empleos de sus trabajadores" al poner como garantía su patrimonio personal y el de sus cónyuges.
Los estados financieros de Marsans empeoraron, continúa el escrito, firmado por su abogado, Nicolás González-Cuéllar, después de que la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) les retirara la licencia para vender billetes de avión y exigiera un aval multimillonario.
Dado que habían agotado su capacidad de crédito y habían comprometido todos sus bienes, acudieron al también dueño de Nueva Rumasa bajo la "errónea" convicción de que era "un gran gestor" para la "salvación" de sus negocios.
Así, en junio de 2010 vendieron sus empresas a la sociedad de De Cabo Possibilitum Business, bajo la promesa de que éste iba a sustituir con sus avales los que ya habían aportado Díaz Ferrán y Pascual, pero el empresario no cumplió con su palabra y no saneó el grupo ni liberó su patrimonio.