La historia detrás de la foto del golf y la valla de Melilla
José Palazón, de 59 años, es portavoz y presidente de la asociación melillense Prodein y autor de la instantánea viral que este miércoles mostraba al mundo dos realidades muy distintas: la de los inmigrantes encaramados a la valla de Melilla y la de dos jugadores de golf, practicando el deporte impasibles, al otro lado.
Palazón consiguió lo que buscaba: aportar otro punto de vista. "Cuando vi la imagen me pareció espantosa. Me eché la cámara a la cara e hice la foto. Era, era...", denuncia por teléfono a El Huffington Post, con una mezcla de indignación y espanto en la voz que hace que no le salgan las palabras.
"Un retrato de la realidad", continúa. "Pero no de la de Melilla, sino de la de España, de la de Europa... Del poco entendimiento que hay entre las dos partes y de cómo miramos hacia otro lado, también los Gobiernos", añade.
Según el autor de la foto, la imagen refleja, precisamente, ese problema general de no querer ver lo que está pasando. "La publicidad oficial nos plantea el tema como una 'invasión', un 'conjunto', una 'masa de negros', los 'negros' casi no son personas... Ya estamos acostumbrados a que mueran muchos en el mar... En la foto está todo eso comprimido, parece que no son personas y que lo que les pasa es porque les tiene que pasar", dice con tristeza.
"SI VEN LA REALIDAD, NO VAN PODER DEJAR DE MIRARLA"
El portavoz de Prodein evita culpar a las dos personas que juegan al golf en la instantánea. "La mayor parte de la gente permanece impasible ante este problema en Melilla por varias razones", expone. "Hay a quien no le gusta que vengan inmigrantes, que son una minoría y los que más chillan. Y luego existe una gran mayoría que lo ve, y rechaza la violencia, pero tiene miedo a las castas que nos gobiernan. Es una ciudad muy pequeña", señala. Y aclara: "Muchos no quieren verlo porque si lo ven, ya no van a poder dejar de mirarlo".
El presidente de la asociación vive en Melilla, y conoce a "varios" de los inmigrantes que saltaron aquel día. Trece horas, cuenta, estuvieron subidos a las dos vallas de seis metros de altura el día de la foto, mientras al otro lado la gente jugaba al golf.
La situación por la que pasan los jóvenes es muy dura, expone Palazón. Él explica que la vive "casi igual que ellos". "Cómo se trata a la gente, las cosas que se hacen... Me duele lo mismo que a ellos. Es lamentable verles cuando están ahí o cómo los devuelven. Todo lo que muestran las imágenes. Cómo se rompen las ilusiones, el esfuerzo que hacen... Y de pronto aparecen por allí unos señores mandados por el Ministerio de Interior, y en un 'plis plas' deshacen sus ilusiones", afirma.
"NI SIQUIERA SE PUEDEN LLAMAR ILUSIONES"
Y son ilusiones que "ni siquiera se pueden llamar ilusiones", matiza: "Son gente que realmente están huyendo de guerras, de situaciones muy complicadas o del hambre (que también mata a mucha gente). Tienen motivos muy serios para lo que hacen y son personas que sólo quieren vivir".
Palazón vive en Melilla y conoce el día a día de los inmigrantes. Niega rotundamente que los inmigrantes que intentan saltar la valla sean agresivos: "Puedo asegurar que es falso. Que uno de ellos pueda salir corriendo en un momento dado y empujar a un guardia civil para que no lo agarre, puede ser. Pero es la excepción de la excepción".
La explicación, indica, es sencilla: "Es fácil de entender cuando un inmigrante salta la valla, que está jugándose la vida, no salta para pegarle a un Guardia Civil. Lo que menos desean en esa situación es encontrarse con las autoridades. De todas formas, si hubiera una imagen de un inmigrante con un palo en la mano encima de la valla, habría dado mil veces la vuelta al mundo. Y todavía no la hemos visto...".
"UNA INVOLUCIÓN DE LA DEMOCRACIA"
Sobre el impacto de la foto en los inmigrantes, Palazón apunta que algunos de los jóvenes que saltaron y de los que están al otro lado le han dado las gracias por la imagen y por ayudarles.
Pero para el portavoz de Prodein, la lucha ha de llegar más allá. Mucho más allá que para mejorar la situación de los inmigrantes en Melilla, que este 2014 es el año en el que ha registrado mayor número de entradas -59 saltos en los que han conseguido entrar a la ciudad casi 2.000 inmigrantes de origen subsahariano-.
"Hay que luchar contra esta situación con todas las armas. Estamos ante una involución de la democracia tremenda. Pero no sólo la sufren los extranjeros, sino los propios españoles. Nos están dejando sin sanidad, nos están dejando sin educación, sin la posibilidad de expresarnos libremente con la 'ley Mordaza' [a través de la cual el PP también quiere legalizar las devoluciones en caliente]... Si alguien piensa que esto que está pasando con los extranjeros es otra cosa y que a ellos no les va a llegar, está muy equivocado", defiende.