Entre 40.000 y 50.000 jóvenes son introducidas al año en España para ser explotadas
Obligadas a vender su cuerpo. Forzadas a trabajar. Despojadas de sus derechos. Cada año, entre 40.000 y 50.000 jóvenes son introducidas en España para ser usadas con fines de explotación sexual o laboral, una lacra contra la que diversos colectivos intentan luchar.
Lo alarmante es que la cifra anterior no refleja toda la realidad del problema. Además de estas víctimas de trata, hay "otras" relacionadas con la servidumbre, la mendicidad, las actividades delictivas o la extracción de órganos. Así lo explican expertos reunidos en unas jornadas contra esta lacra invisible con motivo del Día Europeo contra la Trata, que se celebra este sábado.
"LAS SUBSAHARIANAS, LAS MÁS VULNERABLES"
La mayor parte de las víctimas de la trata en nuestro país son mujeres y proceden de Europa del Este, África subsahariana y América Latina, explica Carmen Meneses, profesora de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pontificia Comillas, que acaba de realizar un informe sobre la trata en España.
"Es difícil detectarlas, ninguna se reconoce como víctima. Pasan desapercibidas, incluso las menores de edad", agrega, y asegura que, a veces, incluso sin querer, "se pueden cebar más con ellas". Pone un caso real como ejemplo: "Una chica subsahariana en situación de trata tenía una niña de tres años. Los tratantes dieron una paliza a la pequeña hasta el punto de que ahora está en un centro para gente con parálisis cerebral. La víctima, al ver a su hija, la llevó a un hospital, y pensaron que la que le había dado la paliza había sido ella, por lo que la metieron en prisión".
Meneses hace una pequeña distinción en cuanto al origen de las víctimas: "A las mujeres subsaharianas hay que mirarlas con otro prisma, porque son las más vulnerables". Y continúa: "Desde que salen de su país de origen sufren continuas violaciones de casi todos los Derechos Humanos. Y los tratantes van a abusar de ellas, las van a violar... Además, no se van a sentir identificadas como víctimas porque muchas de ellas viven en una situación peor en África y terminan encajando esa situación en sus vidas".
"La esclavitud y la sensación de las víctimas de trata es de novela negra, pero es real", cuenta la experta, que también ha estado durante una semana en dos clubes de alterne, uno en Galicia y otro en Andalucía. "En uno de ellos hubo situaciones de trata en el pasado. Había mujeres que ya habían salido de esas circunstancias y estaban trabajando con otro dueño diferente, y me contaron por lo que habían pasado", añade.
MÁS COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y MEJORES HERRAMIENTAS
La profesora es clara y contundente: "Hay que actuar en el primer mes de cautiverio. Después es muy, muy complicado". Otro de los problemas añadidos a la trata, denuncia, es que las víctimas no tienen "acceso a la salud" si no tienen papeles. "No puede ser que las ONG estén haciendo y pidiendo favores al centro de salud de turno para que sean atendidas", se queja, y agrega que también hay que mejorar mucho la cooperación internacional.
Enrique López Villanueva, analista del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado, coincide en este punto. "Por ejemplo, gran parte de nuestras víctimas son nigerianas y no hay posibilidad efectiva de colaborar con ese país", apunta. Para el experto, otra solución implica no repetir grupos de trabajo enfocados al tema, sino mejorarlos: "Ya hay muchas herramientas, lo que hace falta es sistematizarlas y mejorar la comunicación, por ejemplo, entre ONG y Estado".
Por otra parte, señala, internet también puede ser una solución, aunque representa un problema en la misma medida. "El futuro es la captación por la red", vaticina. Para él, otra de las cuestiones a resolver es la "invisibilidad" de la trata de menores.
En su conjunto, apunta López Villanueva, esta lacra es el "tercer" negocio clandestino más lucrativo del mundo, "en previsión de que en los próximos años adelante a las armas". Según los últimos datos de la OIT, una sola víctima de explotación sexual genera 21.800 dólares al año de beneficios (unos 17.000 euros). Esta es una de las razones principales, coinciden los expertos, por las que eliminar la trata se hace tan difícil: el enorme rendimiento para los "tratantes" supera con creces al que les generaría cualquier otro tipo de trabajador.