Dimisión de Gallardón: el ministro de Justicia se despide de la política derrotado

Dimisión de Gallardón: el ministro de Justicia se despide de la política derrotado

Alberto Ruiz-Gallardón ha dimitido como ministro de Justicia y ha cerrado definitivamente la etapa de 30 años en la que se ha dedicado a la política. Ha renunciado a su escaño y a sus cargos en el Partido Popular en una rueda de prensa en la que ha insistido en su gratitud y lealtad al presidente del Gobierno. La lectura desde fuera es sin embargo que Rajoy le ha dejado solo.

Gallardón este martes es un hombre derrotado que, con su dimisión, asume su último y más sonado fracaso. Ha perdido su gran apuesta política: la reforma de la ley del aborto que lleva su nombre no verá la luz. La del sistema judicial y la ley de tasas judiciales, su segunda batalla, le han valido también el rechazo de la ciudadanía, de jueces, abogados y procuradores, y se encuentra bajo la lupa del Tribunal Constitucional. Pocas certezas más se pueden enumerar en torno a este político que ha sido de todo pero del que no se sabe muy bien quién es, quiénes son sus amigos ni cuáles son sus verdaderos principios.

EL CONSERVADOR DISFRAZADO DE PROGRE

De presunto progre pasó a ser el más conservador entre los conservadores. Cambió a sus amigos del mundo de la cultura, de izquierda, por los ultracatólicos contrarios al aborto. Ofició algunas de las primeras bodas entre homosexuales para unirse años después a quienes defienden la familia tradicional a costa de restringir los derechos de las demás. Él mismo definió esta volatilidad, que es la esencia de su carrera, cuando dijo que en política hay que "casarse con el Abc y acostarse con El País". Todo por el poder. Esta vez, sin embargo, no ha podido.

Su gran rival, Esperanza Aguirre, lo explicó con menos cariño: "Un día encargó una encuesta que le reveló que los madrileños eran de izquierdas, y se convirtió en el progre por antonomasia".

Quien pretendió recortar la libertad de las mujeres en 2014 presumió en 2002 de sentirse cercano y contar con el apoyo de "las gentes trabajadoras de esta región, quienes están en una cultura y una tradición progresista, así como quienes se integran en organizaciones sociales, ciudadanas, ecologistas y feministas".

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UN EMPOLLÓN CON ÉXITO

Alberto Ruiz-Gallardón, de 55 años, fue un joven precoz, empollón, responsable. A los 23 ya había terminado la carrera de Derecho, había aprobado las oposiciones a fiscal y ejercía en la Audiencia Provincial de Málaga. El hijo del diputado franquista José María Ruiz Gallardón quería más, y a los 24 años pidió una excedencia para dedicarse a la política, donde no le fue mal -fue concejal, diputado autonómico, senador, presidente de la Comunidad de Madrid, alcalde de la capital con amplias mayorías absolutas, y hasta ahora, ministro de Justicia-.

Como presidente autonómico (desde 1995 hasta 2003) y regidor municipal (de 2003 a 2011), Gallardón pasará a la historia como el faraón de las grandes obras. Al frente de la Comunidad de Madrid, se autoapuntó logros como el metrosur o el parque temático de la Warner en San Martín de la Vega. A la capital la puso del revés con el soterramiento de la M-30 y otras obras como la construcción de varias sedes olímpicas para unos Juegos que no consiguió llevar a Madrid a pesar de sus dos intentos, y que multiplicaron por cinco la deuda del Ayuntamiento, hasta los 7.000 millones de euros.

Cuando dejó la alcaldía en manos de Ana Botella para convertirse en ministro de Justicia, emprendió como cruzada personal reformar la ley del aborto, y aseguró en abril de 2013 que si tuviera que renunciar a un proyecto de ley en el que creía, dimitiría. "No habrá ni un insulto ni un grito ni una descalificación que a este ministro le vaya hacer abdicar de cumplir el compromiso que adquirí con el presidente del Gobierno y con todos vosotros de dar cumplimiento a nuestro programa electoral y regular los derechos de las mujeres, pero también los derechos de los concebidos y no nacidos", dijo en la Convención Nacional del PP el pasado 1 de febrero.

SOLO EN SU CRUZADA

La norma que planteaba, que arrebataba a las mujeres el derecho a decidir sobre su maternidad y devolvía a la política española en materia de reproducción a niveles de países donde esa política no existe, movilizó masivas protestas y quejas internacionales y se encontró con la oposición de sectores de su propio partido.

Tan poco apoyo suscitaba, más allá de las asociaciones provida y la Iglesia católica, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, primero decidió retrasar su salida hasta después de las europeas, para finalmente anunciar este martes que quedaba archivada y dejar solo al ministro.

No es la primera vez que Rajoy le abandona. "En la política a veces se gana y otras se pierde, y esta vez yo he sido derrotado", manifestó el entonces alcalde de Madrid cuando el líder del PP le dejó fuera de las listas electorales en enero de 2008. Aseguró sentir "mucha tristeza después de 30 años dedicado a la política" y dijo que dimitiría. No lo hizo, y continuó siendo alcalde de Madrid.

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Aquella era la época álgida de su larga enemistad con la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, un culebrón público que recogía la prensa capítulo tras capítulo. Ambos querían seguir escalando en política, y el uno al otro se ponían la zancadilla. También tuvo encontronazos con otros dirigentes del PP, como cuando en 2003 el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, le pidió explicaciones por subir los impuestos en la capital, en contra de la política económica del partido. Ya entonces amenazó con dimitir si el PP no le respaldaba. Su última enemistad -y su consiguiente amenaza de dimisión- la ha vivido con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a costa de la bloqueada ley del aborto. Esta vez sí llegó hasta el final.

Gallardón y su reforma se habían convertido en un lastre para el Gobierno. Su valoración por parte de la ciudadanía había caído desde un saludable 5,41 puntos en enero de 2012, recién estrenada la legislatura, hasta la muy deficiente nota de 1,87 en julio de 2014. De sus otros tropezones y amagos de salida consiguió recuperarse. Esta vez la derrota ha sido definitiva.