Willem Dafoe: "Sentí tanta presión interpretando a Pasolini como cuando encarné a Jesucristo"
Cuando Willem Dafoe interpreta a un personaje real no está interesado sólo en imitar sus gestos. Necesita conocerlo de forma íntima. Un día su amigo el director de cine Abel Ferrara le propuso trabajar juntos una vez más y él aceptó sin pensarlo.
Debían encargarse de la biografía de Pier Paolo Pasolini, una de las figuras más complejas del último siglo, y fue entonces cuando supo que el proceso de asimilación del personaje iba a ser en esta ocasión algo más complicado.
“Sentí la misma presión que cuando protagonicé La última tentación de Cristo”, nos contaba el estadounidense a principios de septiembre en una entrevista realizada en Venecia sobre Pasolini, la película que este domingo presenta en el Festival de Cine de San Sebastián.
Hace veinticinco años recurría a El evangelio según San Mateo de Pasolini por consejo de Martin Scorsese para encontrar la tan necesaria inspiración sobre el Jesucristo que iba a encarnar en pantalla. Esas carambolas tan comunes en la vida de un actor le llevan ahora al punto opuesto.
“Nuestra película muestra a un Pasolini, pero no a Pasolini”, advierte Dafoe sobre la cinta, consciente de lo sencillo que es despertar polémica abordando la vida y especialmente la muerte de alguien tan controvertido como el escritor, cineasta y poeta.
“Un hombre marxista, abiertamente gay en la Italia de los 70, transgresor pero cercano a ciertas tradiciones y refinado aunque atraído por cosas muy elementales”, en palabras del propio Dafoe.
Fue un símbolo de arte contra el sistema, el intelectual que hizo del tabú su lenguaje y por eso, cuando se le encontró muerto en las cercanías de Roma en 1975 a manos de un adolescente dedicado a la prostitución, fueron multitud de teorías las que se dispararon en torno a su fallecimiento. Para unos fue una conjura del capitalismo que jamás tolera las diferencias, para otros una muerte desafortunada, casi estúpida, que no estaba a la altura del personaje.
"UNA MUERTE QUE NO ES EXPLÍCITA"
El tándem Ferrara-Dafoe prefiere mostrar una muerte en vez de la muerte de Pasolini. “No quisimos entrar en las teorías de conspiración ni en encontrar significados a lo que ocurrió. Mostramos una muerte que no es explícita, pero es clara. Fue víctima de un acto violento, pero cómo llegó a ocurrir no nos compete a nosotros explicarlo -asevera el actor- De todos modos hemos intentado reincidir en el drama. No es una película triste sobre su fallecimiento. Es un modo de celebrar su existencia, como él mismo hacía en vida”.
David Lynch le dio una dentadura falsa y apenas indicaciones para encarnar a Bobby Peru en Corazón salvaje y Dafoe considera que es una de sus interpretaciones más logradas. Aun así, él prefiere trabajar con anterioridad el personaje. “Cuanto más leía sobre Pasolini más interesado estaba.
Es muy poco común un artista capaz de ser tan virtuoso en tantos campos distintos. Para él romper barreras era como si nada”, explica Dafoe con un chasquido de dedos. En pantalla luce una de las chaquetas de cuero favoritas del italiano, que uno de sus íntimos le dio justo antes de iniciar el rodaje. El propio Abel Ferrara, quien presenta esta biografía tras su polémica aproximación al caso Strauss-Kahn que proyectó por su cuenta hace unos meses en Cannes, incide en el estatus casi religioso que rodea a la figura de Pasolini: “Llegó y lo cambió todo como Jesucristo lo hizo en su día”, decía en Venecia.
Una de las razones por las que la relación personal y profesional entre Ferrara y Dafoe se ha estrechado en los últimos tiempos es el tiempo común que pasan en Roma. “Él está allí en busca de sus raíces italianas mientras que yo he llegado por vía marital”, apunta el actor haciendo referencia a su esposa, la actriz y directora Giada Colagrande.
La aproximación de los dos estadounidenses al intelectual italiano ha despertado alguna suspicacia, más si cabe cuando se comprueba que Dafoe interpreta en inglés mientras que el resto de la película está rodada en italiano. Ambos le restan importancia a un detalle que para ellos no es lo primordial de su proyecto, aunque aclaran que Dafoe trabajó por duplicado y que existe una versión casi íntegra en el idioma de Pasolini que no se va a proyectar en los cines.
De todos modos Dafoe no se siente el típico americano. Está feliz en Europa, donde ha aprendido un italiano que admite es rudimentario, y siempre se ha considerado un actor del off-Hollywood, aunque en ocasiones aparezca en grandes producciones como Spider-Man: “Casi todos mis proyectos son cintas independientes que luego Hollywood distribuye. Trabajar a allí puede llegar a ser muy insatisfactorio desde el punto de vista artístico. Siempre presumía de que no interpretaba para directores que llevaran gorras de béisbol hasta que un día Abel se presentó al rodaje de Pasolini con una de ellas puesta…”, recuerda entre risas.