¿Es menos dañino el tabaco de liar? Cinco mitos desmontados por los científicos
El tabaco de liar cada vez tiene más presencia en el mercado español. En los siete primeros meses de 2014 se han vendido más de 3,6 toneladas, según datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos. Su consumo supuso en 2013 un volumen de negocio de casi 1.088 millones de euros, casi cinco veces más que al principio de la crisis —en 2007 esta cifra rondó los 209 millones de euros—.
El precio hace que muchos fumadores opten por este tipo de tabaco: una cajetilla de Marlboro, la marca más vendida en España, cuesta 4,8 euros e incluye 20 cigarrillos, mientras que un paquete de picadura de 30 gramos, para aproximadamente medio centenar de cigarrillos, sale por 5,10. También muchos se decantan por el de liar por la creencia de que no es tan dañino como el convencional. Según un estudio de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), un 30% de los fumadores de tabaco de liar confiesa que se cambió a la picadura al pensar que es "más saludable" que el de cajetilla.
¿Realmente es así? Médicos y científicos dan sus argumentos para desmentir cinco mitos sobre el tabaco de liar.
1. ES MENOS DAÑINO
Los fumadores de tabaco de liar presentan concentraciones más altas de monóxido de carbono (CO) en su aire espirado —27,9 partes por millón— que los fumadores de cigarrillos convencionales —21,48 partes por millón—, a pesar de que consumen menos cigarrillos a lo largo del día (18,5 de media los fumadores de tabaco de liar y 27,9 los de tabaco manufacturado). Así lo ha demostrado un estudio de SEPAR publicado recientemente en la revista Prevención del tabaquismo.
Según el doctor Carlos Jiménez Ruiz, Director del programa de investigación en tabaquismo de SEPAR, la explicación está en el papel de liar: "Nuestra suposición es que el liado del cigarro no es tan compacto como el de los manufacturados y por tanto, en cada calada se quema más papel. Esa combustión provoca la presencia de más CO, que es un gas tóxico, a pesar de que se fumen menos cigarrillos diarios".
Los pulmones absorben el monóxido de carbono y de ahí pasa al aparato circulatorio. "Es perjudicial porque produce lesiones en las arterias, que nos hacen ser más propenso a infartos de miocardio, vasculopatía, aneurisma de aorta... y otras enfermedades cardiovasculares", puntualiza Jiménez.
Tampoco es cierto que la picadura de tabaco contenga menos nicotina. Un estudio británico sobre su composición encontró que el 77% de los cigarrillos de liar sobrepasaba la tasa media que contienen los de cajetilla (1,1 miligramos en cada unidad). También se hallaron altas tasas de alquitrán y CO.
"Como en cada liada no se pone la misma dosis de tabaco, generalmente los cigarros acaban teniendo más cantidad de nicotina que uno convencional", según el doctor Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón. "Es curioso porque fuman menos veces, pero lo que consumen tiene más carga de nicotina y de CO. Cada chupada que dan es más potente".
Según un estudio del Centro de Investigación y Control de la Calidad del Instituto Nacional de Consumo elaborado en 2011, la concentración de nicotina en el tabaco de liar es en algunos casos hasta un 70% más de lo permitido para los de cajetilla, un 85% en el caso del alquitrán y un 84% en el de monóxido de carbono.
2. ES MÁS NATURAL
La nicotina y el monóxido de carbono no son los únicos elementos nocivos. Las compañías tabaqueras incluyen aditivos en el tabaco para mejorar su olor y su sabor. La presencia de éstos es mayor en el de liar: según SEPAR, en su composición hay hasta un 22% de aditivos frente al 10% de los cigarrillos de cajetilla.
3. FUMO MENOS
Para estudiar los patrones de consumo del tabaco de liar, un grupo de investigadores se fijaron en los fumadores de este producto en Nueva Zelanda. La conclusión fue que se comportan de manera similar a los fumadores de tabaco manufacturado e incluso tardan el mismo tiempo en encender el primer cigarrillo del día cuando se levantan por la mañana.
Este estudio afirmaba que los consumidores de tabaco de liar fuman los pitillos con más intensidad, con mayor número de caladas por pitillo y más largas que las de los fumadores de los cigarrillos de cajetilla.
"Al estar hecho por sus propias manos, el fumador tiende a aprovechar los cigarrillos al máximo y a apurar hasta el final", apunta el doctor Plaza.
4. LO PUEDO DEJAR MÁS FÁCILMENTE
Según el doctor Jiménez, los fumadores de tabaco de liar tienen un grado más alto de autoeficacia, o lo que es lo mismo, creen que lo podrán dejar más fácilmente. "Decimos que se tiene mucha autoeficacia cuando el fumador se siente muy capacitado para tener éxito en un intento de dejarlo. Piensan erróneamente que sus deseos de fumar serán menores", afirma.
Según un artículo publicado por este neurólogo junto a José Ignacio de Granda-Orive, los fumadores de tabaco de liar son menos propensos a dejarlo y realizan menos intentos de abstinencia. Señalan también que el éxito al dejar de fumar no está relacionado con el tipo de tabaco, sino con las circunstancias socioeconómicas y si se sigue un programa para abandonar el hábito.
5. SÉ LO QUE ESTOY FUMANDO
El tabaco de liar no se rige por la misma normativa que el convencional, por lo que los fabricantes no están obligados a especificar en el etiquetado todos sus componentes y cantidades. Según SEPAR, sólo el 33% de las marcas de tabaco de liar indican cuánta nicotina y alquitrán llevan. "Sería importante que las autoridades político-sanitarias hicieran una mejor vigilancia sobre los ingredientes del tabaco de liar", insta el doctor Jiménez.
"Habría que procurar que pusieran los ingredientes en el envoltorio", apunta el doctor Plaza, "así el consumidor puede comparar entre marcas. Hay que dar opción a que la persona que quiera fumar pueda elegir comprar el de menores componentes tóxicos".