Romero detiene a Holanda y mete a Argentina en la final
Argentina y Alemania jugarán la final del Mundial de Brasil. Será la reedición de la que se jugó en 1990 y que terminó con victoria germana. En esta ocasión, si a ambos conjuntos se les ocurre jugar como lo han hecho en semifinales, es muy probable que también ganen los alemanes.
Porque la semifinal entre Holanda y Argentina fue la muestra de lo que no debe hacer un equipo para tratar de proclamarse campeón del mundo. Un partido ramplón, sin ocasiones, terminó como han terminado muchos partidos en este campeonato: con una prórroga seguida de los penaltis.
Al menos, en otros partidos que se marcharon al tiempo extra se vieron cosas distintas durante esa media hora. No fue el caso de este encuentro, en el que los equipos jugaron atenazados por el miedo a quedarse sin final.
Concluidos los 120 minutos de rigor, tocó jugársela a los penaltis, donde Argentina y su portero Romero estuvieron más acertados. El guardameta fue el héroe, despejando el primer disparo de Vlaar y haciendo lo mismo con el tercer lanzamiento holandés a cargo de Sneijder. Maxi Rodríguez se encargó de poner la puntilla y clasificar a su país a otra final mundialista en busca de la tercera estrella.
Antes de esto, el partido no había pasado de mucho encontronazo y poco fútbol. Apenas se vieron destellos de lo que, a rachas, han venido demostrando estas selecciones para llegar tan lejos en el campeonato. Holanda sólo fue lo que pudo hacer Robben y lo que logró inventar Sneijder. Ni rastro de Van Persie, que tan bien empezó el Mundial contra España. Hoy se marchó sustituido sin aportar más que un intento de chilena que se fue muy alto.
Tampoco apareció Messi en el otro lado, donde destacó la actuación de Mascherano, auténtico sostén argentino. Su labor en la zaga evitó, por ejemplo, que Robben mandase a casa a los de Sabella tras una buena combinación con Sneijder. El central metió el pie en el momento exacto para evitar el desastre.
Pero la brillante actuación de Mascherano no oculta la asombrosa falta de protagonismo de Messi, que difícilmente tendrá una mejor oportunidad para coronarse entre los grandes como la que se le presenta este domingo.
Enfrente estará una Alemania que en media hora demostró estar muy por encima de cualquiera que hubiera sido su rival tras el partido de esta noche. Y aunque no todo lo que brilló ante Brasil fue oro, lo cierto es que la selección de Low parece estar mucho más hecha para ganar el Mundial que la de Sabella. El domingo, el fútbol dirá.