¡Que no te timen cuando vueles en una compañía ‘low cost'!
Llegan las esperadas vacaciones y aguardas con miedo el día en el que coges el avión hacia tu destino. ¿Por qué esa sensación? Porque viajas en una compañía "de esas baratas" y has oído tantas cosas que no te fías ni de que puedan despegar. Tranquilo. Vuelan, llegan a su destino y encima te cobran menos, pero hay más de una traba que tendrás que conocer para que no te estropeen las vacaciones.
1. COGE LA MALETITA, QUE NOS VAMOS
Antes de partir y de echar el cierre a tu macuto, vamos a revisar lo que llevas ahí metido. Si vuelas en una low cost, lo más normal es que viajes sólo con equipaje de mano. Puede parecer complicado meter en una maleta tan pequeña todos los modelitos que quieres llevarte, pero piensa que facturar una maleta de 15 kilos tiene un precio de 25 euros por cada trayecto, es decir, 50 euros en total. Seguramente el billete te haya costado menos, así que prepara una lista para seleccionar la ropa justa. Una vez que hayas conseguido colocar el croquis de ropa y zapatos, mira a ver si llevas líquidos. Por una extraña razón, la mayor parte de los envases de cremas o colonias tienen un tamaño de 150 ml, más de los 100 ml permitidos para llevar en el equipaje de mano. Don’ t worry. Vete al chino y compra un pack de envases rellenables. Haz el trasvase y mételos todos en una bolsa de aseo transparente, así evitarás tener que sacarlo todo. Para que te resulte más cómodo, lleva esto en el bolso, de esta manera no tendrás que estar abriendo y cerrando la maleta en el control de seguridad. Por cierto, intenta volar sin demasiados adornos, pues te pitarán hasta las bragas y calzoncillos. Una vez pasado el control, ya podrás volver a ponerte monísimo/a de la muerte.
2. CUIDADITO CON LA RESERVA
Ir a comprar un billete en la web de Ryanair puede ser una de las emociones más fuertes que hayas vivido en los últimos meses. Cualquier fallo o cualquier despiste puede costarte un riñón. Por ejemplo, no llevar la facturación online hecha desde casa: 70 euros. Poner mal el nombre del pasajero o querer cambiarlo: 110 euros. Querer modificar un vuelo: de 30 a 60 euros. Facturar una maleta en el aeropuerto: hasta 70 euros. Perder el vuelo y coger el siguiente: 110 euros.
3. LA LEY DEL MÁS FUERTE
Llegar al aeropuerto con tiempo suele ser un buen consejo cuando vuelas en una low cost. Si no te importa gastarte 5 euros (asiento normal) o 10 euros (asiento Premium) para elegir sitio, adelante. Pero si eres de la cofradía del puño cerrado, más te vale hacer cola ante la puerta de embarque si no quieres ir con la maleta entre las piernas o en la bodega. En estos vuelos, la mayor parte del pasaje lleva equipaje de mano, y no siempre hay sitio para tanta maleta. Si te quedas de los últimos, seguramente te separen de tu macuto, que tendrá que ir en la bodega y por el que tendrás que esperar a la salida.
4. LLEVA TAPONES
Una vez dentro del avión, continúan los gastos que tendrás que evitar. Si te has librado de pagar por la maleta, el asiento y problemas de facturación, te queda la última fase: evitar la compra de las decenas de artículos que te venden dentro de la aeronave. Desde la típica comida para matar el hambre a precio de solomillo hasta colonias e incluso papeletas rasca y gana. Agarra fuerte el monedero y evita gastos innecesarios, que seguramente al llegar a tu destino tendrás que cogerte un bus hasta el centro de la ciudad para el que necesites esos euros extra.
Si has superar todos los retos sin gastar un euro más de lo que te costaron los billetes, enhorabuena, eres un perfecto viajero low cost.