Cómo influye la ansiedad en tu salud (INFOGRAFÍA)
A nadie le gusta experimentar ataques de estrés o de ansiedad. Cuando esto ocurre de forma crónica, su impacto puede quedarse en una simple molestia o llegar a ser un grave peligro para la salud. Si has padecido alguna situación aislada de alto estrés, tu reacción física a la emoción puede afectarte más de lo que creías. Sigue leyendo si quieres descubrir cómo la ansiedad puede cambiar tu cuerpo, ya sea mediante una reacción inmediata al estrés o a través de una larga batalla.
Infographic by Alissa Scheller for The Huffington Post.
Cuando el cuerpo empieza a sufrir ansiedad, puedes experimentar...
- Problemas de garganta. Esa voz ronca que parece haber poseído a tus cuerdas vocales es una reacción inmediata a situaciones de estrés. Cuando tienes ansiedad, los fluidos se desvían hacia zonas fundamentales del cuerpo, lo que provoca espasmos en los músculos de la garganta. Esto produce tensión y rigidez, que resecan la garganta y dificultan el hecho de tragar.
- Reacciones del hígado. Cuando el cuerpo pasa por épocas de estrés y ansiedad, el sistema suprarrenal produce una cantidad excesiva de la hormona del estrés llamada cortisol. Al generarse dicha hormona, el hígado produce más glucosa, el azúcar energético de la sangre que se ocupa de las reacciones naturales de nuestro cuerpo. Para la mayoría de personas, esta cantidad extra de azúcar en la sangre puede reabsorberse sin mayor problema. En cambio, para los que tienen riesgo de sufrir diabetes, este azúcar adicional podría provocar problemas de salud.
- Reacciones cutáneas. Ese sudor frío o el enrojecimiento de mejillas, consecuencias de un cambio en el flujo sanguíneo, son respuestas inmediatas del cuerpo ante una situación de estrés. Cuando experimentamos ansiedad, el sistema nervioso simpático envía más sangre a los músculos. Esto podría acelerar el envejecimiento de la piel. Entre otras reacciones, también se incluyen la transpiración y hasta un aumento de la histamina, que puede dar lugar a inflamaciones. Según el Centro Médico de la Universidad de Maryland, el estrés severo y la ansiedad también pueden provocar eccemas.
- La actividad del bazo. La ansiedad no solo afecta a órganos tan obvios como el cerebro o el corazón, sino también al bazo e incluso a las células sanguíneas. Con el fin de distribuir más oxígeno en el cuerpo ante una situación de estrés, el bazo libera glóbulos rojos y blancos adicionales. El flujo sanguíneo también se incrementa entre un 300 y un 400% durante este proceso para preparar al resto del cuerpo frente a las necesidades añadidas.
- Tensión en los músculos. Cuando empiezas a sentir la ansiedad, el cuerpo se tensa de forma natural, creando presión en los grupos musculares más amplios. El estrés y la ansiedad crónicos suelen exacerbar esta tensión, que puede dar lugar a dolores de cabeza, rigidez en los hombros, dolor de cuello e incluso migrañas. La gente en un estado constante de estrés también tiene más riesgo de sufrir trastornos osteomusculares crónicos.
Después de un tiempo, la ansiedad crónica puede afectar a…
- Tu corazón. Las personas que padecen ansiedad y estrés crónicos tienen más riesgo de sufrir problemas cardiovasculares debido al aumento constante del ritmo cardíaco, a la elevada presión sanguínea y a la sobreproducción de cortisol. Según la Asociación Americana de Psicología, el estrés a largo plazo también está relacionado con la hipertensión, la arritmia, los derrames y los ataques al corazón.
- Los pulmones. Hay estudios que han demostrado el vínculo entre la ansiedad y el asma. Las personas que padecen asma también tienen más probabilidades de experimentar ataques de pánico. De acuerdo con una investigación dirigida por la Universidad de Sao Paulo, también podría existir una relación entre la ansiedad, el asma y la capacidad de mantener equilibrio.
- El cerebro. La reacción más común ante la ansiedad es la respuesta psicológica a dicha condición. La ansiedad y el estrés crónicos pueden afectar a determinadas áreas del cerebro que influyen en la memoria a largo y corto plazo y en la elaboración de sustancias químicas, lo que puede dar lugar a un desequilibrio. Además, el estrés crónico puede activar de forma constante el sistema nervioso, que a su vez puede afectar a otros sistemas del cuerpo, generando reacciones físicas, como la fatiga y el desgaste entre otras.
- Las personas con ansiedad a menudo tienen problemas de sueño provocados por el hecho de dar demasiadas vueltas a las cosas. Aproximadamente el 54% de la gente afirma que el estrés y la ansiedad afectan a su capacidad para quedarse dormidos y a más del 50% de los hombres y del 40% de las mujeres les cuesta concentrarse al día siguiente, según la Asociación Americana de la Ansiedad y la Depresión.
- Sistema inmunitario. La exposición al estrés puede causar estragos en el sistema inmunitario, debilitando sus funciones. Algunos estudios han descubierto que cuando estás estresado, también tienes más posibilidades de acatarrarte y eres más susceptible a las infecciones y a la inflamación.
- Tu estómago. Cuando tu cuerpo experimenta estrés, no regula bien la digestión. El estrés crónico y extremo también puede tener efectos a largo plazo en los intestinos y en la absorción de nutrientes, lo que puede provocar ardores, hinchazón, diarrea y a veces incluso la pérdida del control de los esfínteres. El estrés y la ansiedad a largo plazo también pueden alterar el metabolismo, lo cual puede derivar en sobrepeso e incluso obesidad. Un estudio descubrió que la liberación constante de cortisol en el flujo sanguíneo puede reducir la sensibilidad a la insulina, y en otra investigación reciente se descubrió la relación entre la ansiedad y las úlceras diagnosticadas por especialistas.
Traducción de Marina Velasco Serrano