Nadal gana Roland Garros: el balear supera a Djokovic y logra su noveno título en París

Rafa Nadal no es un extraterrestre, pero lo parece. No sabe perder en una final de Roland Garros. Ha jugado nueve y las nueve las ha ganado. La última, este domingo tras superar en la tierra batida de París al serbio Novak Djokovic (3-6, 7-5, 6-2 y 6-4). Vuelve a morder la copa de los mosqueteros.

Al tenista balear le quedaban ya muy pocos récords por batir en este Grand Slam, pero sigue agigantando su leyenda. Se ha convertido en el tenista que más veces ha ganado en toda la historia el torneo francés al superar al parisino Max Decugis, que a principios del siglo XX (entre 1903 y 1914) se llevó ocho.

Tanto ha llovido desde entonces que en aquella época, anterior a la llamada era 'Open', el torneo no se llamaba ni Roland Garros. Simplemente era el Abierto de Francia.

Además, con esta victoria Nadal iguala al estadounidense Pete Sampras con 14 grandes en su carrera. Ya sólo le queda Federer por delante, que tiene 17. Y, de paso, se convierte en el primer jugador en la historia en ganar nueve títulos en cualquier evento de 'Grand Slam', y el primero en conseguir cinco títulos consecutivos en Roland Garros. Supera a Björn Borg, que ganó cuatro entre 1978 y 1981.

EL "¡VAMOS!" DE RAFA

Nadal, que se asegura continuar como número 1 del mundo, dio un fuerte grito cuando eran casi las 17.00. "¡Vamos!", chilló. Y lo repitió varias veces. No era para menos.

Acababa de superar el momento más delicado del partido. Djokovic le había ganado con relativa comodidad el primer set y Nadal las había tenido tiesas para llevarse el segundo, después de romper dos veces el saque al serbio.

Y, en ese preciso momento, cuando Nadal gritó ese "¡Vamos!" con tanta rabia, todo cambió. Con el 1-1 en el marcador, el balear se entonó y sacó la apisonadora. Fue un vendaval en el tercer set, cuando a Djkovic ya se le había borrado la sonrisa de la cara y se desesperaba tirando la raqueta al suelo, con fuerza, mirando al infinito o protestando al juez de silla.

El cuarto set le tenía reservado a Nadal otra dosis de sufrimiento. Tras romper el saque a Djokovic, el serbio se recompuso y le hizo otro 'break'. Por momentos parecía que el español se doblaba, pero consiguió mantenerse firme y llevarse el set, el partido y el torneo. A Nadal no hay quien le pare en París. Está en la gloria.