Dani el Rojo, exatracador: "Nos merecemos lo que tenemos por poner ahí a banqueros y políticos"

Dani el Rojo, exatracador: "Nos merecemos lo que tenemos por poner ahí a banqueros y políticos"

ARCHIVO DE DANI EL ROJO

Dani el Rojo es alto y corpulento, habla con voz grave, luce patillas hasta la mandíbula y sus tatuajes asoman bajo una camisa blanca, con varios botones abiertos. Parece un gánster porque lo fue. Pagó con 14 años de cárcel el convertirse en ‘el millonario’, como se le conocía cuando atracaba bancos en Barcelona. Durante un cuarto de siglo fue politoxicómano. Reconoce abiertamente que fue un delincuente. Ni es políticamente correcto ni ahorra en tacos o detalles escabrosos.

Es difícil interpretarlo cuando bromea con cargarse “de gratis” a los responsables de los grandes bancos, farmacéuticas y consultoras, las grandes lacras de un sistema democrático que, según él, nació con el pecado original de perdonar al franquismo. Como antiguo drogadicto y “muy amigo de las putas”, apuesta por legalizar y controlar ambos negocios.

Daniel Rojo Bonilla, que adoptó el nombre de “el rojo” en honor a Daniel Cohn-Bendit, uno de los líderes del Mayo de 1968, acude a la cita con El Huffington Post en un hotel madrileño con una sonrisa y sin mirar el reloj. De peligroso gánster ha pasado a ser autor de novela negra. De esas de “putas, asesinatos y mosqueos”, dice para describir La venganza de Tiburón (Timunmas, Planeta, 14,90 €). En su pequeña libreta cuadriculada, escrito con letras muy grandes, lleva el argumento de la segunda parte, donde volverá a contar con la escritora Yolanda Foix para darle forma. Le gusta venderse como novelista y como exdelincuente, consciente del interés que despierta su turbia historia con final feliz. “Tras 25 años en la droga, abro los ojos y sonrío al estar vivo y no necesitar para moverme ninguna mierda de las que tomaba”, dice. Tiene 51 años y toda una vida por delante. “Y mucho ganado”, añade. “Sé perfectamente lo que no quiero hacer”, reconoce. “Ya lo he hecho”.

-"No formábamos parte de nada, estábamos sentados en el banquillo de la vida esperando nuestro momento. Vivíamos siempre en los minutos de la basura”. Al principio del libro describe así el caldo de cultivo que empuja a los adolescentes de su novela hacia su primer atraco.

Juventud, paro, problemas sociales y situaciones familiares complicadas allanan el camino, sin duda. Pero mi experiencia es un grito a dejar de considerar que la delincuencia se origina en los estratos sociales bajos. Soy de clase obrera trabajadora. Y en los 70, el obrero trabajador, que había nacido en los 30 y pasado la posguerra, tenía más dinero. Lo que quería era darle a sus hijos educación y comida, algo que hasta entonces había faltado. Pero eso no es suficiente. En los 70 no existía la psicología infantil y hay valores que muchos no recibimos.

-Valores que contrarrestaran el atractivo del “sexo, drogas y rock and roll”.

La muerte de Franco supuso una gran apertura. Yo tenía 13 ó 14 años y aún siendo un crío, yo me creía un hombre. Para empezar, sexualmente. Con la libertad que siguió a la muerte de Franco también llegó un bombardeo de ídolos. Si hoy preguntas a un chaval cuál es su ídolo, seguramente te dirá que un futbolista. En los 70 hablábamos de músicos: Lou Reed, Patti Smith, Los Rolling, David Bowie… Todos, absolutamente todos, tenían canciones explícitas de cocaína o heroína. Ian Dury nos la mete bien metida con su “sexo, drogas y rock’n roll’. Y muchos se lo compramos como bueno y cool. Ahora se asocia la heroína como algo muy bajo, pero entonces los que hacían canciones sobre ella eran los que triunfaban. Una pena que en las canciones no te hablaban del mono, de las enfermedades.

-Ahora, aparentemente, hay una mayor concienciación.

Pues yo estoy muy preocupado. Ha subido el consumo de heroína en los jóvenes adolescentes. Si a eso añades que follan sin condón y que se ha eliminado el plan de prevención del sida por los recortes… parece que hayamos vuelto a los 80. ¡No hay sida en España! Ahora es más caro tomarte dos whiskys que un gramo de caballo, y con la heroína te quedas a gusto tú y tus amigos todo el día. Se están equivocando mucho con los recortes, porque además el caldo de cultivo de la juventud existirá siempre. De los 13 a los 16 años, tú te crees supermán pero no puedes hacer una mierda por ti mismo. Afortunadamente, los padres están hoy un poco mejor preparados.

"No hemos perseguido a los que nos han estado puteando desde 1978, antes y ahora. Los mismos que mandaban siguen mandando"

-¿Habrá más delitos si sigue aumentando el descontento con los bancos o los políticos?

En Argentina me dijeron el año pasado: “Ahora que te haces escritor, nosotros queremos ser atracadores”. En el momento actual, no creo que haya alguien que no haya pensado en atracar un banco porque no hay día que no salga un pufo. Es algo que viene desde el 1978. Hicimos posible que hubiera más partidos políticos y democracia renunciando a hacer justicia con nuestros torturadores. Desde entonces no hemos perseguido a los que nos han estado puteando, antes y ahora. Los mismos que mandaban siguen mandando. No es que nos la hayan metido ahora. ¡Nos la han estado metiendo desde el 1978 y ahora ha rebosado! Esto es España, el país de la picaresca. No es que lo vea normal, pero casi nos merecemos lo que nos está pasando. Somos nosotros los que hemos puesto ahí a banqueros y políticos. Los hemos acostumbrado a hacer los pelotazos.

-¿Qué le parece el escándalo de las participaciones preferentes o el rescate de la banca?

No lo entiendo. Salvar bancos… ¡yo encima, que les he robado!

-¿Y la corrupción en la política?

Tiene que venir una nueva generación de políticos en los que podamos creer. No soy ningún experto y he estudiado lo justo, pero está claro que algo tiene que pasar. La política se ha convertido en un problema social, ya no es algo de derechas o izquierdas. Yo creo que hemos avanzado tanto en el conocimiento de nuestros países y en tecnología, que lo que se necesita es buenos gestores que gestionen bien mi empresa: España.

-Seguro que a usted lo han tentado.

"Si yo me meto en política, consigo los votos que nadie consigue: los de travestis, sidosos o encarcelados"

Me lo ofrecieron, pero no me dejaron ir como independiente. Si yo me meto en política, consigo los votos que nadie consigue: los de travestis, sidosos o encarcelados. Lograría que votasen los que no lo hacen. También conectaría con el gran espectro de los desangelados que se preguntan: ¿qué quiero, alguien que ya ha robado, que ha sido malo pero quiere ser bueno; o uno que va de bueno pero lo que quiere es ser malo? Que no te quepa ninguna duda. Van de buenos, pero en el fondo son unos hijos de puta.

-Sus bestias negras.

Farmacéuticas, asesoras y banqueros son mis tres enemigos. No soy delincuente, así que te puedo decir en broma que mataba a sus responsables de gratis. No necesitaba que nadie me pagase, lo haría gratis y con la conciencia tranquila. Si pudiendo matar a estos tres se solucionaba, yo iba a la cárcel contento. Y que viniera una nueva generación que lo haga bien.

-Esto suena a V de Vendetta.

No voy a ir de Robin Hood. Te garantizo que he robado mucho dinero. Pero nada en comparación con los políticos. Yo robaba en pesetas y estos cabrones en millones de euros. Y se creen que el dinero es suyo. Además, cuando salí de la cárcel lo hice sin un duro. Me hice un atraco con unos cuantos y mi parte fueron 158 millones de pesetas en el 80. Y siempre me he gastado todo.

-Ay, si los hubiera administrado bien…

Todo es una utopía, porque si no hubiera estado metido en la droga, no hubiera hecho esos atracos y por lo tanto no tendría esos 158 millones. Y esa pasta no me duró ni 3 meses.

-¿Cómo se gastó tanto dinero?

Me compré un Porsch 911 sc, que creo el primer coche que tenía más de 280 caballos en Barcelona. Era de color naranja y me duró 24 horas. Me metí un hostión a 240 por hora y acabó en siniestro total. Cuanto más tienes más gastas. Y aún más si el dinero es fácil.

"Las instituciones penitenciarias no funcionan. En ocho o diez años las cárceles serán privadas. Son un negocio"

-¿Sirve la cárcel para reinsertar a los presos o sólo para castigarlos?

Somos privilegiados. No sé quién dijo que a una sociedad se le mide por cómo trata a sus presos y a sus locos. La cárcel ha tenido una mejoría total, de ser prisión política a albergar presos comunes y comenzar el tratamiento. Fue muy difícil, pero todos los centros han ido contando con personal muy cualificado, que se deja la piel y mantiene intacta la esperanza por dar salidas a los presos. Ellos son los héroes que consiguen que la cárcel sirva para la reinserción. Terapeutas, criminólogos, psicólogos que van día a día a trabajar con gente que, en el 99% de los casos, tratan de engañarlos. Pero las instituciones penitenciarias no funcionan. En ocho o diez años las cárceles serán privadas. Son un negocio.

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-¿Echa de menos la adrenalina, el vértigo de la juventud, conducir un Porsch?

Temo por la juventud, por su desgana. Nuestros ídolos son los futbolistas, que ganan los 80 millones al año que nosotros nunca ganaremos. Queremos llevar Gucci en los pies y conducir un Lamborghini. Es decir, me estás diciendo que quieres ser ladrón, porque eso, de manera legal, no puedes conseguirlo. Si tú te crees que eso es la felicidad, te pasará lo que me pasó a mí.

-¿Y atracar bancos?

El atracar bancos engancha. En el momento de entrar estás de adrenalina hasta arriba. Cuando estás saliendo y ves que te has ido el sentimiento es casi orgásmico con dos millones de pesetas en 30 segundos. Con la edad, se te va pasando. En 1986 cogí anticuerpos del VIH y en 1989 me dijeron que me quedaba un año de vida. Al salir de la cárcel estaba convencido de que no iba a probar la droga. Pero no tenía tan claro si podía vivir un mes con 100.000 pesetas. Y aquí estoy, rehabilitado, con mujer e hijos. Escribo novelas y ahora me da por actuar.

Después de salir de la cárcel he trabajado con cantantes como Loquillo o Bumbury, por lo que he conducido coches buenos legalmente. Al volante he vuelto a tener emociones fuertes. Pero me entra un dolor en la espalda...

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