Muerte de Gabriel García Márquez: Gabo muere a los 87 años (FOTOS, CITAS)

Muerte de Gabriel García Márquez: Gabo muere a los 87 años (FOTOS, CITAS)

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García Márquez, en enero de 1982 en París.

Muchos años después, frente a la librería, habríamos de recordar aquella tarde remota en que tomamos por primera vez un libro de García Márquez para conocer el realismo mágico. Para descubrir la orografía de un pueblo tan real como inexistente llamado Macondo. Para sumergirnos con asombro en una literatura poética repleta de geneaologías imposibles, diálogos imborrables e historias de alfombras voladoras que portan niñas, invasiones de mariposas amarillas, lluvias de flores y demás suerte de acontecimientos inverosímiles. Siempre sorprendentes.

El mundo, nuestro mundo, era “tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas” necesitamos un libro como Cien años de soledad que nos la señalase con el dedo. Fue el deslumbramiento definitivo, el gran fogonazo que disparó un entonces prometedor Gabriel García Márquez, muerto este jueves en México D.F. a los 87 años.

Con el fallecimiento de Gabo, como se le conocía popularmente, se va un clásico de la literatura universal. García Márquez no es, no será, un escritor al que se loa en sus exequias para meses después caer en el pozo más profundo del olvido. Se seguirá leyendo al autor colombiano dentro de cinco, diez, veinte años. Cuando ya no estemos en este mundo alguien volverá a abrir un libro y esta frase le golpeará en las pupilas: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros” (Crónica de una muerte anunciada, 1981). O esta: “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados” (El amor en los tiempos del cólera, 1985).

OBRA SUBLIME

No importa el libro que se tome. Cualquiera de los títulos que García Márquez escribió a lo largo de su vida derrocha pura literatura, de la última a la primera página. Incluso las novelitas que publicó en sus últimos años de escritura —Memoria de mis putas tristes, Del amor y otros demonios o Doce cuentos peregrinos—, que nunca estuvieron a la altura de sus obras mayores: Cien años de soledad, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, Relato de un náufrago, El Coronel no tiene quien le escriba o La hojarasca, su primera obra.

Gabo no sufrió la injusticia con la que se dio de bruces Jorge Luis Borges de morir sin obtener el máximo reconocimiento literario. García Márquez ganó el premio Nobel en 1982 “por sus novelas, donde lo fantástico y lo real se funden en la compleja riqueza de un universo poético, que reflejan la vida y conflictos de un continente”, según el fallo de los 18 jurados vitalicios. La madre de Gabo, Luisa Santiaga Márquez, no se perdió en profundidades al conocer la concesión del premio: "Estamos muy contentos y ojalá este premio sirva para que me arreglen el teléfono".

Discurso Garcia Marquez Nobel by Nathan Jones

Heredero de William Faulkner —del que se reconoció deudor en el discurso de aceptación de Nobel, titulado La soledad de América Latina—, probablemente Macondo nunca hubiese sido un lugar de ficción sin la existencia previa del Yoknapatawpha faulkneriano. Pese a que, como señaló Vargas Llosa, ¨el impacto mayor de la obra de Faulkner en García Márquez tiene que ver más con el proyecto de esta obra, globalmente considerada, que con detalles temáticos y formales", lo cierto es que el propio Gabo reconoció en la década de los 60 que “fue cuando lo leí que entendí que yo debía escribir".

No sólo le influyó Faulkner. También conformaron parte de su literatura autores como Virginia Woolf, Hemingway, Steinbeck… Valga como ejemplo esta conversación etre Plinio Apuleyo Mendoza y Garcia Márquez recogido en El olor de la guayaba:

- Con Virginia Woolf ocurre exactamente lo opuesto: nadie, salvo tú, habla de esa influencia. ¿Dónde está?

- Yo sería un autor distinto del que soy si a los veinte años no hubiese leído esta frase de La señora Dalloway: “Pero no había duda que dentro (del coche) se sentaba algo grande: grandeza que pasaba, escondida, al alcance de las manos vulgares que por primera y última vez se encontraban cerca de la majestad de Inglaterra, el perdurable símbolo del Estado que los acuciosos arqueólogos habían de identificar en las excavaciones de las ruinas del tiempo, cuando Londres no fuera más que un camino cubierto de hierbas, y cuando las gentes que andaban por sus calles en aquella mañana de miércoles fueran apenas un montón de huesos con algunos anillos matrimoniales, revueltos de polvo y con las emplomaduras de innumerables dientes cariados.” Recuerdo haber leído esta frase mientras espantaba mosquitos y deliraba de calor en un cuartucho de hotel, por la época en que vendía enciclopedias y libros de medicina en la Goajira colombiana.

- ¿Por qué tuvo tanto efecto sobre ti?

- Porque transformó por completo mi sentido del tiempo. Quizá me permitió vislumbrar un instante todo el proceso de descomposición de Macondo, y su destino final. Me pregunto, además, si no sería el origen remoto de El Otoño del Patriarca, que es un libro sobre el enigma humano del poder, sobre su soledad y su miseria.

- La lista de influencias debe ser amplia. ¿A quiénes hemos omitido?

- A Sófocles, a Rimbaud, a Kafka, a la poesía española del Siglo de Oro y a la música de cámara desde Schumann hasta Bartok.

- ¿Debemos añadir algo de Greene y algunas gotas de Hemingway? Cuando eras joven te veía leyéndolos con mucha atención. Hay un cuento tuyo, La siesta del martes (el mejor que has escrito, dices tú) que le debe mucho a Un canario como regalo, de Hemingway.

- Graham Greene y Hemingway me aportaron enseñanzas de carácter puramente técnico. Son valores de superficie que siempre he reconocido. Pero para mí una influencia real e importante es la de un autor cuya lectura afecta a uno en profundidad hasta el punto de modificar ciertas nociones que uno tenga del mundo y la vida.

Fruto de esa influencia que ejerció Faulkner en la literatura lationamericana surge todo un entramado literario que en un primer momento anonada y más tarde deslumbra: el realismo mágico. Una fórmula en la que se combina la realidad narrativa con elementos del todo fantásticos dibujando un mundo cotidiano fuera de lo común. Realismo mágico como motor de toda una literatura que propició el conocido como Boom latinoamericano, que explotó en la década de los 60 del siglo pasado con el propio Gabo, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Julio Cortázar como máximos exponentes.

Está, en fin, el Gabo novelista. Y el periodista. Y el autor de frases maravillosas. Y el hombre político. Y el latinoamericano comprometido con su país. Está (estuvo) el enfermo que combatió contra el cáncer y el olvido. Está el García Márquez guionista. El profesor. El marido y padre de dos hijos. El amigo de Castro. El coprotagonista de la pelea física más relevante de la historia. El escritor inmortal. Puntadas de una vida que él mismo contó y cuyo mayor y mejor tributo sería leer la obra que de ella emanó.

OBRA DE GARCÍA MÁRQUEZ

1955.- “La hojarasca”

1961.- “El coronel no tiene quien le escriba”

1962.- “La mala hora”

1962.- “Los funerales de la Mamá Grande”

1967.- “Cien años de soledad”

1968.- “Isabel viendo llover en Macondo”

1968.- “La novela en América Latina: Diálogo” (junto a M. Vargas Llosa)

1970.- “Relato de un náufrago”

1972.- “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada”

1972.- “Ojos de perro azul”

1972.- “El negro que hizo esperar a los ángeles”

1973.- “Cuando era feliz e indocumentado”

1974.- “Chile, el golpe y los gringos”

1975.- “El otoño del patriarca”

1975.- “Todos los cuentos de Gabriel García Márquez: 1947-1972”

1976.- “Crónicas y reportajes”

1977.- “Operación Carlota”

1978.- “Periodismo militante”

1978.- “De viaje por los países socialistas”

1978.- “La tigra”

1981.- “Crónica de una muerte anunciada”

1981.- “Obra periodística”

1981.- “El verano feliz de la señora Forbes”

1981.- “El rastro de tu sangre en la nieve”

1982.- “El secuestro: Guión cinematográfico”

1982.- “Viva Sandino”

1985.- “El amor en los tiempos del cólera”

1986.- “La aventura de Miguel Littín, clandestino en Chile”

1987.- “Diatriba de amor contra un hombre sentado: monólogo en un acto”

1989.- “El general en su laberinto”

1990.- “Notas de prensa, 1961-1984”

1992.- “Doce cuentos peregrinos”

1994.- “Del amor y otros demonios”

1995.- “Cómo se cuenta un cuento”

1995.- “Me alquilo para soñar”

1996.- “Noticia de un secuestro”

1996 – “Por un país al alcance de los niños”

1998.- “La bendita manía de contar”

1999.- “Por la libre: obra periodística (1974-1995)"

2002.- “Vivir para contarla”

2004.- “Memoria de mis putas tristes”

2010 – “Yo no vengo a decir un discurso”

Fuente:Instituto Cervantes

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