El mejor momento para hacerse un tatuaje: no esperes al verano
El verano se acerca. Las temperaturas han empezado a subir y las capas de ropa, a desaparecer. Porque la llegada del buen tiempo se presenta para muchos como la ocasión perfecta para lucirse: mostrar cuanta más piel mejor y enseñarle al mundo nuestros tatuajes.
Pero si bien es cierto que el verano es el mejor momento del año para enseñar estos dibujos que adornan la piel, es la peor época para hacérselos. Aunque no tiene por qué ser peligroso, sí puede ser un mal momento para llevar a cabo esos primeros y tan necesarios cuidados. En temporada estival nos exponemos a todos los factores de riesgo que hacen que éstos sean más complicados de llevar por lo que se dificultaría la cicatrización. Y esto, según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), podría poner en peligro nuestra salud ya que aumenta las posibilidades de contraer infecciones cutáneas, hepatitis B y C, Sida, tétanos, tuberculosis, queloides o alergias.
Por todo ello los especialistas —en su mayoría contrarios a los tatuajes— desaconsejan esperar a la llegada del buen tiempo para pasar por el centro de grabado. Mejor hacerlo en invierno, o en su defecto en primavera, para evitar esos temidos elementos.
1. El sol. Igual que no puedes exponer una cicatriz al sol para evitar la hiperpigmentación de la zona, tampoco deberías exponer un tatuaje recién hecho. "Piensa que está compuesto de multiheridas pequeñas y superficiales que necesitan un proceso de cicatrización", señala el doctor Agustín Alomar, dermatólogo del Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, que asegura que estas cicatrices no son diferentes al resto. Los rayos de sol podrían quebrar los pigmentos de piel.
2. Las altas temperaturas. El calor hace que sudemos más y el tatuaje acabe por humedecerse. Esto hace que la cicatrización sea mucho más lenta.
3. El mar y las piscinas. Pocos pueden resistirse a darse un chapuzón en verano y del mismo modo que el sudor hace que la cicatriz se mantenga húmeda y se dificulte la cicatrización, los baños en la playa o la piscina tampoco son buena idea. Entre las recomendaciones que los especialistas aconsejan seguir durante las siguientes semanas se incluyen evitar los baños prolongados, las duchas de vapor y el agua de mar.
4. La ropa ajustada. No es que en invierno no se usen este tipo de prendas, es que en verano son más frecuentes. "Llevarlas en días de calor hace que sudemos mucho más de modo que el tatuaje se mantendrá húmedo y será más difícil cicatrizarlo", explica el doctor Alomar.
5. Los tonos claros. Para cuidar bien un tatuaje los especialistas recomiendan apostar por las prendas oscuras los días posteriores y en verano es menos habitual. El blanco es el color del buen tiempo porque además de resaltar el moreno no atrapa el calor, el problema es que los tonos claros no aíslan del sol y los especialistas recomiendan que las primeras semanas después de hacernos un tatuaje llevemos prendas holgadas y oscuras.
6. Piel estropeada. Al quitarnos las capas de ropa, exponemos la piel al sol y a otras tantas agresiones externas que la acaban por oscurecer y también deteriorar. Lo normal es que según pasan los días de verano vaya adquiriendo el aspecto opuesto al que recomiendan los especialistas: "Para realizar un tatuaje es necesario que el cutis esté saludable sin inflamaciones producto del bronceado, la piel limpia, hidratada y sin cualquier tipo de lesión".
7. Al aire. Más allá de los cuidados, también habría que tener en cuenta la estética. Porque durante el proceso de curación, el tatuaje vive sus días más feos y tampoco se trata de que estar exhibiéndolo. Siempre es mejor pasar la etapa de costras y descamación cubierto con la camiseta o un pantalón.