El Congreso dice "no" a la consulta catalana en una sesión de 'constitucionalismo sentimental'

El Congreso dice "no" a la consulta catalana en una sesión de 'constitucionalismo sentimental'

No. El Congreso de los Diputados ha sido claro este martes por la tarde sobre la propuesta del Parlament de transferir la competencia para celebrar la consulta soberanista que planea la Generalitat. Se había hablado mucho durante estos meses, jaleando cada uno a los suyos, pero hoy tocaba apretar el botón y enviar un mensaje directo al Parlament y, sobre todo, a los ciudadanos catalanes.

Resultado de la partida: 299 votos en contra (PP, PSOE, UPyD, Foro Asturias y UPN), 47 a favor (CiU, Izquierda Plural, PNV, Amaiur, ERC, BNG, Nueva Canarias, Compromís) y una abstención (CC). Tras siete horas de intenso debate en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, los partidos han fijado su posición y han dibujado cada uno “su” futuro para Cataluña.

Aunque no todo son votos, números. El debate que se ha vivido en la Cámara Baja -uno de los de mayor calado político en los últimos años- ha sido también un intercambio de sentimientos, de sensaciones, de piel política. Un intercambio sobre lo que significa el “amor” -sí, sí, amor- a Cataluña.

¿Se puede mezclar el amor con el derecho territorial y administrativo? Pues sí, la Cámara Baja ha sido escenario de un episodio de 'derecho constitucional sentimental'.

Los dos grandes partidos -más UPyD- tienen claro que la propuesta del Parlament catalán no cabe en el actual orden constitucional. ¿Por qué? La competencia para convocar un referéndum es materia estatal -según la Carta Magna- y no puede delegarse ni mucho menos para celebrar una consulta sobre la propia soberanía de la nación.

España y Cataluña. Cataluña y España. ¿Qué hacer para solventar la muralla que no se ve pero que se levanta cada día con más fuerza por culpa de todos?

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LA CLAVE CONSTITUCIONAL

La ‘vieja’ Constitución de 1978 ha sido evocada en todos los discursos que se han continuado en la tribuna de oradores. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha decidido intervenir en la sesión consciente de que el mayor desafío que tiene en esta legislatura de carácter político es la situación que se vive en la comunidad catalana.

Ha llegado al debate con la reciente sentencia del Tribunal Constitucional bajo el brazo -tumba la declaración soberanista en el apartado que señala a Cataluña como un sujeto jurídico y político soberano, pero deja abierta la vía del ‘derecho a decidir’ como aspiración-. Este dictamen marcará el terreno de juego a partir de ahora (el propio Josep Antoni Duran i Lleida ha pedido a todos leer e interpretar muy bien la sentencia para encontrar una solución).

El jefe del Ejecutivo ha desplegado un discurso en tres ramas: la negación de la propuesta autonómica, su relación con Cataluña y la oferta de diálogo. Rajoy ha recuperado el argumentario que lleva repitiendo el Gobierno y su partido desde el inicio de esta crisis institucional, la convocatoria del referéndum unilateralmente es inconstitucional y él no piensa moverse ni un ápice de lo que dicta la ley.

Pero Rajoy ha decidido sazonar su discurso de opositor a registrador de la propiedad con guiños ‘amorosos’ y alguna advertencia alarmista de cara a los ciudadanos. "Perdónenme, no sé si de dan cuenta, están ustedes ofreciendo lo más parecido a la isla de Robinson Crusoe”, les ha espetado a los tres representantes del Parlament catalán que han defendido la proposición en el Congreso de los Diputados.

"Amo a Cataluña, como a las demás comunidades. No como algo simplemente entrañable, sino como algo propio”. Palabra de Rajoy, quien se ha atrevido incluso a decirles a los representantes del Parlament -Jordi Turull (CiU), Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (ICV-EUiA)-: “Perdónenme la vanidad, pero tal vez yo creo en Cataluña más que ustedes. Al menos yo no me siento en la necesidad de demostrar a cada paso que Cataluña existe. Me consta que existe, que es uno de los puntales de nuestra patria, que no se entiende España sin ella del mismo modo que resultaría incomprensible Cataluña sin el resto de España”.

Además de palabras, también era hora de ofrecer algo para el futuro. La solución -como han reconocido buena parte de los parlamentarios- no pasa por dejar pasar el tiempo. Algo en lo que no hay mayor experto que el presidente. La receta de Rajoy pasa por la oferta de diálogo.

Un diálogo que no se ha podido ver en directo, pues el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se ha quedado en Barcelona para evitar el error que, en su opinión, cometió Juan José Ibarretxe al defender su fallido plan en 2005.

La falta de diálogo ha sido una constante durante estos meses y ha sido el propio presidente del Gobierno el que no se ha cansado de decir en público que no tenía nada de que hablar con Mas pues su proyecto estaba fuera de la ley.

"No es algo que podamos resolver el señor Mas, aunque hubiera venido hoy, y yo con un café. Aunque tomáramos 500, seguiría faltándonos lo que no tenemos: la potestad que la Constitución nos niega". Y ahí ha señalado una opción: “Hay una puerta abierta de par en par a aquellos que no estén conformes con el actual estado de las cosas: iniciar los trámites para una reforma de la Constitución".

Al concluir la votación y en una declaración sin posibilidad de preguntas, Mas ha avanzado que el rechazo del Congreso no es un punto final. "Aquí no se acaba", ha declarado, a la vez que se ha mostrado dispuesto al diálogo y ha subrayado que el proceso "sigue" porque no se va a parar la "voluntad" del pueblo catalán.

UNA REFORMA PARA SEGUIR “VIVIENDO JUNTOS”

La reforma de la Constitución para encauzar la actual situación ha sido una reivindicación del PSOE desde que el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, pactara el pasado verano con sus barones la Declaración de Granada, en la que se apuesta por el establecimiento de un modelo federal en España.

Rubalcaba y Rajoy han mostrado su sintonía en el ‘no’ a la propuesta del Parlament. Los contactos entre estos dos líderes por la cuestión catalana son constantes. La consulta catalana ha sido una piedra también en el zapato de los socialistas internamente y llegó a desatar una crisis profunda entre Ferraz y el PSC -incluso con episodios de ruptura de la disciplina de voto-. Rubalcaba ha salido para fijar con seguridad el discurso elaborado por el PSOE: “Somos socialistas, no nacionalistas”.

Y en su discurso se ha marcado la ‘fórmula’ del químico Rubalcaba: una reforma del pacto constituyente y promover una cultura federal basada en la diversidad, la cooperación y la lealtad entre instituciones. Una mezcla por la que no ha mostrado precisamente mucho aprecio el PP en los últimos meses.

Además de desplegar su explicación jurídica sobre el ‘no’ a la propuesta que ha llegado desde Barcelona, Rubalcaba también ha sacado su lado más “franco y honesto”, como ha reconocido, porque no puede decidir en su opinión una sola parte de España.

“Queremos seguir viviendo juntos, queremos decidir juntos”, ha afirmado ante la Cámara, a la vez que ha sentenciado: “No soy capaz de imaginar un futuro mejor que el de una Cataluña comprometida con España y una España que entiende y quiere a Cataluña”.

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¿QUÉ PIDE CATALUÑA?

Los tres parlamentarios llegados desde Barcelona han puesto voz en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo a la mayoría de la Asamblea autonómica. Sobre ellos recaía el papel protagonista de inaugurar el debate sabiendo que su papel iba a ser quemado al final de la sesión.

“No desistiremos”, “no se nos acepta como somos, como pensamos, como hablamos, como soñamos”, “votaremos y ganaremos nuestro futuro”... Sus palabras han transmitido la realidad defendida de que muchos catalanes quieren ir a las urnas, quieren expresarse en una consulta. Una sensación mayoritaria, según los tres parlamentarios autonómicos, que no han querido pedir directamente la independencia, sino que han preferido hablar de “acuerdos democráticos”.

“El país se nos derrite en las manos, no tenemos suficientes recursos, instrumentos, competencias para poder ayudar a los ciudadanos”, ha argumentado Rovira (ERC), que ha augurado que el “encaje” ya no es posible.

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El Parlament en enero pidió votar. El Congreso le ha remarcado que de esta manera ‘no’. Todos hablan de dialogar. Lo que no se ha escuchado es una fecha concreta para sentarse y hablar frente a frente después del ‘no’. El problema no se ha solucionado este martes. ¿Cuándo?