Así vuelan las serpientes (FOTOS, VÍDEO)
Sin alas y con su cuerpo alargado, algunas serpientes son capaces de volar más de 30 metros en lugar de caer como un plomo. Esta capacidad de algunas especies de ofidios ha intrigado desde siempre a los biólogos. Ahora, ha sido un grupo de ingenieros aeroespaciales los que han desvelado buena parte de los secretos del vuelo de la serpiente.
Hay una treintena de animales diferentes de los pájaros y los murciélagos que son capaces de planear grandes distancias relativas. Pero la mayoría lo hacen con apéndices en sus extremidades que funcionan como alas. Sin embargo, unas pocas especies de serpientes del género Chrysopelea planean sin nada que las sostenga en el aire y, una de ellas, la Chrysopelea Paradisi es incluso capaz de girar y el cambiar el sentido de la marcha en pleno vuelo.
Ingenieros de tres prestigiosas universidades de Estados Unidos han modelado el planeo de esta pequeña serpiente y las simulaciones han mostrado algo fascinante: vuela usando la misma forma de moverse que cuando repta o se deslizan sobre el agua. Con un metro y poco más de longitud y un diámetro del tamaño del dedo pulgar ofrece muy poca resistencia al aire y estaría condenadas a caer si no fuera porque retuercen su cuerpo creando una forma en S dinámica que les permite planear.
El ingeniero de Virginia Tech Jake Socha lleva más de una década estudiando estas serpientes voladoras sobre el terreno. En su ambiente natural, las selvas del sudeste asiático, las ha lanzado desde grúas para ver como llegaban hasta las copas de árboles una treintena de metros más allá. Pero no ha sido hasta realizar simulaciones en un túnel de viento cuando él y sus colegas comprobaron algo inesperado.
La forma de la serpiente en S no sólo es buena para generar la fuerza de sustentación, sino que también ofrece al animal un impulso extra cuando se enfrentan a la corriente de aire en un ángulo determinado. El ángulo de ataque (el existente entre el perfil del animal y su trayectoria de vuelo) llega hasta los 35º, lo que les hace aprovechar mejor las turbulencias en el aire que ellas mismas provocan.
Como explica la profesora de ingeniería mecánica y aeroespacial de la Universidad George Washington y coautora del estudio, Lorena Barba, estos remolinos parecen ser la clave dándoles ese impulso extra. "La forma de las serpientes en vuelo, que es una versión más aplanada de la que tienen en reposo, se aprovecha de los pequeños vórtices generados a su alrededor", explica.
Los investigadores, que han publicado sus resultados en la revista Physics of Fluids, quieren ahora hacer un modelo transversal de las serpientes en 3D para estudiar cómo son capaces de retorcer su cuerpo hasta el punto de poder planear. Confían en que este trabajo pueda aplicarse a problemas reales como el flujo de aire más apropiado para las turbinas de viento y, quien sabe, investigar en otras formas de volar.