Técnicos de Hacienda: El paro y la corrupción disparan la economía sumergida al 24,6% del PIB
Un ministro nórdico que pague con una tarjeta del Gobierno un gasto personal, incluso aunque luego lo reembolse de su bolsillo, tiene un problema. Lo sabe bien Mona Sahlin, viceprimera ministra sueca, que en 1995 compró, con cargo a su tarjeta de débito parlamentaria, artículos como chocolatinas. Cuando salió a la luz, tuvo que dimitir. Había nacido un icono conocido como el 'caso Toblerone'.
Cuando ocurre en España, el dirigente puede en principio afrontar su futuro político con total tranquilidad. ¿Por qué? Según los técnicos del Ministerio de Hacienda representados en la asociación Gestha, porque la economía sumergida representa ya el 24,6% del PIB, casi siete puntos más desde el inicio de la crisis.
En un informe presentado este miércoles en Madrid, los técnicos explican una de las verdades más incómodas de la España de la crisis. A pesar del descontento por la austeridad y la decadencia de los servicios públicos, la corrupción y el fraude están extendidos en España más que en ningún país comparable del entorno. Afectan a los más ricos, pero no sólo.
Estos son los siete principales datos recogidos en el informe de Gestha, al que puedes acceder desde este enlace:
- El tamaño de la economía sumergida ha aumentado en 60.000 millones de euros desde el inicio de la crisis.
- Al cierre de 2012, los negocios en negro representaban 253.000 millones de euros al margen de la ley y los impuestos.
- En 2008, en el éxtasis de la burbuja inmobiliaria, era de 193.626 millones, un 17,8% del PIB.
- Por comunidades, Extremadura, Andalucía, Castilla La Mancha y Canarias son las que más economía sumergida registran, coincidiendo con el impacto del sector inmobiliario. Madrid, Cantabria, Aragón y La Rioja, las que menos.
- Estudios similares muestran que Alemania tiene una tasa del 13,1% del PIB, Francia un 10,8% y Reino Unido un 10,1%.
- España bate récords en la utilización de billetes de 500, ya que en España están el 73,7% del efectivo en circulación.
- Pese al alto nivel de fraude, la en España hay un empleado de Hacienda por cada 1.928 contribuyentes. En Francia, uno por cada 860, en Alemania la proporción se reduce a 729 y en Luxemburgo 551.
"La alta tasa de paro hace pensar en que se ha producido un traslado de la economía sumergida, desde el sector inmobiliario a los desempleados", en palabras de Jordi Sardà, profesor de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona. "Es un factor importante. El que ha perdido el trabajo trata de dedicarse a otras cosas", explica.
La hipótesis, no del todo justificada con datos, explica según Gestha que no haya habido un estallido social pese a que el 26% de la población activa está en paro. Otros factores clave, como la protección de la familia (y las pensiones de los abuelos) o la caridad, ayudan a contener un brote violento.
QUÉ HACER
Segçun Carlos Cruzado, presidente de Gestha, el Gobierno "mira para otro lado" y no tiene "voluntad política" para atajar el problema. Sólo así se explica que "ni este, ni los Gobiernos anteriores hayan encargado un informe" para perfilar la dimensión del problema.
Gestha asegura que los datos de Hacienda, que cada año asegura mejorar en eficacia contra el fraude, son "triunfalistas" y se hacen en base a "objetivos pírricos", en palabras de José María Mollinedo, secretario general de la asociación.
Entre las propuestas de la asociación y el responsables del estudio están: revisar el sistema fiscal para hacerlo más justo, reforzar la lucha contra el fraude de las grandes empresas o mejorar la coordinación entre agencias.
Pero, sobre todo, evitar iniciativas como la amnistía fiscal, ya que "el 97% de quien evadió y pudo acogerse a la amnistía estaba muy tranquilo y se sentía seguro, motivo por el que no lo hizo", según Mollinedo.
También hace falta "concienciar", hacer que el fraude sea una cuestión de "moralidad", según Sardà, para que en España ocurra lo que en otros países: nadie aprueba el fraude porque significa que los servicios públicos se financiarán peor. "Se ha conseguido con el tráfico" y "cuando cogen a un político bebido, éste dimite", según Sardà.