Puede que los encuentren enseguida pero, jugando al escondite, los niños son invencibles. Detrás de una silla, una cortina (aunque asomen los pies), debajo de un sombrero que les cubra solo la cabeza o incluso tapándose los ojos con la mano, cualquier sitio es bueno para que se sientan ocultos y seguros, listos para que no los encuentren.
A veces, con dejar de ver el mundo, creen que el mundo deja de verlos a ellos. Aquí hay algunos ejemplos compartidos en las redes sociales por sus orgullosos padres.
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