Las 5 creaciones de Yves Saint Laurent que han revolucionado tu armario
Yves Saint Laurent decía que solo lamentaba una cosa: no haber inventado los vaqueros. Puede que parezca un capricho de niño mimado, pero hay que tener en cuenta que las conquistas del “principito” de la moda son impresionantes.
Seis años después de su muerte, ahora que el cine se ha lanzado a narrarnos su vida, los geniales diseños de este joven de Orán (Argelia) “venido a la capital” para hacer carrera en la moda forman parte de nuestro día a día (o casi). Y aquí tenemos la prueba:
Antes de 1960, los hombres no tenían elección para salir por la noche; obligatoriamente tenían que llevar frac. Luego llegó el esmoquin. Era más ligero y más práctico, aunque en esa época estaba reservado a las salas de juego y a los fumaderos. Tras la Segunda Guerra Mundial, fue sustituyendo progresivamente al chaqué.
El esmoquin en 1966 - Claudia Schiffer
Las mujeres con aspecto de chico causaron sensación en los años 20. En 1930, Marlène Dietrich fue la primera en vestir un traje de hombre, desafiando las reglas en la película Marruecos. Y el traje dio mucho que hablar.
Pero, en 1962, Yves Saint Laurent consiguió que lo aceptáramos. Diseñó su primer esmoquin para Catherine Deneuve. Tras haber lanzado su propia marca, el esmoquin se convirtió en una de sus piezas estrella. En 2006, incluso se dedicó una exposición completa (“Smoking forever”) a esta pieza.
El abrigo de los marineros de doble botonadura o gabán es muy antiguo. Su nombre, que deriva del árabe clásico qabā (túnica), ya aparece registrado en el siglo XV. Compuesto por una fila doble de botones, a babor o a estribor, el gabán es una chaqueta gruesa, normalmente de color azul marino.
La gabardina es más actual. Con ella se vestían los soldados ingleses y franceses de la Primera Guerra Mundial. De hecho, su nombre original, “trench-coat”, se traduce literalmente por “abrigo de las trincheras”. Esta prenda impermeable y larga, creada por Thomas Burberry en 1914, se acortó una vez terminada la guerra. Finalmente, Hollywood la popularizó en la gran pantalla como el accesorio favorito de los detectives como Humphrey Bogart.
Gabardina y gabán
En 1962, Yves Saint Laurent se apropió de estas dos piezas. Con ese toque varonil, encajaban perfectamente dentro del vestuario que él empezaba a crear. Y aunque es verdad que a Burberry le debemos la gabardina, fue Yves Saint Laurent el encargado de ponerla sobre los hombros de las mujeres.
Esta chaqueta, hecha de algodón o lino, va ceñida a la cintura y tiene cuatro bolsillos (dos de fuelle y otros dos de parche). Originariamente, se trataba de una prenda militar utilizada por la armada inglesa en la India a comienzos del siglo XIX. Por su color (beis o caqui, que en hindi significa polvoriento, del color de la tierra) inspirado en las camisas de pijama, era ideal para que los militares pasaran desapercibidos.
Ernest Hemingway popularizó esta chaqueta en un safari que realizó por el este de África en 1933, durante el que escribió Las nieves del Kilimanjaro. Desde entonces, esta prenda también se conoce como chaqueta safari. Además, el cine le confirió esos aires de nobleza que la caracterizan. En los años 50 y 60, Clark Gable o Charlton Heston, entre otros, la sacaron definitivamente del ámbito militar para convertirla en la chaqueta sahariana de Peter O’Toole en Lawrence de Arabia.
La sahariana de 1967 - Claudia Schiffer en 2002 en el desfile homenaje a YSL en el Centro Pompidou
En 1966, Yves Saint Laurent llegó todavía más lejos, haciendo de esta chaqueta varonil una prenda femenina. A lo largo de tres años, el modisto presentó la sahariana en sus colecciones. En 1968, incluso le inspiró una colección entera, “África”. Y un año más tarde, en la inauguración de su boutique, posó con Betty Catroux y Loulou de la Falaise con una sahariana puesta.
“Cubra ese seno que no sabría ver”, decía Tartufo en la pieza de Molière. Nunca nadie antes de Yves Saint Laurent había presentado así un pecho al mundo. Escote, sí, topless, no.
Karen Mulder en 1994 - Naomi Campbell en 1999
En 1968, Francia entró en cólera. La sociedad cambiaba a golpe de adoquines. Y así Yves Saint Laurent imaginó un vestido lo más libre posible, que muestra el cuerpo de las mujeres sin limitarlo. La creación armó tal escándalo que las revistas norteamericanas se negaron a publicar las fotos. Pero el diseñador seguiría jugando con sus muselinas transparentes para magnificar el talle y el pecho de sus modelos.
En 2010, Laetitia Casta homenajeó a Yves Saint Laurent en la ceremonia de los César. La forma en que ese vestido eclipsó es la prueba definitiva de que, 52 años después, las creaciones de Yves Saint Laurent siguen siendo tan innovadoras como en su época.
Traducción de Marina Velasco Serrano