Los 5 lugares de Siberia que no deberías perderte
“Tierra de hielos y cadenas”, como la definió el escritor Maxim Gorki, Siberia es un nombre que evoca el frío, lo lejano y extraño. Lugar de destierro para disidentes durante siglos. Esto es cierto, pero al mismo tiempo, es innegable el enigmático romanticismo que posee este territorio. “Sibir”, como lo llaman los rusos esconde parajes de una gran belleza natural, que además cuentan con la ventaja de que han sido poco explorados por el turismo.
1. El lago Baikal
Es el corazón de Siberia y la mayor reserva natural de agua dulce del mundo. Este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco contiene una gran variedad de flora y de fauna. La isla Oljón es uno de los lugares más visitados y enigmáticos, no en vano es un lugar sagrado para los numerosos chamanes del lugar. En invierno las temperaturas bajan hasta los -40ºC y es posible cruzar en camión por encima del hielo, mientras que en verano hay numerosas rutas para hacer excursiones y tanto turistas como lugareños disfrutan de los baños en el lago.
El lago Baikal es un lugar Patrimonio de la Unesco. Se trata de un lugar majestuoso, de gran belleza natural.
2. Kremlin de Tobolsk
Tobolsk, fundada por exploradores cosacos en el siglo XVI, es la capital histórica de Siberia. Está alejada de la ruta del Transiberiano y para llegar hay que tomar un tren nocturno desde Ekaterimburgo, pero merece la pena. Cuenta con una elegante ciudadela (eso significa 'kremlin') en lo alto de una colina. El complejo se ha restaurado y hay iglesias de bóvedas doradas y azules, torretas y dos museos de historia.
En la cárcel, situada al lado, estuvo condenado el famoso escritor Fiódor Dostoievski. En su honor inauguraron una estatua en el año 2010.
El kremlin de Tobolsk domina la ciudad. Comenzó a construirse por cosacos en el siglo XVI.
3. Novosibirsk
A finales del siglo XIX nació esta ciudad marcada por el desarrollo del ferrocarril. Novosibirsk, con casi millón y medio de habitantes es la ciudad más grande y próspera de Siberia. Durante la época soviética se desarrolló la industria y quedan edificios constructivistas. También destacan edificios en estilo neoclásico soviético, como la enorme estación de ferrocarril o el grandioso Teatro de Ópera y Ballet.
A 25 kilómetros se encuentra Akademgorodok, la “ciudad acedémica”. Fundada en 1958 se erigió como un lugar exclusivo para los científicos soviéticos entre las frondosas reservas de abedules y pinos, adyacentes al río Ob. Se planeó como el centro científico más importante entre los Urales y el océano Pacífico. Sigue activa, aunque sin el peso que llego a tener antaño.
Novosibirsk, con millón y medio de habitantes, es la ciudad más grande de Siberia. Forma parte de la ruta del Transiberiano.
4. Chukotka
Situada en el extremo nororiental del país, Chukotka es la región más alejada y desconocida de Rusia. Se trata de un territorio marcado por la tundra: enormes extensiones de colinas llenas de mugo y árboles enanos. Está cerca del Ártico de modo que las condiciones climáticas son duras. Empieza a nevar en octubre y suele hacerlo hasta junio, por no hablar de la larga noche polar. Los chukchis, oriundos del lugar y personajes habituales en los chistes rusos, se refieren a sí mismos como “gente de verdad”. Osos, ballenas y numerosas aves son unos de sus habitantes más habituales. No hay dudas acerca de su belleza singular.
Los chukchis, habitantes de Chukotka, son habituales en los chistes rusos.
5. Los remotos lugares de la línea de ferrocarril Baikal-Amur (BAM)
Se trata de la hermana pequeña del Transiberiano, tan solo tiene algo más de 4.000 kilómetros. Esta línea férrea se construyó por razones estratégicas: para alejar al mítico tren de la frontera china. Comenzó a construirse en los años 30 por prisioneros, aunque el mayor tramo se hizo en los años 70.
La capital del BAM es la poco conocida ciudad de Tinda, a orillas del imponente río Amur y rodeada de colinas. Apenas cuenta con 50.000 habitantes pero cuando se levantó estaba destinada a ser una “gran obra de construcción de la juventud soviética”. Actualmente es un lugar tranquilo, con amables lugareños a los que les encanta explorar los bosques de alrededor.
Tinda, pequeña ciudad al norte de Vladivostok, es la capital de la línea Baikal-Amur. Se erigió como la “gran obra de construcción de la juventud soviética”.