Robben Island: la cárcel en la que Nelson Mandela pasó 18 años (FOTOS)
En el invierno de 1964 Nelson Mandela llegó a Robben Island. Durante 18 años durmió sobre una esterilla en una celda de cuatro metros cuadrados, usó un cubo de hierro como inodoro, y sólo se le permitió recibir una visita de 30 minutos al año.
La cárcel de Robben Island, levantada sobre una isla a 12 kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo, ya llevaba a sus espaldas más de 200 años de horror. Utilizada como leprosorio, manicomio y cárcel por los países colonizadores, Holanda y después Gran Bretaña, confinó en sus entrañas a cientos de presos hasta su clausura definitiva en 1996.
Durante el apartheid, que llegó con la victoria del Partido Nacional de Hendrik Verwoerd en 1948, los presos eran tratados según su etnia, y los negros se llevaban la peor parte. Mientras a los mestizos de origen indio o asiático se les daba arroz y verduras, los de color se alimentaban a base de gachas y granos de maíz. La precariedad de las instalaciones carcelarias afectaba a todos por igual; las paredes de cemento de las celdas las convertían en gélidas estancias en invierno y en asfixiantes saunas en verano.
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EL DÍA A DÍA EN LA PRISIÓN
En el libro Long Walk to Freedom, sobre los años que Mandela pasó en esa prisión, 18 de los 27 en que permaneció encerrado, uno de los capítulos recoge algunos de sus recuerdos. A continuación puedes leer un extracto:
"Nos levantábamos a las 5.30 con los gritos del vigilante nocturno. No teníamos agua corriente en nuestras celdas y en lugar de inodoro teníamos un cubo de hierro con una tapadera blanca de porcelana con un poco de agua para el afeitado y el lavado de manos y cara (...) A las 6.45 teníamos que limpiar la celda y era el único momento del día en el que podíamos hablar en voz bajita con los compañeros. El desayuno lo tomábamos en el interior de las celdas y eran gachas de cereales o maíz. Como todo lo demás en la prisión, las comidas eran discriminatorias. Los mestizos recibían una dieta mejor que los africanos. La comida era el motivo de muchas de nuestras protestas. Los vigilantes nos gritaban: "Cafres estáis comiendo mejor de lo nunca lo habríais hecho en vuestras casas". Trabajábamos picando piedra en el patio hasta el medio día. No había descansos y no se nos estaba permitido bajar el ritmo. Nos daban de comer granos de maíz. A los mestizos arroz y verdura (...)"
HISTORIA DE LA PRISIÓN
Durante la colonización de Sudáfrica por los holandeses en 1652, los esclavos y prisioneros de guerra eran enviados a Robben Island para cortar piedra y conchas marinas, materiales utilizados para la construcción de su asentamiento en Ciudad del Cabo. En 1795, los británicos tomaron la ciudad y la isla se siguió utilizando como prisión para los presos militares (en su mayoría blancos), los presos políticos, y los criminales (en su mayoría negros).
Una décima parte de los prisioneros eran mujeres, pero en 1835 fueron trasladadas a una prisión de Ciudad del Cabo. Más tarde, en 1846 se cerró la cárcel y se estableció un hospital general al que se derivaron enfermos, locos y leprosos para descongestionar el resto de hospitales del país. Robben Island se convirtió así en la principal colonia de leprosos en el Cabo, con más de 1.000 internos.
La isla fue reclamada por el Departamento de Prisiones del Gobierno del apartheid en 1959 para destinar su uso a una prisión de máxima seguridad para presos políticos condenados por el régimen, así como delincuentes comunes. Los últimos prisioneros políticos abandonaron la isla en 1991 y la cárcel cerró finalmente en 1996. En la actualidad, con la prisión convertida en museo y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la isla se ha convertido en un popular destino turístico al que se llega en barco desde Ciudad del Cabo.