Copa menstrual: barata, saludable, ecológica... y desconocida

Copa menstrual: barata, saludable, ecológica... y desconocida

Hace una década que llegaron a España, pero aún son pocos los que saben qué es una copa menstrual.

Este dispositivo, de silicona o materiales similares y con forma de campana invertida, es un sustito a los habituales tampones y compresas y en el último año ha pasado a formar parte de la higiene íntima de unas 120.000 españolas, según las estimaciones de Copasmenstruales.com, una web especializada en la venta y distribución de varias marcas de este producto en España.

La forma de utilizar una copa menstrual es ligeramente similar a la del tampón. Se introduce en la vagina, pero en lugar de absorber la sangre, la recoge. Al ser de materiales flexibles, se puede doblar para colocarla más fácilmente y para sacarla, sólo hay que apretarla un poco y tirar de ella. Es conveniente hacer esto cerca de un grifo con agua para poder limpiarla después de su vaciado y poder así volver a insertarla. En el siguiente vídeo se puede ver mejor cómo debe ponerse:

Las copas vaginales -como también se les conoce- llegaron al mercado español en 2003 bajo la marca británica Mooncup. "Su adopción en España se redujo inicialmente a proyectos de grupos militantes de mujeres seguido de 'madres verdes', fans de los pañales reutilizables y de productos orgánicos para el cuidado de sus bebés", explica a El Huffington Post Kath Clements, director de marketing de la firma inglesa.

Pero, aún sin contar con un gran despliegue publicitario, las copas se están haciendo un hueco. "Lleva unos diez años en el mercado, aunque ahora, con el incremento en el uso de internet, ha aumentado su venta", explica Gerard Cuenca, gerente de Copasmenstruales.com. ¿Su truco? Cuenca coincide con Clements en que la satisfacción de las usuarias es la clave para su expansión. "El éxito de Mooncup en todo el mundo es, en gran parte, gracias al 'boca a boca", añade el británico.

Las hay de distintos tamaños, colores, formas y precios, aunque todas tienen algo en común: son reutilizables y duran entre cinco y diez años, por tanto, son una alternativa muy ecológica a las compresas y tampones desechables.

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CURIOSIDADES

  • La primera copa menstrual fue patentada por en EEUU Leona W. Chalmers en 1937.
  • A partir de 1987 comienzan a producirse en varios tamaños, para adaptarse mejor.
  • Las primeras copas eran de látex.
  • Algunos ginecólogos las recomiendan para evitar infecciones vaginales recurrentes.

Según las estimaciones realizadas por la firma Naturcup, una mujer tiene unos 500 ciclos menstruales en toda su vida en los que utiliza unos 9.000 tampones (unos 17 cada ciclo). Teniendo en cuenta que en España son más de 13 millones las mujeres que menstrúan, tan sólo en un año se tiran casi 3.000 millones de tampones y compresas.

MADE IN SPAIN

Naturcup es la primera empresa que produce sus copas menstruales en España, más concretamente en el País Vasco. "Nosotras empezamos vendiendo otras marcas hace diez años y desde hace cinco fabricamos la nuestra", comenta Adela Torralba, una de sus fundadoras y usuaria de la copa.

En esta empresa han visto un claro incremento de sus ventas desde que comenzaron a andar. "En 2003 vendimos unas 20 en todo el año y ahora vendemos unas 1000 al mes", explica Torralba, quien también evidencia el principal inconveniente de este producto: el precio.

"Hace falta que se conozca más. Si no tiene a nadie cerca que la use, antes de comprarla dices: '¿Me voy a gastar 30 euros sin saber si me va a gustar?", comenta. Los precios de las copas menstruales oscilan entre los 15 y los 30 euros dependiendo, casi siempre, de los materiales con los que se fabrican. Pero se amortizan en tres o cuatro periodos y, a la larga, suponen un gran ahorro ya que pueden durar hasta 10 años.

Curiosamente, lo que puede parecer un inconveniente en un principio, se convierte en una de las principales razones para utilizarlas, según sus usuarias. "Lo que más me gusta es que no te reseca nada, pero además es mucho más barato", explica Diana, usuaria de 26 años que compró su copa hace unos cuatro.

"Usar un tampón es dar un paso adelante, pero la copa va más allá, da más libertad a la mujer", comenta Roland Hallmaier, director de marketing de MeLuna en España. Este gran defensor de la copa asegura que es la mejor alternativa porque es más ecológico que los productos desechables, más barato, se puede mantener en el cuerpo hasta 10 horas y no daña la flora vaginal.

Pero, ¿es esto cierto? La ginecóloga Manuela Cuevas reconoce que no existen casos de infecciones vaginales o síndrome de shock tóxico -vinculado al uso de tampones- con las copas menstruales. "El tampón tiene el defecto de que chupa la flora, esto sólo recoge el sangrado", explica. Aunque reconoce que esta no es una buena alternativa para aquellas mujeres con reparos a la hora de "manipular o introducir cosas en la vagina".

Sin embargo, no es la única razón que echa a muchas para atrás a la hora de empezar a utilizar una copa. La principal traba que ve la mayoría es la necesidad de limpiarla con agua cada vez que se vacía y se cambia. "¿Y si estás en un baño que no tiene grifo?", pregunta Esther. En este sentido, los tampones o compresas, al ser desechables son mucho más útiles, pero la copa se cambia mucho menos, recuerda Diana. "Es cuestión de organizarse", insiste.

Además, otro de los aspectos más 'engorrosos' para algunas es hervirla o esterilizarla con pastillas después de cada ciclo.

Un estudio canadiense trató de descubrir si las copas podrían convertirse en una alternativa real a los tampones y descubrió que el 91% de las que probaban este nuevo producto aseguraban seguir queriendo utilizarlo y se lo recomendarían a sus amigas.

El director de márketing de MeLuna asegura que es cuestión de tiempo que las grandes empresas de compresas y tampones saquen un producto similar. "Estoy seguro de que un día van a entrar en este mercado", comenta Hallmaier. Sin embargo, ninguna de las grandes empresas de productos de higiene femenina consultadas por El Huffington Post quiere opinar sobre las copas.