El paseo de Susana Díaz, el plasma de Rubalcaba y otras "minucias" del cónclave del PSOE
Llegó, se tomó un café, dio un discurso sin papeles y su parte, al menos la visible, estaba hecha en el cónclave del PSOE. Todo en menos de dos horas. “¡Susana! ¡Susana!”, le grita una militante a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, antes de plantarle dos besos, un abrazo y llevarse “una foto para casa”. “¿Me firmas en este libro?”, le pide otra. Foto de familia con los diputados andaluces. Sonrisa va, sonrisa viene.
Los militantes socialistas andaluces no ocultan la sonrisa en este Gran Hermano de dos días en Madrid. Están ganando peso en Madrid. Los acérrimos de Alfredo Pérez Rubalcaba no tienen que torcer el gesto. Ha llegado la paz de Susana. Y esa paz salvará, salvo sorpresa, la cara de la conferencia política en la que el equipo del líder de la oposición tenía volcadas todas sus esperanzas.
Susana Díaz parece una estrella de cine. Es nueva (como ‘lideresa’, que diría Esperanza Aguirre), todo el mundo quiere hacerse una foto con ella y nadie sabe cuál será su próxima película. Lleva dos meses y unos días como presidenta de la Junta, reconoce sin ambages haber perdido el congreso del PSOE en el que apoyó a Chacón frente a Rubalcaba y no le tiembla el pulso para imponer su postura en Madrid. La última vez fue en la votación en el Congreso en la que el PSOE se dividió en una votación sobre Cataluña y la soberanía nacional.
De momento, ha apostado por apoyar a Rubalcaba “para impulsar los cambios necesarios” y se ha permitido criticar a los críticos para pedirles que se centren en los intereses ciudadanos y no en los suyos “particulares”.
Pero críticos también hay en la conferencia política. Los hay que hablan sólo con los medios, también de los que no paran de hacerse fotos con los militantes. Eduardo Madina y Carme Chacón son de los más cotizados y esta última salió al paso de la definición que hizo de ella Rubalcaba, que en una entrevista con El Huffington Post aseguró que era “inteligente” y después rectificó por ser algo “excesivo”. Son “minucias” y “anécdotas”, según la exministra, venida desde Miami. Pelillos a la mar.
RESURRECCIONES E INSPECTORES DE TRABAJO
Otros incluso resucitan, como el exministro José Blanco, que ha asegurado que el PSOE está “tres o cuatro puntos por encima del PP en intención de voto”, según sus cálculos. “Y de esto sé algo”, asegura el diputado. Por último, los hay venidos a menos, como el exconsejero en la Junta de Andalucía y candidato a las primarias en Andalucía, Luis Planas, que vienen directamente de la calle. El político ha retomado su profesión como inspector de trabajo (“de polígono en polígono”, reconoce) y asegura que le ha gustado volver a su profesión, entre la gente de a pie. Pero sobre todo tener una profesión a la que volver, algo que no pueden decir todos en el cónclave.
Patxi López y Madina, de los más buscados, se han comido un bocata de pie, en la cafetería, junto a militantes de base y periodistas. A Rubalcaba no se le ha visto el pelo salvo por el plasma, cuando asistió a las conferencias en el plenario. El resto del tiempo, los periodistas han podido ver imágenes suyas en vídeo y desde la sala de prensa. Se ha reunido con Felipe González o con José Luis Rodríguez Zapatero. De lo que hablaron, todavía no se sabe nada (pero sonreían mucho).
LAS MUJERES RUBALCABISTAS
Las mujeres fuertes del rubalcabismo llegaron todas juntas por la mañana. Elena Valenciano, Trinidad Jiménez, Soraya Rodríguez, Purificación Causapié, María González Veracruz o Francina Armengol, presidenta de la conferencia, aparecieron sonrientes y escaparon a paso ligero de la prensa, con la que no quisieron hablar ante las cámaras. La Ejecutiva federal apenas se deja ver entre los militantes, oficialmente ocupados en la organización de la reunión.
Para este día de flashes, Valenciano lleva una rosa roja en la solapa, el estilo vasco de Patxi López se concreta en jersey de pico y camisa de cuadros, en Rubalcaba asoma el sport con pantalones marrones modernos y los exministros Ramón Jáuregui y Antonio Camacho se apuntan al toque vintage con sus chaquetas.
Pero lo que más brilla es, en parte por expectativas satisfechas, el ya institucionalizado 'blanco Susana' Díaz. ¿Permanecerá tras los primeros lavados?