La ópera de la ciudad de Nueva York se prepara para echar el cierre tras el éxito de 'Anna Nicole'
(NUEVA YORK).- El público que abarrota el teatro se pone en pie. Los aplausos duran más de 10 minutos, hasta que las manos adoptan el color rosa del telón de Anna Nicole Smith, la última representación en la Ópera de Nueva York. Se trata probablemente también de la última obra. Ya no hay más citas en el calendario.
El teatro, en funcionamiento desde el 1943, lanzó carreras como la de Plácido Domingo, pero se prepara para anunciar la bancarrota. Irónicamente, lo hace tras contar las dos caras de la actriz y playgirl Anna Nicole, que surgió de la nada, tocó la cúspide del éxito y la fama y se acabó derrumbando víctima de sus propia trayectoria. En la obra abundan los tacos, el sexo y los colores chillones. Se puede ver desde la operación de pecho de una actriz en busca del éxito hasta una felación a su marido, el magnate octogenario J. Howard Marshall, pasando por sus momentos de soledad y su lucha por una herencia millonaria. "El relato del sueño americano, desde la ascendencia gloriosa hasta la trágica caída, pasando por los desgraciados momentos que hay entre medias", según el crítico Zachary Stewart.
La crítica agradeció las bondades de Anna Nicole (y de su protagonista Sarah Joy Miller) de la misma manera en la que empatizó con la llamada del teatro a los amantes de la ópera. La semana pasada, la New York City Opera anunció que necesitaba recaudar siete millones de dólares (5,20 millones de euros) hasta este lunes para no echar el cierre, y 20 en total (14,8 millones de euros) para poder representar las obras previstas para el resto de la temporada. Este domingo, George Steel, uno de los responsables del teatro, aseguró que tras el último telón la cifra alcanzada era de dos millones de dólares, muy lejos de los siete necesarios.
UN TEATRÓ CLAVE PARA PLÁCIDO DOMINGO
La mala gestión del teatro y la crisis económica están en la base de la bancarrota, A falta de otro millonario al rescate, como le pasó a Anna Nicole con Marshall, Nueva York dejará de integrar el selecto club de grandes capitales con dos coliseos en el que sí están Londres, Berlín, Moscú, Viena o París.
Este sábado, la animación era total para ver la última representación. "No he visto la ópera y tengo muchas ganas de verla, pero me da una pena enorme que el teatro pueda cerrar así. Necesitamos teatros como este", dice un espectador que destaca el contraste entre este teatro -situado en Brooklyn y con un aire menos solemne-, y el Metropolitan Opera de Manhattan, con 133 años de historia.
"Mis primeras interpretaciones en la Ópera de Nueva York fueron las que realmente lanzaron mi carrera internacional y veo esos días de mi vida con gran orgullo", ha asegurado Plácido Domingo en un comunicado de apoyo. "Ha tenido un papel imprescindible en la escena cultural de Nueva York para millones de amantes de la ópera", según el tenor.
"Sería aterrador imaginar que una ciudad tan grande como Nueva York fuese incapaz de tener dos grandes compañías de ópera", dijo en declaraciones recogidas por The Wall Street Journal Kasper Holten, director de la ópera del Covent Garden de Londres, donde se estrenó en 2011 la pieza.
GERARD MORTIER ESTUVO A PUNTO DE DIRIGIR EL TEATRO
Según Steel, el administrador del teatro, es "increíblemente difícil gestionar una compañía de este tamaño fijándonos sólo en la caja que hacemos cada semana. Mina la energía del personal", que ha últimamente ha hecho "el mejor trabajo que hayamos hecho" pese a recortes de personal y presupuesto.
Precisamente esos recortes llevaron a Gerard Mortier, recientemente destituído responsable del Teatro Real, a huir del teatro a pesar de que ya había firmado para convertirse en el director artístico. En 2007, el coliseo anunció su fichaje y Mortier debía incorporarse en la temporada 2009-2010, pero problemas de presupuesto hicieron dudar al emblemático creador belga, que rescindió con la empresa su contrato en 2008.
