Los 40 años del golpe de Estado de Pinochet y la muerte de Salvador Allende dividen Chile (FOTOS)
El 11 de septiembre de 1973, el presidente chileno Salvador Allende se quitó la vida -según la versión oficial- en el palacio de La Moneda, tan sólo dos días después del golpe de Estado militar de Pinochet que supondría el inicio de una dictadura que duró 17 años, en la 3.200 personas fueron asesinadas, 1.200 de las cuales todavía permanecen desaparecidas.
Cuatro décadas después, las distintas ramas políticas del país ni siquiera han conseguido unirse para recordar aquella trágica fecha.
A lo largo de esta semana se han sucedido movilizaciones y discursos a favor de las víctimas, y la clase política ha mostrado aún sus divisiones respecto al golpe contra Salvador Allende.
En la actualidad, la Cámara de Diputados debate si el documento firmado el 22 de agosto de 1973 por los parlamentarios -en el que se denunciaba "el grave quebrantamiento del orden constitucional" de la formación Unidad Popular de Allende- debería dejarse sin validez jurídica después de que los golpistas lo utilizasen para justificar sus acciones.
Durante el régimen de Pinochet,
LOS ACTOS OFICIALES
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, que ha sido el primer dirigente de derechas elegido democráticamente después del fin de la dictadura de Pinochet, lideró este lunes un acto conmemorativo en el mismo lugar donde murió Allende.
"El Gobierno de la Unidad Popular reiteradamente quebrantó la legalidad y el Estado de Derecho en nuestro país y eso también debemos recordarlo", señaló el mandatario. Pero "ninguno de los hechos, causas, errores o responsabilidades que condujeron al quiebre de nuestra democracia justifican los inaceptables atropellos a la vida, la integridad y la dignidad de las personas que ocurrieron con posterioridad", recordó inmediatamente después.
CELEBRACIÓN DE LA OPOSICIÓN
A ese acto, asistieron autoridades políticas, militares y religiosas, sin embargo no fue ningún político de la oposición, que organizó un acto alternativo.
Michelle Bachelet, expresidenta y candidata en las elecciones de noviembre, fue la única política que habló en dicho acto y afirmó que "no es cierto que hubiera una guerra civil en ciernes". "No es justo hablar del golpe de Estado como un destino fatal e inevitable", ya que "para dar continuidad a la democracia se requería más democracia y no un Golpe de Estado", manifestó la política.
MOVILIZACIONES CIUDADANAS
El domingo, una marcha en repulsa a los crímenes de Pinochet, en la que familiares de víctimas de la represión enseñaban las fotos de sus familiares, concentró a 20.000 personas en Santiago, cuatro veces más que hace un año.
Durante la noche del martes al miércoles, tradicionalmente conflictiva, se han producido menos incidentes de lo habitual, según el general de Carabineros, Rodolfo Pacheco. Este miércoles hay previstas varias movilizaciones de condena al golpe.
Michelle Bachelet describió este nuevo clima como una oportunidad para avanzar en los cambios, porque "una nueva ciudadanía ha cristalizado en Chile, con mayor capacidad de movilización, crítica y consciente de sus derechos". Un ejemplo de ello son las movilizaciones de estudiantes universitarios, que comenzaron hace dos años y aún continúan.
UNA SOCIEDAD QUE CAMBIA
A 40 años del golpe de Estado y a siete de su muerte, la figura de Agusto Pinochet gana detractores en Chile, y aumenta la distancia entre aquellos que lo definen como el salvador de la patria y quienes lo repudian como dictador.
Según la última encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, un 76% de los consultados tacha a Pinochet de 'dictador' -10 puntos porcentuales más que en 2006-, frente un 9% que lo cataloga como un 'buen gobernante'.
La media de edad de quienes califican a Pinochet como dictador se sitúa entre los 26 y los 40 años. Por su parte, los jóvenes de entre 18 y 25 años mantienen la tendencia, pese a que elevan el porcentaje de quienes no saben o no responden a la pregunta.