José Antonio Marina: "Convertirse en autónomo es una salida de emergencia, un sálvese quien pueda"

José Antonio Marina: "Convertirse en autónomo es una salida de emergencia, un sálvese quien pueda"

Abante

A José Antonio Marina no se le va de la cabeza la frase. “Todavía no comprendo del todo por qué ocurrió”. La dijo Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de EEUU durante casi veinte años, al asistir en otoño de 2008 al estallido de la crisis. La frase, pronunciada en una audiencia en el Congreso de EEUU, forma parte de La creatividad económica, el libro (16,90 €, Ariel) que el filósofo publica junto al asesor financiero Santiago Satrústegui, consejero delegado de Abante. En él le da en parte la razón al otrora todopoderoso jefe de la política monetaria. Las causas de la crisis están medianamente claras, pero el funcionamiento del dinero, “algo que no existe, que es una convención, que es un sistema simbólico”, sigue siendo un misterio, especialmente para el ciudadano medio.

Por ejemplo: un cliente llega a un hotel y reserva con 100 euros una habitación. El dependiente corre a pagar con el billete una deuda que tenía con el carnicero, éste hace lo propio con el proveedor de cerdos, éste con una prostituta con la que pasa buenos ratos, que a su vez paga una deuda con el establecimiento hotelero. Cuando el cliente vuelve, resuelto a recuperar su dinero e irse a otro lado, se lo lleva al tiempo que las deudas del pueblo se han evaporado.

Marina.- Parece algo obvio, pero nuestro sistema económico está basado en la deuda y no entendemos del todo cómo funciona el dinero: sus diferentes escalones, desde el dinero corriente a la deuda, las operaciones sobre las opciones sobre la deuda... Parece sencillo operar con él, pero cuando tenemos un gran problema nos es difícil entenderlo. No hemos comprendido la capacidad disruptora, peligrosa, equívoca y fantástica que tiene el dinero. Necesitamos reformar la inteligencia económica para comprenderlo mejor, necesitamos un modelo intelectual más potente.

-En su libro apuestan por la creatividad económica como pulsión para resolver los problemas.

Marina.- Exacto. Antoine de Saint-Exupéry asegura que podemos desencadenar las fuerzas necesarias para que ellas se encarguen de hacer las cosas. No podemos decirle al artista lo que puede hacer, ni al economista, pero podemos decir lo que nos gustaría que fuera.

-La contabilidad creativa está en la base de la peor crisis financiera desde el crack de 1929. No parece que haya escaseado en los despachos de las grandes empresas que intercambiaron activos tóxicos.

Marina.- La creatividad es la que nos ha metido en el lío y es la que nos tiene que sacar. Intentamos criticar unas palabras talismán que todo el mundo utiliza sin saber muy bien de qué es. Por ejemplo: la innovación, emprendimiento o creatividad. ¿Significan algo? ¿La creatividad es buena siempre? Si mis alumnos fuesen muy creativos en la tabla de multiplicar, les suspendería, por ejemplo. Hay algunos problemas de los que conocemos la solución. Se trata de problemas algorítmicos. Para esos, debemos utilizar las herramientas a nuestra disposición. Pero hay muchos problemas que no sabemos solucionar, o bien porque hay nuevos problemas o porque no nos sirven las soluciones viejas. Ahí es donde entra la creatividad.

-Gobiernos como el español aseguran que no pueden tomar otras decisiones, que no hay alternativas, que todo es inevitable.

Satrústegui. Es imprescindible la confianza y se está trasladando la imagen de que los Estados están quebrados, que no se podrán financiar en el futuro y que estamos creando una deuda para nuestros hijos o nietos. No hay confianza sino una sensación de impotencia que no es nada creativa.

-Y esa situación no es tal, según ustedes, que tiran de Spinoza para reivindicar que “cuando el hombre siente su poder de actuar, es feliz”.

Marina.- Tenemos unos países que no se metieron en la crisis, otros que están saliendo y otros que no estamos saliendo. Que Europa se esté quedando atrás puede poner en peligro todo el proyecto europeo y eso es muy peligroso. Lo está haciendo tan mal la UE que hasta los que se sienten europeístas con beligerancia se están planteando si esto tiene sentido. Se ha ideologizado tanto la economía que ha adquirido una rigidez absurda.

Satrústegui.- Los Estados no funcionan como una familia. Los Estados que son soberanos y pueden controlar su política monetaria son capaces de imprimir dinero hasta estabilizar la situación. Sobre eso se ha investigado mucho.

-¿Es esa llamada al emprendimiento una salida a la desesperada? ¿Hay que emprender individualmente porque se ha fracasado como sociedad?

Marina.- El emprendedor como trabajador autónomo es una solución de emergencia, un sálvese quien pueda. No podemos basar la prosperidad en emprendedores entendidos como trabajadores autónomos porque no se va a desarrollar la técnica de alto nivel que es imprescindible. Necesitamos empresas que sean capaces de innovar.

Satrústegui.- El espíritu emprendedor tiene que estar siempre. Ahora es más acentuado por la crisis y nos hemos dado cuenta de manera más dura y clara. Cuando las cosas van bien, te abandonas un poco, pero el ciudadano tiene que saber que la vida no está ganada, no se trata de llegar aquí con unos derechos, ir ejerciéndolos y esperar. Todo el mundo tiene que ser actor y protagonista de su recorrido personal. Ahora eso lo tenemos más presente que hace 5 o seis años. Para atacar la crisis se puede usar la creatividad del empresario, del que busca trabajo, o incluso de los educadores incentivando la creatividad desde pequeños

Marina.- El emprendedor puede ser una persona que busca empleo, pero también cualquier persona dentro de una empresa, un empresario, o el propio consumidor. Tenemos que elevar el conocimiento económico de la sociedad, para que sea consciente de lo que está en juego y se fomente la creatividad.

-¿Por qué en España se emprende menos que en otros países?

Marina.- Es algo común a toda el área del Mediterráneo en relación al norte, algo que se repite en los propios países. Aquí hay otras ventajas, como que las familias se protegen más y hay más seguridad. La moral puritana tiene mucho que ver frente a nuestra tolerancia. Nosotros tenemos un enorme obstáculo: una perversa concepción del fracaso. Pensamos que una persona que fracasa es un fracasado y eso hace que la gente no se arriesgue, que tema al ridículo y desarrolle la timidez respecto a la sociedad. En otras palabras, la dependencia.

-¿La corrupción está reñida con la creatividad?

Marina.- Tenemos una estúpida tolerancia a la corrupción, algo que compartimos con otros países de nuestro entorno donde la presencia de un político corrupto no altera el sentido del voto. El capital social es bajo, la confianza también y con ello aumenta la tolerancia, la pasividad y las corruptelas. Hay un gran miedo a los modos costosos de ganar dinero y nos encantan los medios rápidos. “Más vale una hora de trato que cien de trabajo”, dice el refrán. Hemos hecho en la literatura la picaresca y en la economía la ingeniería financiera.

-¿Cómo se puede incentivar la creatividad desde el Estado?

Satrústegui.- La subvención nos parece un mal sistema, la iniciativa tiene que ser más libre. En España, en los últimos años la única manera de hacer dinero era la burbuja inmobiliaria. Se había limitado mucho la creatividad. La gran mayoría de la gente hace 5 años quería ser funcionario. Tenemos que cambiar todo eso. Hay que ayudar a la gente a tener iniciativa, crearle sitio y ayudar al que tenga éxito. Las subvenciones apoyan el lanzamiento, pero no la realización o la evaluación del resultado. La creatividad es pensar posibilidades, pero sobre todo realizarlas.