Intervenidos 641 kilos de hachís ocultos en bidones que flotaban en el mar en Almería
Flotaban en el mar, como 29 bidones de plástico normales, pero iban cargados con un total de 641 kilos de hachís. La Guardia Civil ha tenido en Almería a tres personas acusadas de pertenecer a una organización de narcotráfico que utilizaba este novedoso sistema para transportar la droga.
Según informa la Comandancia en una nota, el sistema consistía en inyectar espuma de poliuretano en garrafas de plástico para ocultar el hachís, asilar la droga y facilitar de esta manera la flotabilidad. De hecho, el estupefaciente fue hallado en una cala de difícil acceso en Villaricos, Cuevas del Almanzora (Almería).
La operación se inició como resultado de los constantes controles que realiza la Guardia Civil en la lucha contra el narcotráfico. El hachís fue localizado por agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) cuando inspeccionaron una pequeña cala de difícil acceso por tierra.
Cuando los agentes se aproximaron a la cala en una embarcación auxiliar, observaron en la orilla unos bultos que flotaban y que resultaron ser los 29 bidones de plástico, de una capacidad de unos 30 litros cada uno, unidos todos por un cabo.
Al inspeccionar el contenido de los bidones la Guardia Civil pudo comprobar que iban llenos de pastillas de hachís, observando que habían inyectado espuma de poliuretano con el fin de darle mayor protección a la mercancía.
Tras el hallazgo, los agentes realizaron una minuciosa inspección en los alrededores de la cala, donde localizaron un pequeño motor eléctrico, una embarcación inflable, material de buceo y varios objetos. Tras las investigaciones, se localizó y detuvo a los presuntos implicados identificados como K.B.T., de 28 años, H.Z., de 42; y B.B., de 30, todos vecinos de Almería. A dos de ellos se les acusa de un delito contra la salud pública y al tercero le consta una requisitoria en vigor.
NOVEDOSO SISTEMA
El Instituto Armado ha destacado que el novedoso sistema para ocular el hachís consiste en la utilización de bidones o garrafas de plástico, donde introducen las pastillas de polen o resina de hachís, y a continuación inyectan espuma de poliuretano.
Con la inyección del poliuretano los narcotraficantes consiguen, por una parte, proteger y aislar la mercancía de fenómenos externos, normalmente agua salada, y por otra, aumentar la flotabilidad del bidón, contrarrestando el peso del hachís, ya que la espuma alcanza completamente los huecos naturales que dejan las pastillas de hachís entre sí.
Esta inspección fue motivada porque, poco antes, y por medio del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), los operadores de la Guardia Civil habían detectado extraños movimientos de una pequeña embarcación.